Lo llevas haciendo mal toda la vida: el hábito que deberías abandonar inmediatamente por tu salud
En Consumidor Global analizamos los peligros de tomar café en ayunas: así son los efectos nocivos que puede tener este hábito en tu salud hormonal

Inmersos en la sociedad de la productividad y las adicciones blandas, solo la idea de abandonar el hábito tan sencillo de encender la cafetera con el estómago aun rugiendo cada mañana parece tarea imposible. Y es que no son pocos los que se dirigen a su tarro de capsulitas o café molido antes incluso de que sepan quienes son y qué hacen aquí, como si de un acto mecanizado se tratase. Lo que probablemente no sepas es el efecto tan negativo que tiene para nuestro organismo el tomar el café en ayunas, siendo especialmente nocivo para nuestra correcta salud hormonal.

Una costumbre matutina arraigada que para muchas personas es ley: comenzar el día con una taza de café es un hábito casi sagrado para aquellos a los que la cafeína les otorga algo de habilidades sociales y competencia.
La adicción a la cafeína se tasa en el 63% de la población española.
Así es, como lo lees, nada más y nada menos que un 63% de la población española mayor de 15 años asegura tomar al menos un café al despertarse (alrededor de 22 millones de personas). Un ritual tan extendido que incluye una rápida dosis de cafeína antes de enfrentarse a las obligaciones diarias, como parte esencial de la rutina.

De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el café con leche es la elección principal en los desayunos. Sin embargo, consumir esta bebida de forma aislada o incluso dentro de un ayuno programado podría no ser lo más adecuado para empezar el día. A pesar de ser una sustancia popularmente considerada inofensiva, la cafeína es un compuesto psicoactivo que puede interferir en los ritmos naturales del cuerpo.
La relación entre la cafeína y los ritmos biológicos
La estructura de la cafeína se asemeja a la adenosina, una molécula clave en la regulación del sueño. Durante el día, los niveles de adenosina se van acumulando en el organismo, indicando al cuerpo al término de la jornada que es hora de descansar. La cafeína bloquea los receptores de adenosina en el cerebro, eliminando la sensación de cansancio. En realidad, este compuesto no aporta energía, sino que inhibe la percepción de fatiga.

Por otro lado, la adenosina también participa en la regulación de la dopamina, un neurotransmisor esencial para los procesos de placer y relajación. Esto explica por qué el café resulta tan atractivo para quienes necesitan activarse temprano.
El café y la hormona del estrés
El café también afecta los niveles de cortisol, conocido como la hormona del estrés. Por la mañana, el cortisol alcanza su punto más alto para ayudarnos a despertar. Beber café en este momento puede aumentar aún más estos niveles, lo que, a largo plazo, podría provocar hipercortisolismo.

El cortisol podría decirse que es conocido por ayudar al organismo a responder a las amenazas percibidas. Este exceso crónico de cortisol se relaciona con afecciones como hipertensión, osteoporosis, depresión y problemas en el sistema inmunológico. Es como si a tu cuerpo le dijeses "vas a estar en alerta y por partida doble" y exigieses asumir con normalidad estar inundado de cortisol.
Los efectos del café en el sistema digestivo
El café es una bebida con propiedades ácidas que pueden ocasionar molestias digestivas. Su composición incluye fenoles, un tipo de compuesto orgánico que aumenta la acidez en el sistema digestivo. Además, la cafeína estimula la producción de gastrina, una hormona que incrementa la secreción de ácido en el estómago. Esta acidez puede resultar especialmente irritante para el esófago, que tiene poca capacidad para soportarla en ayunas. Aunque el café no genera úlceras, puede causar sensaciones de ardor o incomodidad.

La importancia de desayunar bien
Los efectos negativos del café pueden reducirse si lo acompañamos de un desayuno equilibrado. Sin embargo, en España, muchas personas no desayunan de manera adecuada. La mayoría carece de cantidades suficientes de frutas, lácteos, grasas saludables y proteínas en esta comida clave. Entre quienes acompañan el café con alimentos, el pan y las frutas enteras son las opciones más comunes.

Cómo debe ser un desayuno completo
De acuerdo con la agenda de Estilo de Vida Saludable del Ministerio de Sanidad, solo un 10% de la población prepara un desayuno completo.

Este debería aportar entre 400 y 450 calorías, aproximadamente el 20-25% de las calorías diarias recomendadas. Un desayuno balanceado debe incluir:
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Lácteos: como leche, yogur o queso, que aportan calcio y proteínas.
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Hidratos de carbono: pan integral o cereales sin azúcares añadidos, como la avena. Es preferible evitar la bollería industrial.
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Proteínas: huevos, tofu, yogur, jamón cocido, pavo o jamón serrano, que proporcionan aminoácidos esenciales y saciedad.
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Frutas: mejor si son de temporada, por su contenido en vitaminas, minerales y antioxidantes.
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Grasas saludables: como las del aguacate, aceite de oliva, frutos secos o pescados ricos en omega-3 y omega-6, beneficiosos para el sistema cardiovascular y el cerebro.
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Cereales integrales: pan, avena, quinoa o arroz, que aportan hidratos de carbono complejos y fibra.
Malos hábitos a la hora de desayunar
El ritmo acelerado de la vida moderna también influye en nuestros hábitos. Según informes recientes, muchas personas dedican menos de 10 minutos al desayuno, y un 17% llega a consumirlo de pie, una práctica que refleja una mala gestión del tiempo y una desconexión con la importancia de esta comida.
Reducir el consumo de café es posible si se realiza de forma gradual. La cafeína no genera adicción permanente, y con algo de esfuerzo es posible abandonar su consumo o retomar su uso con moderación.