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Las sombras del Círculo de Lectores: presuntos vendedores de Planeta intentan timar a clientes

Consumidores denuncian que la editorial ha intentado ‘colar’ productos engañosos a personas mayores: “Estafa en toda regla”

Un supuesto vendedor del Círculo de Lectores toca un timbre / PEXELS
Un supuesto vendedor del Círculo de Lectores toca un timbre / PEXELS

Un año después de rodar Abre los Ojos, Eduardo Noriega protagonizó el corto Allanamiento de Morada, un trabajo dirigido por Mateo Gil en el que dos comerciales tocan al timbre de la casa de una señora, consiguen que les abra la puerta y después de engatusarla asegurándole que van a hacerle varios regalos, logran colarle unas enciclopedias que esta humilde ama de casa pagará a plazos. Algo muy similar es lo que le ha ocurrido a varios consumidores con vendedores que se hacían pasar por Círculo de Lectores, un club de lectura que llegó a tener más de un millón y medio de socios que recibían las novedades editoriales. Prestigio, cercanía… y contacto directo.

En 2014, la editorial Planeta se hizo con el control total del Círculo, pero solo cinco años más tarde cerró. Carpetazo a su red comercial y a todos sus canales de venta. Sin embargo, el prestigio del club de lectores no murió, y en el recuerdo de muchos socios aquella compañía que había acercado la literatura puerta por puerta perduró como algo grato y valioso. Y sobre los recuerdos se puede hacer trampas.

“Vinieron a vender cosas”

La madre de Juan Antonio Campos recibió la visita de unos supuestos comerciales del Círculo en el pueblo de Málaga en el que ella reside. “Vinieron como a vender cosas, pero no compró nada”, cuenta. Sucedió a finales del año pasado, con “dos hombres jóvenes y bien vestidos” en el papel de vendedores, apunta Campos. Igual que en el corto de Noriega. “Venían con una tablet en la que había un catálogo de artículos para el hogar. Vienen con el pretexto de que te ha quedado un saldo a tu favor en el Círculo de Lectores, y con ese saldo te hacen descuento en sus productos”, explica Campos.

Un vendedor / PEXELS
Un vendedor / PEXELS

“Vendían aparatos de limpieza, cosas caras como aspiradores, vaporetas y ese tipo de artículos”, agrega. En este punto, la realidad parece solaparse con la ficción: en Allanamiento de morada, uno de los regalos que encandilan a la víctima es una vaporeta. Lo más inquietante es que los vendedores conocían todos los datos: “Sabían que mi madre tenía tarjeta de socio de oro en el Círculo y su número de socio. Ella se sabía de memoria su número de socio y le dijeron que era la única persona que se lo sabía, así que claramente tienen acceso a datos de otros clientes”, arguye Campos.

Comerciales que quieren acudir a las casas

A pesar de que no compró nada, a la madre de Campos “toda la historia le sonó rara”, pero tampoco le dio más importancia. Él tampoco volvió a reparar en ello hasta que vio el tuit de una chica que denunciaba exactamente lo mismo: dos vendedores le dijeron a un familiar suyo que tenía 500 euros de premio por haber sido socia.

En este caso, esta segunda persona no les abrió la puerta, porque pensó que había gato encerrado. No son casos tan infrecuentes: “Ha venido un hombre del Círculo de Lectores y me ha metido una chapa para venderme una aspiradora de 1000 euros que vaya tela”, contó en Twitter una usuaria en marzo de 2021.

Varios libros / PEXELS
Varios libros / PEXELS

Un regalo envenenado

En cualquier caso, a pesar de que a priori sean estafadores suplantando al Círculo, extinto, lo cierto es que la editorial Planeta a veces juega al límite. Así lo cuenta Dani Gómez, cuya madre de 81 había estado durante más de 50 años en el Círculo, y recibió la visita de dos agentes. “Mi madre ya no necesitaba de sus servicios y vinieron para hacerle un regalo por tantos años con ellos. Por 7 euros le iban a regalar una batidora de mano, con lo que mi madre firma en una tablet la cancelación del contrato y el regalo. Al poco tenía un cargo a cuenta por esa cantidad, y hasta ahí todo normal”, narra Gómez.

