En un mundo cada vez más acelerado, la tecnología no solo sirve para conectarnos o entretenernos, sino también para ayudarnos a desconectar. Herramientas como la realidad virtual están abriendo nuevas puertas al bienestar emocional, permitiendo experiencias inmersivas que reducen el estrés y la ansiedad.
Una de las más innovadoras es la recreación de baños de bosque virtuales, inspirados en la práctica japonesa del shinrin yoku, que trasladan al usuario a entornos naturales sin necesidad de salir de casa o del entorno urbano.
La ciencia confirma su eficacia en formato virtual
Los baños de bosque o shinrin yoku ya se usan en Japón con fines terapéuticos, para reducir la presión arterial y los niveles de estrés. Un grupo de investigadores ha querido comprobar si esta práctica también puede ser efectiva en su versión virtual, y los resultados han sido positivos: incluso en entornos digitales, la conexión con la naturaleza genera beneficios para la salud mental.
Para el estudio, se creó un vídeo de realidad virtual de 360° grabado en la reserva natural de Sonnenberg, en Alemania, incluyendo imágenes, sonidos reales y el aroma del abeto Douglas. Los participantes vivieron esta experiencia sensorial de forma completa o limitada, con estímulos que activaban solo uno de los sentidos (vista, oído u olfato), siempre en un entorno virtual diseñado para evitar distracciones y evaluar con precisión el impacto de cada componente.
Triple estímulo, triple beneficio
Más de 130 participantes fueron sometidos inicialmente a una situación de estrés agudo mediante imágenes que los inducían. Posteriormente, equipados con gafas de realidad virtual, experimentaron una de las cuatro variantes de estimulación/baño de bosque.
Los resultados muestran que la combinación de los tres estímulos sensoriales (vista, oído u olfato) produjo una mejora significativa del estado de ánimo y una mayor sensación de conexión con la naturaleza, en comparación con la presentación de estímulos sensoriales individuales.
Otras mejoras
Además de los efectos positivos en el estado de ánimo, también se observaron mejoras limitadas en la memoria de trabajo, la función cognitiva que nos permite almacenar, procesar y recuperar información a corto plazo.
Sin embargo, los investigadores señalan que los efectos son específicos de cada zona y aún no pueden considerarse universalmente válidos. Se necesitan más estudios con muestras más amplias para confirmar los resultados y comprender mejor los mecanismos que subyacen a los efectos restauradores de las experiencias virtuales en la naturaleza.
Una experiencia para los que no tienen acceso a la naturaleza
"Ya podemos afirmar que las experiencias digitales en la naturaleza pueden producir un efecto emocional innegable, incluso si no sustituyen a la naturaleza física", celebra Leonie Ascone, autora principal del estudio e investigadora del grupo de trabajo sobre plasticidad neuronal del Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf (UKE).
"Especialmente en lugares con acceso limitado a la naturaleza, como clínicas, salas de espera o interiores urbanos, las aplicaciones multisensoriales de realidad virtual o la escenificación natural podrían favorecer el bienestar mental", concluye Simone Kühn, jefa del estudio y directora del Centro de Neurociencia Ambiental del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano.