Ametller Origen, una de las cadenas de supermercados más conocidas de Cataluña, vende mangos de origen israelí sin identificar claramente el país de procedencia. En lugar de mencionar Israel, la empresa ha optado por indicar en la etiqueta la localidad de Shoham, situada entre Tel Aviv y Jerusalén.
La polémica surge en un momento delicado, en medio de una hambruna extrema que golpea a la población de la Franja de Gaza. Si bien las autoridades israelíes han afirmado haber permitido el acceso de ayuda humanitaria, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha advertido que la situación alimentaria “nunca había sido tan grave”, con decenas de muertes reportadas por desnutrición.
Así oculta Ametller el origen de sus mangos israelíes
Según la información de Crónica Global, tanto en las tiendas físicas como en la página web de Ametller, los mangos se presentan con el origen Shoham. Esto llama la atención, ya que en la inmensa mayoría de productos, como el aguacate (Perú) o el limón (Sudáfrica), por ejemplo, Ametller sí incluye el país.
Esta diferencia en el etiquetado resulta llamativa, sobre todo si se considera que el código ético de Ametller establece el compromiso de “actuar con absoluto y constante respeto a los derechos humanos proclamados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptando las medidas necesarias para asegurar no ser cómplice de ninguna vulneración de los mismos”, como se extrae en el documento.
Precedentes con dátiles de territorios ocupados
No es la primera vez que la cadena catalana se ve salpicada por la comercialización de productos israelíes. En 2024, un informe de la ONG Justicia Alimentaria reveló que Ametller vendía dátiles medjool de Israel, procedentes en muchos casos de asentamientos ilegales en territorios palestinos ocupados, como Cisjordania y los Altos del Golán.
Según datos oficiales, cerca del 15% de los dátiles que se venden en España provienen de Israel. Empresas exportadoras como Mehadrin, Carmel-Agrexco o Hadiklaim suelen utilizar marcas blancas o nombres neutros como “Isla Bonita”, “Carmel”, “King Solomon” o “El Monaguillo” para evitar el rechazo de los consumidores que apoyan campañas de boicot a productos israelíes.
Agricultura en contexto de ocupación
Israel, pese a sus limitaciones hídricas y su clima desértico, ha convertido la agricultura –sobre todo el cultivo de dátiles– en un potente motor de exportación. En 2022, el país fue el mayor exportador mundial de dátiles, con ventas superiores a los 285 millones de euros.
El problema es que buena parte de esta producción se lleva a cabo en territorios ocupados, considerados ilegales por el derecho internacional. El beneficio económico de estos cultivos, según la Red Solidaria Contra la Ocupación Palestina, alimenta el sistema de apartheid, desplazamientos forzosos y represión de la población local.