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Para Adidas "nada es imposible", excepto reembolsar 600 euros tras medio año

La marca deportiva retiene desde julio la devolución de un cliente y confiesa que hay una falta de comunicación entre "atención al cliente y el almacén"

Ana Carrasco González

El logotipo y las letras del fabricante de artículos deportivos adidas AG / Daniel Karmann - EP

En 1954, sobre el césped embarrado del Wankdorfstadion de Berna (Suiza), la selección alemana de fútbol obró un milagro contra la Hungría de Puskás. Aquella victoria en la final de la Copa Mundial de la FIFA, tuvo un artífice discreto llamado Adi Dassler. 

Las previsiones anunciaban lluvia durante la final. Por eso, el fundador de Adidas –llamada así por Adi, diminutivo de Adolf, y das, primera sílaba de su apellido– ofreció al equipo unas botas con tacos intercambiables que permitían agarrarse a la superficie bajo cualquier condición climática. Así nació la leyenda de la marca deportiva y su eslogan, que prometía que “nada es imposible”. Sin embargo, más de sesenta años después, hay algo que sí parece imposible: conseguir un reembolso.

Cronología de un reembolso

El 14 de julio de 2025, Ricardo M. acudió a una oficina de Correos para iniciar el procedimiento correcto para devolver un pedido voluminoso de 29 artículos, valorados en 548,54 euros comprado a Adidas. El 16 de julio, el sistema de seguimiento confirmó la entrega en los almacenes de la empresa. Incluso la propia marca, en un correo fechado el 25 de julio –al que ha obtenido acceso Consumidor Global–, reconoció la recepción y aseguró que "todo se está solucionando como corresponde".

El logo de Adidas / DANIEL KARMANN - DPA

Sin embargo, desde agosto hasta diciembre, Adidas ha pedido al cliente en  "múltiples" ocasiones el mismo comprobante de envío que ya había remitido. Ricardo lo reenviaba; los agentes respondían que investigarían. Días después, otro agente volvía a solicitar el mismo documento.

Adidas confiesa una "falta de comunicación"

Durante estos meses, Adidas ha ofrecido versiones contradictorias. Primero negó haber recibido el paquete (contradiciendo su propia confirmación de julio), luego alegó desconocer la devolución, después afirmó que el reembolso estaba en proceso y, finalmente, admitió la recepción, pero volvió a pedir el comprobante de envío una vez más. Ante la ineficacia de la marca, Ricardo señala a este medio que se vio obligado a notificar su intención de interponer una reclamación formal y ordenó a su banco (ING) la devolución de los recibos para intentar recuperar su dinero.

Cabe destacar que el 13 de agosto, Ricardo contactó telefónicamente con Adidas. Según el afectado, la operadora que le atendió ofreció una confesión y admitió una "falta de comunicación y de interoperabilidad de datos entre el servicio de atención al cliente y el almacén". "Todo esto supone un desgaste psicológico enorme", lamenta el afectado, que observa cómo el lema "Impossible is nothing" pierde cualquier significado cuando Adidas es incapaz de devolverle casi 600 euros retenidos durante casi medio año.

Los días van sumando

Desde principios de noviembre, Ricardo publica en su red social X un conteo diario de la ignominia, etiquetando a la marca y al Ministerio de Consumo: "Día 22 desde el que se denuncia a Adidas por no proceder al reembolso de un pedido devuelto en julio por valor de unos 600 euros. Servicio de atención al cliente lamentable que sigue sin resolver el asunto después de casi medio año".

Publicación del afectado en las redes sociales / CAPTURA

Los mensajes van sumando días, pero la situación no cambia. 

Adidas guarda silencio

¿Cómo puede un pedido confirmado como recibido por Adidas el 25 de julio seguir sin reembolso casi medio año después? Consumidor Global ha contactado con Adidas para solicitar una explicación oficial. No obstante, al cierre de esta edición, la respuesta de la marca ha sido el silencio.

El legado de Adi Dassler, quien fundó Adidas en 1949 sobre la premisa de la atención obsesiva al detalle, se ha desdibujado. Adidas nació para eliminar la posibilidad de error en el deporte. Hoy, su sistema falla al procesar una simple devolución de 548 euros. El caso de Ricardo M. lo demuestra. La empresa que enseña que "Impossible is nothing" ha convertido su propia obligación con el cliente en una tarea inalcanzable.