Se lleva con resignación o con valentía, a menudo trata de ocultarse con peinados estratégicos o gorras y en muchos casos provoca inseguridad o incluso ansiedad. También hay quienes, ajenos a la magnitud de la cuestión, bromean o incluso se mofan. Pero la alopecia es mucho más que una cuestión de imagen: se trata de la pérdida anormal del cabello, que puede afectar al cuero cabelludo o a otras zonas del cuerpo.
Tal y como explica a Consumidor Global el Dr. Borja Díaz Guimaraens, dermatólogo especialista en tricología de Olympia Quirónsalud, cuando se habla de “calvicie común”, habitualmente se hace referencia a la alopecia androgénica, que es la más frecuente y la responsable de la mayoría de los casos en hombres y mujeres. “Sin embargo, existen más de treinta tipos distintos de alopecia, cada uno con causas, pronósticos y tratamientos diferentes”, puntualiza.
Diagnóstico médico especializado
Por eso, razona el experto, el diagnóstico médico especializado es fundamental para elegir el enfoque más adecuado en cada paciente. Este diagnóstico se basa en la historia clínica y la exploración mediante tricoscopio, una herramienta que permite observar los signos tempranos de miniaturización.
“La alopecia androgenética se produce por la acción de las hormonas masculinas, especialmente la dihidrotestosterona (DHT), sobre los folículos pilosos de personas genéticamente predispuestas. Con el tiempo, los folículos se miniaturizan, el pelo se vuelve más fino y corto, hasta hacerse invisible”, explica.
Riesgos de las clínicas ‘low cost’
En tanto que resulta imprescindible apreciar la importancia de un diagnóstico médico especializado, acudir a clínicas low cost para tratar de atajar el problema puede ser contraproducente. En este sentido, preguntado por la popularidad de Turquía como un país de referencia para los trasplantes, el Dr. Borja Díaz Guimaraens cree que en muchos centros de fuera de la UE el riesgo es la falta de control médico real.
“En algunos centros, el procedimiento lo realizan técnicos sin supervisión de un dermatólogo o cirujano especializado, lo que incrementa el riesgo de infecciones, cicatrices visibles, distribución poco natural del cabello o incluso pérdida definitiva de los folículos implantados”, alerta.
Cómo abordar la alopecia
También es necesario tener en cuenta que no todos los pacientes requieren lo mismo. “El abordaje depende del tipo de alopecia y del grado de evolución. Los tratamientos más utilizados incluyen vasodilatadores, que estimulan la circulación y el crecimiento capilar, y antiandrógenos, que reducen el efecto de las hormonas responsables de la miniaturización folicular”, describe la Dra. María Calvo, jefa de Servicio de Dermatología y Medicina Estética de Olympia Quirónsalud.
A ellos, agrega la experta, se suman las terapias regenerativas, como el plasma rico en plaquetas (PRP) o los microinjertos celulares, que activan los mecanismos naturales de reparación y mejoran la densidad y calidad del cabello. También es importante, de cara a que el proceso tenga éxito, una “zona donante” en buen estado y el correcto seguimiento de los tratamientos médicos complementarios.
Combinación de cirugía y medicina regenerativa
No se trata solo de frenar la caída, sino que el tratamiento médico, arguye la Dra. Calvo, también busca mantener el cabello existente y potenciar los resultados del trasplante capilar cuando este se realiza. “Hoy se entiende que el mejor resultado es el que combina cirugía y medicina regenerativa de forma personalizada”, manifiesta.
Al respecto, el Dr. Díaz Guimaraens indica que, a pesar de los avances, persisten muchos mitos en torno al trasplante capilar. “Uno de los más extendidos es pensar que ‘detiene la caída del cabello’. En realidad, el trasplante solo traslada folículos de la zona de la nuca, de grosor normal, a las zonas afectadas; el cabello no trasplantado puede seguir haciéndose invisible si no se trata médicamente”, afirma.
Sin resultados inmediatos
Otro error habitual, según el dermatólogo especialista en tricología, consiste en esperar resultados inmediatos: el pelo trasplantado empieza a crecer entre los tres y seis meses, y el resultado final se consolida al cabo de un año.
“Con las técnicas actuales —como la FUE, que extrae folículos uno a uno—, el procedimiento es mínimamente invasivo, sin cicatriz lineal y con resultados naturales e indetectables cuando el diseño está bien planificado”, revela.
Cura de la alopecia androgénica
Asimismo, el Dr. Díaz Guimaraens habla de los matices que rodean la cura de la alopecia androgénica, algo que no es puramente numérico.
“En el cuero cabelludo superior (la zona afectada habitualmente por la alopecia androgénica) existen aproximadamente 30.000 unidades foliculares en condiciones normales. En un trasplante capilar razonablemente amplio en un varón se suelen implantar unas 3.500 unidades foliculares. Esta cifra permite restaurar de forma natural la línea frontal y la densidad en las áreas más despobladas, pero no va a ser capaz de restaurar completamente todo el cuero cabelludo superior”, detalla.
La cuestión del champú
Y, aunque no sea exactamente un mito, el Dr. Díaz Guimaraens rebaja los poderes del champú. “Realmente el concepto de champú ‘anti-caída’ es erróneo, pero ya que el cuero cabelludo es el terreno en el que crecen los folículos pilosos, es muy importante mantenerlo sano”, considera.
En un champú, los activos útiles son los antifúngicos, antiinflamatorios o exfoliantes suaves, “que ayudan a controlar la descamación o la irritación”. En cualquier caso, lo más relevante es elegir un producto adaptado al tipo de piel y mantener una rutina de lavado adecuada, “sabiendo que el pelo tenemos que lavarlo cuando se ensucie: no esperar más para ‘aguantar’ es esencial para mejorar el resultado de los tratamientos”.
Postoperatorio
Teniendo en cuenta lo anterior, resulta igualmente importante conocer qué ocurre después del trasplante. “El postoperatorio es sencillo, pero requiere cuidados específicos. En los primeros días pueden aparecer costras e inflamación leve; se recomienda lavar suavemente y evitar el sol o la fricción”, expone la Dra. Calvo.
Durante el primer mes, estima, el pelo trasplantado suele caer temporalmente (“shock loss”), pero los folículos “permanecen intactos y reinician su crecimiento a partir del tercer-cuarto mes”. El resultado final se evalúa aproximadamente al año, aunque en algunos pacientes (o en áreas concretas, como la zona de la coronilla), se pueden ver los resultados definitivos 18 meses tras la operación.
Pacientes que no son buenos candidatos
Ahora bien, no todos los pacientes son buenos candidatos. “Si la alopecia está muy avanzada y la zona donante es limitada, o si existen enfermedades del cuero cabelludo no controladas, el trasplante no ofrece resultados satisfactorios”, advierte el Dr. Borja Díaz Guimaraens.
En esos casos, aclara, es fundamental explicar los límites reales del tratamiento y ofrecer alternativas médicas o regenerativas. “La clave está en un diagnóstico honesto y en manejar las expectativas desde el principio”.
Un futuro apasionante
Si se considera el impacto emocional y social que la alopecia tiene para muchas personas, es fácil concebir cómo esta puede teñir el panorama de tonos grises y pesimismo. No obstante, los expertos de Quirónsalud creen que el presente y el futuro próximo son apasionantes.
“En los próximos años veremos terapias basadas en células madre mesenquimales, exosomas y factores bioactivos purificados que podrán estimular el folículo de manera más específica. El reto será pasar de la fase experimental a la práctica clínica con evidencia sólida. La tendencia es hacia tratamientos menos invasivos, más personalizados y combinables con cirugía capilar”, concluyen.