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Los testamentos manuscritos: gratis para el firmante y caros para los herederos

Acudir a una notaría para oficializar el reparto de bienes cuesta poco y es lo más recomendable para evitar complicaciones

Una persona firma su testamento ante notario / EP
Una persona firma su testamento ante notario / EP

Con la llegada de la pandemia, muchos le vieron las orejas al lobo y fueron conscientes del riesgo real de morir debido al Covid-19. De hecho, ante ese miedo se produjo un aumento sin precedentes en la última década de la firma de testamentos en España. Las estadísticas del Consejo General del Notariado son claras y traducen en cifras el pavor que despertó el coronavirus. Sólo en entre  junio y octubre de 2020 se suscribieron 325.000 últimas voluntades, es decir, un 20 % más que en el mismo período del año anterior.

Y, de entre todos los tipos de testamentos que se pueden hacer, el manuscrito --llamado ológrafo en el argot legal-- ha experimentado un repunte. El volumen de documentos de este tipo no es escandaloso, pero sí los sobrecostes a los que se pueden enfrentar quienes reciben una herencia a través de este mecanismo. Así, mientras para la persona fallecida resulta gratuito hacer esta gestión --tan sólo tiene que plasmar sus voluntades en un papel y firmarlo--, los beneficiarios tendrán que sortear laberínticos procesos para oficializar el documento y certificar su autenticidad y validez, según explican los expertos consultados por Consumidor Global.

Más de 1.000 euros en peritos caligráficos

El riesgo inminente de fallecimiento es uno de los motivos principales para recurrir a los testamentos ológrafos debido a la sencillez y la premura con la que se pueden hacer. Sin embargo, la falta de asesoramiento técnico hace que sea frecuente la nulidad de los mismos. Y, a pesar de que hacerlo es gratis, cuando los herederos tienen que homologarlo, al final les sale “mucho más caro” que acudir a un notario, según detalla a este medio María José Arcas-Sariot, abogada del despacho Arcas-Sariot. “Como no interviene ningún fedatario se tiene que acudir a un juez para que diga si el testamento es válido o no, si el testador tenía capacidad cuando lo otorgó y si está redactado de su puño y letra”, añade la experta.

De hecho, el último punto es quizá el más peliagudo, debido a que los jueces suelen pedir una prueba pericial caligráfica para determinar que la persona fallecida fue realmente quien redactó el documento. Si bien la tarifa de estos peritos no es estándar y varía en función de la dificultad del caso, según los precios consultados por este medio, en la mayoría de los casos  los honorarios suelen superar los 1.000 euros.

Un Word con firma digital no vale de nada   

Ante esta situación, redactar el testamento en el ordenador y firmarlo de forma digital “no vale para  nada”, asevera Arcas-Sariot. “Falsificar un testamento completo de puño y letra es imposible. Cuando uno escribe deja su huella de identidad en los trazos, en la apertura de las letras, en la presión sobre el papel… y un perito detecta eso inmediatamente”, agrega.

A los sobrecostes y dificultades ya mencionadas, los testamentos manuscritos también presentan otra serie de desventajas. Según reconocen en el Consejo General del Notariado, es fácil que el documento “se pierda o que algún pariente no favorecido pueda encontrarlo y destruirlo, lo que hace que sea casi imposible para los otros herederos probar que existía”.

Un documento firmado ante notaría / PIXABAY
Un documento firmado ante notaría / PIXABAY

El testamento ante notario es la opción más útil y barata  

Por todo ello, las asesorías legales subrayan que, en caso de ser posible, lo mejor es acudir a un notario para dejarlo todo bien atado. “Es lo más garante”, dice sin dudar María Pérez-Andreu, abogada de GC Legal, quien reconoce que muchos clientes preguntan sobre la validez de estos documentos manuscritos porque “prefieren ahorrarse los costes de notaría”. Sin embargo, estos apenas suelen rondar los 50 euros.

De hecho, los testamentos abiertos, que es como se llama a los realizados ante notario, son los más habituales y sus precios están regulados. La diferencia de coste entre una notaría y otra es muy reducida y suele depender de si ésta se encuentra en una ciudad más grande o más pequeña. “Es muy raro que hacer un testamento cueste más de 75 euros en una notaría”, señala Pérez-Andreu, cuya estimación se sitúa en la misma horquilla que las estimaciones del Consejo General del Notariado, que rebaja la cantidad máxima hasta los 60 euros.

Aumento de consultas sobre donaciones en vida

Más allá del aumento de la firma de testamentos debido a la pandemia, otro de los cambios que algunos despachos de abogados han experimentado tiene que ver con el perfil de los clientes que acuden para asesorarse. “Normalmente, la gente que se preocupaba de hacer testamento tenía 70 años o más. Ahora también vienen personas de entre 40 y 45 años para solicitar información y para hacer el trámite”, asegura Arcas-Sariot.

Y las donaciones en vida también han vivido un auge. Como hay muchas comunidades autónomas que tienen bonificado el tributo para este tipo de operaciones “y no se tiene que pagar demasiado”, cada vez más gente opta por “dejar la herencia repartida en vida ante un posible aumento de los impuestos”, insiste la abogada.

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