Los restaurantes deberán ofrecerte un túper para llevarte las sobras: ¿te lo pueden cobrar?

La hostelería ve con buenos ojos la ley contra el desperdicio alimentario, pero los fabricantes de envases no tienen claro cómo se concretará el impuesto al plástico

Un cocinero ofrece a un cliente un túper en el que llevarse las sobras / UNSPLASH
Un cocinero ofrece a un cliente un túper en el que llevarse las sobras / UNSPLASH

Una comida larga en un restaurante, de esas que ha tenido previa y se sabe desde el primer momento que tendrá pospartido, con sus correspondientes fueras de juego y sus faltas. Antes de que lleguen los segundos platos, muchos comensales ya están casi saciados. Se han venido arriba con las raciones al centro. Alguien empieza a hablar sobre dónde deberían ir después a tomar “un digestivo”. Al poco, los camareros aparecen para retirar unas cuantas croquetas y varios medallones de solomillo que han sobrado. Estaban muy buenos, pero nadie plantea llevárselos. Y, aunque la mayoría de los restaurantes ya ofrecían a sus clientes la posibilidad de llevarse las sobras en un envase, a partir del 1 de enero estarán obligados a hacerlo.

Son dos leyes las que han dibujado este panorama: la Ley de residuos y suelos contaminados, y la Ley de prevención de las pérdidas y del desperdicio alimentario. Ahora bien, los restaurantes ofrecerán de forma gratuita envases que sean “reutilizables, compostables o fácilmente reciclables”. En cambio, si el túper es de plástico, se cobrará un importe que no se especifica en la norma. Así, queda a merced de cada local elegir qué envases ofrece. Ojo, para los listos: los establecimientos “tipo bufé libre o similares” están excluidos (menudo negocio, si no lo estuvieran). Pero surgen ciertas dudas: ¿Qué es mejor? ¿Supone una estocada al plástico? ¿Lo aprovecharán los comensales?

Un cambio de mentalidad

“No es una ley por la que los hosteleros hayan mostrado preocupación”, cuentan a Consumidor Global desde la Asociación Española de Hostelería. “Ya se hacía en muchos restaurantes, y en los que no, no era porque los hosteleros no quisieran, sino por un tema cultural: no existía la tradición de pedir las sobras”, argumentan, ya sea por ciertos reparos o directamente por desinterés. Apuntan, además, que “era raro el sitio donde el cliente que pidiera un tupper con las sobras y no se lo daban”. Por otra parte, recogen que hay una tercera posibilidad: que el usuario lleve su propio recipiente para no tener que usar otro.

En definitiva, la asociación cree que “no habrá cambios excesivos, será sobre todo una modificación de la mentalidad del cliente”. Dado que los de plástico no serán gratis, “todo llevará a que se apueste por recipientes sostenibles”, afirman. No obstante, desde la entidad no precisan cuánto puede costar a una persona llevarse el envase de plástico con las sobras, pero estiman que será “lo mínimo posible” para no penalizar al cliente, algo así como lo que ya sucede con las bolsas de plástico en muchos comercios, que no suelen superar los 15 céntimos.  “El sector se toma en serio la sostenibilidad”, remarcan.

Un chef en un restaurante / PIXABAY
Un chef en un restaurante / PIXABAY

“No creo que los restaurantes lo noten mucho”

Si las sobras se entregan en recipientes de plástico, deberán cobrarlos aparte e indicar su precio en el ticket. Eso implica cambios a nivel administrativo, en las máquinas y en la burocracia. Envapro es una empresa especializada en packaging para hostelería, restauración y catering que ofrece envases sostenibles para delivery y take away. Comercializan bolsas, envases de cartón o de fibra vegetal, cubiertos (biodegradables o de madera), pero también de aluminio, de porexpán y de plásticos. Su director de operaciones, Eduardo Díaz, cuenta que, aun siendo una imposición, el cargo será ínfimo. “No creo que los restaurantes lo noten mucho. Otra cosa es cómo lo aplicarán”, expresa.

Sí han percibido, entre sus clientes, cierto runrún. Estos afrontan un impuesto de 0,45 euros por cada kilogramo de plástico no reciclado contenido en todos los productos importados. “Como me van a cobrar el plástico, ya no quiero plástico. Me voy al papel. Pero todos sabemos de dónde sale el papel, y el papel es más caro”, asevera el experto, que se pregunta si la solución es entonces seguir cortando árboles a un ritmo acelerado. Por eso, cree que, en cierto sentido, estas normas pueden derivar en una demonización del plástico que no es justa. Si se reciclase correctamente, considera Díaz, sería el material más útil, porque no hay otros con sus cualidades y su precio.

Dos envases de cartón / UNSPLASH
Dos envases de cartón / UNSPLASH

Cambios informáticos

El modo de implementar el impuesto plástico no está del todo claro. Díaz pone el ejemplo de que, en una gran superficie, una lechuga viene recubierta de plástico, pero un envase de cosméticos también, y no se pone tanto el foco ahí. “Todo el mundo quiere reciclar. No queremos ser alarmistas, todo el mundo es reacio a los impuestos, pero hay que ver por qué se hace”, afirma. “¿Qué va a hacer una pollería, si le dicen que no debería dar papel de aluminio?”, pregunta el responsable de Envapro.

A su juicio, en el caso de los restaurantes no habrá grandes dramas porque es un ámbito que forma parte de ocio, como es salir a comer fuera. Si, por el contrario, el consumidor final lo notase en productos de primera necesidad (como el plástico que recubre una cuña de queso, o unas lonchas de bacon), sería más complicado. Por otra parte, Díaz recuerda que, si los restaurantes tienen que cobrar diez céntimos o cincuenta por un túper, deben registrarlo en el ticket, y será necesario adaptar los sistemas informáticos y administrativos para ello.

Aplazar la implementación del impuesto

Envapro tiene productores en Turquía, Alemania o Italia. “La gente joven está por la ecología y la sostenibilidad. Si te dicen que para llevarte el envase a casa hay que pagar unos céntimos, los pagas. Pero, si has salido a cenar, ¿te lo vas a llevar?”, cuestiona Díaz, que pone el foco en atacar el problema de fondo. Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente el 30 % de los alimentos que se producen en el mundo se desperdicia.

 

Varios 'tuppers' / UNSPLASH
Varios 'tuppers' / UNSPLASH

Díaz cree que está por ver si finalmente sale adelante. En algunos países ya han bloqueado iniciativas similares: la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) ha celebrado la decisión del Gobierno italiano de suspender el impuesto al plástico, que tenía previsto entrar en vigor en 2023, y ha pedido que también se aplace en España. Según Fiab, el Impuesto Especial a los Envases de Plástico no Reutilizables “tendrá un impacto directo en las compañías del sector de alrededor de 690 millones de euros, a lo que habría que sumar el de la Responsabilidad Ampliada del Productor, que puede suponer otra carga de unos 1.150 millones de euros”.

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