No son pocos a los que se les pasa media vida buscando ese motivo por el que levantarse cada mañana sonriendo, persiguiendo— muchas veces sin éxito— la formula tan ansiada como desconocida de la felicidad. ¿Pero es que acaso sabemos qué es la felicidad? O mejor dicho… ¿Conocemos qué es lo que nuestro cerebro entiende por sentir o experimentar felicidad? Y es que gran parte de lo que ocurre en nuestra historia de vida, es la forma en la que interpretamos estos hechos y cómo entendemos lo que nos pasa.
Al hilo de esta preocupación que podríamos calificar de universal, la neurociencia se ha interesado sobre cómo encontrar la verdadera felicidad para nuestro organismo. Lo que deberías saber sobre esta sensación de estado de plenitud está íntimamente ligado a la dopamina y cuando nuestro cerebro experimenta esta subida hormonal o no.
La felicidad depende de cómo nuestro cerebro interpreta el medio
Es verdad que a no ser que seas psiquiatras y tengas bien anotado cómo reacciona tu cuerpo a los estímulos externos, lo cierto que en el devenir de la cotidianidad de nuestra vida encontrar estos imputs sanos que nos brinden la posibilidad de sentirnos mejor no es tan fácil como se nos plantea en origen.
Habitualmente buscamos refugio en actividades que nos brinden gratificación instantánea tipo estar triste y comer un trozo más de chocolate o tener una cita tonta con aquel ‘match’ travieso de Bumble o Tinder. Y es que lo que en principio puede parecer magia y nos hace recurrir a la desesperada después de un mal día, a la sensación placentera de darnos un beso o un atracón de helado de chocolate, en verdad, igual no es tan efectivo como parece.
Estas son las dos cosas que te harán más feliz según la ciencia
Sobre todo si entendemos que hay actividades que pueden llegar a satisfacer más a nuestra mente y que tienen su matriz en una explicación científica y neurológica, por ello la neurocientífica Nicole Vignola, ha arrojado luz a estas pequeñas indulgencias que nos permitimos, pero que rara vez nos acercan a la felicidad auténtica.
Existen actividades como cocinar o levantar pesas, que no solo mejoran tu bienestar, sino que también proporcionan una alegría más profunda y duradera debido a su forma de frenar los picos de dopamina.
¿Es dopamina o me hace feliz?
Solemos pensar que la dopamina es la “molécula de la felicidad”. Pero, según explica Vignola en su libro Neuro hábitos, este neurotransmisor es más bien el responsable de motivarte a buscar satisfacción, no de proporcionártela. Curiosamente, los estudios demuestran que, una vez alcanzamos una meta, los niveles de dopamina disminuyen, creando esta sensación de “vacío existencial”.
Esto refuerza la idea de que la felicidad no está en el resultado, sino en el proceso.“La dopamina no busca que seas feliz, sino que continúes en la búsqueda de más”, señala Vignola, queriendo apropiarse de la creencia de que la felicidad está en el viaje, no el destino.
¿Por qué el esfuerzo es la clave?
Actividades creativas y prácticas como cocinar o hacer ejercicio intenso como es el caso de la musculación son ejemplos perfectos de tareas que implican esfuerzo y compromiso y que mantienen nuestros niveles de dopamina más estables. A diferencia de las gratificaciones inmediatas, estas acciones generan un tipo de satisfacción más profundo porque tu cerebro se involucra en un proceso continuo.
Anna Lembke, autora de Generación Dopamina, destaca que la dopamina y el dolor son dos caras de la misma moneda. El cerebro, en su búsqueda de equilibrio, tiende a compensar los picos de dopamina generados por placeres instantáneos con una sensación de carencia. Esto puede traducirse en esa voz interna que dice “quiero más” o “no tengo”.
¿Cómo evitar los efectos negativos de la dopamina?
La clave es focalizar nuestra vida en hacer cosas que nos hagan sentir bien mientras las hacemos, no solo al finalizarlas de una vez por todas. Si te encuentras atrapada en un ciclo de querer más, más y más, es posible que termines sintiendo menos motivación, ansiedad o incluso tristeza.
La próxima vez que sientas la tentación de buscar una recompensa rápida, como pasar horas frente a una serie o devorar un snack, recuerda que la felicidad real proviene de actividades que impliquen esfuerzo y te conecten con el presente.
5 Claves para disfrutar momentos de felicidad genuina
Cocinar, dibujar o practicar ejercicio no solo fortalecerán tu cuerpo y mente, sino que también te ayudarán a experimentar una alegría auténtica. Porque, al final, la clave está en disfrutar del proceso, no en obsesionarte con el destino final o el para qué.
1. Elige actividades que requieran esfuerzo y resultados
Busca actividades que, además de ser agradables, te desafíen de alguna forma. Por ejemplo, cocinar una receta nueva, levantar pesas o incluso aprender un idioma pueden ser opciones que no solo te llenen de alegría, sino que también cuiden tu bienestar físico y mental. Y es que si hay algo verdaderamente es curioso, es cómo el ser humano busca superarse, ya sea con la aprobación de sus amigos después de comer una tarta hecha por él o viendo resultados patentes en un físico más bonito.
2. Aprovecha los momentos de tedio
¿Sabías que aburrirse de vez en cuando es saludable? Es un momento en el que tu cerebro se reinicia, alejándose de conductas compulsivas impulsadas por la búsqueda de dopamina. Si aprendes a sentirte cómodo con el aburrimiento, mantendrás un mejor equilibrio emocional y una mejor toma de decisiones.
3. Deja de obsesionarte con las metas
No corras detrás de objetivos pensando que te harán feliz al alcanzarlos. Vive el presente y aprecia lo que tienes aquí y ahora. Como dice Vignola, “el placer está en el proceso, no en el destino final”. De poco vale sufrir durante años hasta conseguir algo, porque nadie te devolverá todo ese tiempo invertido en hipotecar tu pasado con la tristeza.
4. Practica la gratitud
Haz una pausa para reconocer y agradecer las cosas buenas que has logrado. Esto no solo aumenta tu bienestar, sino que también te ayuda a dejar de enfocarte en lo negativo o en lo que “te falta”.
5. Concéntrate en tu crecimiento personal
Dedicarte al desarrollo de tus habilidades, a la introspección y al aprendizaje constante, te permitirá construir una vida con propósito y más significado.