Sin embargo, a los 15 días llegó a su casa una caja enorme. “La abre y ve una especie de robot de cocina, que evidentemente no es lo que ha pedido. Mi madre tiene dificultades para comprender el mando de la tele, imagina un robot de cocina”, describe Gómez. Ante ese error, intentaron ponerse en contacto con los comerciales y “ni rastro de ellos”. Pero al mes siguiente les llegó un nuevo cargo al banco que decidieron rechazar.

Problemas para realizar una devolución

“Entonces nos llaman para decirnos que no se ha pagado el recibo y le contamos la situación, y explicamos que no es lo que se había pedido. Nos dicen que eso está firmado, nos envían el contrato de cancelación, del que no teníamos copia, y efectivamente hay un robot de cocina por valor de 350 euros”, cuenta. Intentaron devolver el aparato, “que sigue en la caja”, pero desde la editorial “no quieren saber nada de devolver, quieren cobrar el robot. La situación hasta ahora es de llamadas constantes a mi madre, cartas de abogados amenazantes y por último una carta certificada que no hemos recogido”.

Una persona abre un paquete / PEXELS
Una persona abre un paquete / PEXELS

Las llamadas que han mantenido, asegura Gómez, han sido directamente con Planeta. Además, en la carta del fichero Asnef Equifax que les ha llegado figura el nombre “EDITORIAL PLANETA GRANDES PUBLICACIONES”. Es decir, que se supone que la editorial está en el ajo. “Al principio mi madre estaba asustada con el tema, pero hemos conseguido que no le afecte hablando con una abogada que la tranquilizó, y está dispuesta a exponerlo todo en un juicio si la demandan. Lo que han hecho estos comerciales no tiene nombre. Estafa en toda regla”, afirma Gómez, tajante.

Sin respuesta de Planeta

Este medio ha preguntado a Planeta para saber qué está sucediendo exactamente: si hay algunos vendedores que se hacen pasar por el Círculo o si hay una base de datos de antiguos socios circulando sin que ellos sean conscientes. Sin embargo, la editorial no ha respondido. Quien sí lo ha hecho es la Policía Nacional. Fuentes policiales cuentan a este medio que tienen constancia de haber denuncias con un modus operandi similar. “Las más recientes este mismo año”, expresan.

Una persona llama por teléfono / PEXELS
Una persona llama por teléfono / PEXELS

En cuanto a la manera de obtener la información de los antiguos socios, estas fuentes policiales aventuran que podría tratarse de antiguos empleados despedidos o no despedidos pero con acceso a ellas, que filtran o utilizan personalmente esa información en su beneficio. También cabe la posibilidad, reconocen, de que la base de datos de los clientes del Círculo se haya robado o se haya publicado en la dark web, o simple ingeniería social con llamadas aleatorias para sonsacar antiguos datos de clientes. “Evidentemente, la mayoría no hará caso de los mensajes porque nunca han sido socios del Círculo de Lectores, pero entre los que sí lo hayan sido, habrá un porcentaje que responda”, exponen estas fuentes.

“Falsos vendedores”

Se trata de una información que ya ha aparecido en diversos medios. Por ejemplo, El Faro de Ceuta contaba el pasado noviembre que “falsos vendedores del 'Grupo Planeta'” habían sido condenados por delito de estafa. Pero en esta noticia tampoco se decía por qué tenían esos datos. “Aprovechándose de que prestaban o habían prestado en el pasado servicios como empleados de la entidad Grupo Planeta o Professional Direct Sales SAU, en calidad de comerciales de venta directa a particulares, urdieron un plan para presentarse en los domicilios de diferentes clientes de aquellas mercantiles y ofertarles diversos productos de carácter ficticio o inexistente”, se dice en ese periódico.

También lo han denunciado algunas entidades regionales, como la Unión de Consumidores de Asturias. A una mujer de Mieres, Planeta le exigía el pago de más de 1.000 euros “por una supuesta compra de libros”. No obstante, esta afectada firmó pensando que estaba rubricando “la adquisición de un regalo”, porque no se le había informado bien de que le tocaría pagar. Esto probaría las artimañas de Planeta. La editorial demandó, pero el juzgado desestimó la demanda y condenó en costas a la empresa.

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