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Por qué no triunfan las casas pasivas en España

Construir una 'passivhaus' cuesta de media un 5% más que una vivienda convencional, y, aunque su ahorro energético es del 90%, este motivo es insuficiente para que el modelo cale en el país

Una de las casas pasivas que se pueden construir  / PASSIVEHOUSE
Una de las casas pasivas que se pueden construir / PASSIVEHOUSE

"Vivo en Sanabria (Zamora), en una zona de clima severo y apenas enciendo la calefacción”. Así resume el arquitecto Luis Fernández la principal ventaja de una passivhaus o casa pasiva, el modelo de vivienda que ha elegido y que le permite soportar el invierno sin necesidad de estar pegado a una chimenea, estufa o radiador. Y lo mismo en verano.

Este tipo de casas utiliza materiales y una forma de construcción que permite un gran aislamiento térmico, lo que reduce el gasto en calefacción y en refrigeración, manteniendo una temperatura idónea durante todo el año. La inversión inicial para su construcción supera en un 5 % de media el precio de una vivienda convencional, aunque se compensa gracias a un ahorro energético de hasta el 90 %. “Mi factura anual en calefacción ronda los 60 euros al año”, asegura Fernández a Consumidor Global. Sin embargo, y a pesar de sus beneficios, ese tipo de inmuebles aún no ha calado en España, donde existen unas 150 viviendas pasivas, una cifra irrisoria en comparación con la de países vecinos como Francia, Reino Unido o Alemania, donde se cuentan por miles. 

Miles de euros más por una ‘Passivhaus’  

El estándar passivhaus, o casa pasiva en alemán, nació en 1991 en dicho país y pronto se extendió al norte de Europa, donde tuvo una muy buena acogida en países con climas invernales más severos y exigentes. “El coste energético allí es muy superior”, recuerda Fernández, portavoz también de Coanda, un estudio de arquitectura especializado en passivhaus. Al tratarse de una tradición implantada de fuera, y de forma reciente, aún es un modelo desconocido para muchos. Así, en España existen unos 150 proyectos de casas pasivas, mientras que en el Reino Unido superan los 1.000 y en Francia o Alemania las 3.000.

Junto al desconocimiento, el precio también puede ser una barrera. La sobreinversión inicial se estima entre un 5 % y un 10 %, es decir, entre 10.000 euros o 20.000 euros más para una vivienda media de 200.000 euros, aunque puede ser inferior o superior en función del proyecto. A su favor, Bruno Gutiérrez, presidente de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), asegura que el gasto en climatización es de un euro por metro cuadrado al año o, lo que es lo mismo, unos 70 euros de gasto en una vivienda media de 70 metros cuadrados. Así, la recuperación de la inversión extra que requiere la compra de una vivienda de este tipo se mueve entre los cinco y los 20 años, según el tamaño o los materiales empleados.

El impulso en País Vasco, Navarra y Aragón 

En España, la diferencia entre comunidades también es significativa. El estándar comenzó a implantarse por el norte de la península, aunque ya se ha extendido a casi todas las comunidades autónomas. Sin embargo, destacan especialmente País Vasco, Navarra y Aragón, regiones que han apostado a nivel privado y público por este modelo y concentran la mayor cantidad de proyectos passivhaus. De hecho, la evolución en este sentido “ha sido muy importante” en los últimos años, explica Gutiérrez. En  los dos últimos años se ha certificado la misma superficie de casas pasivas que en los ocho años anteriores y se espera que la cifra se duplique en un futuro próximo. 

“En España, muchas casas se construyen con el estándar passivhaus, pero no se certifican como tal”, lamenta Fernández. La certificación por parte de una entidad externa de los requisitos de aislamiento térmico, ausencia de infiltraciones de aire o ventilación mecánica controlada supera de forma holgada los 3.000 euros y hay quienes optan por ahorrarse este último paso.

Ventajas poco conocidas

En concreto, hay más de 158.000 metros cuadrados certificados como casas pasivas en España, repartidos en 150 proyectos. Pero las previsiones para los próximos años es que se alcancen más de 387.000 metros cuadrados en unos 307 proyectos, según datos recogidos por la Plataforma Española de Passivhaus. El apoyo de la normativa de la UE tendrá un papel fundamental en la expansión de este modelo. Por ese motivo, “el fenómeno de las casas pasivas es imparable”, asegura Jesús Tejedor, portavoz del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla y León.

El ahorro energético en una casa pasiva se consigue porque se calienta en gran medida con el sol y garantiza espacios interiores con temperaturas confortables durante todo el año gracias a un proceso de ventilación propio que mantiene el calor siempre en el interior, lo que permite mantenerse al margen de subidas en los precios del mercado. También ofrece un elevado aislamiento del ruido e incluso reduce la cantidad de polvo. “La temperatura dentro de la casa es uniforme y la ventilación continua del aire favorece que siempre esté limpio, algo clave en la época que vivimos”, matiza Fernández. La superficie de casas pasivas pronosticada para dentro de dos años evitará el consumo de 13,6 millones de kWh y dejará de emitir más de 2.500 toneladas de CO2 a la atmósfera cada año. “Esto equivale a 17 parques como el Retiro de Madrid”, concluye el presidente de la plataforma PEP. 

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