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La revelación de Juan Avellaneda sobre el mundo de la moda: "Es una forma de expresarse"

Descubrimos a Juan Avellaneda: historia, estilo y la regla 70/30 del diseñador que conquista el mundo de la moda española

Rocío Antón

Juan Avellaneda en un evento de moda/ EUROPA PRESS

En una Barcelona llena de luz mediterránea y creatividad latente, nació en 1982 un niño que, sin saberlo aún, transformaría la forma de entender la moda como vehículo de identidad.

Juan Avellaneda creció entre estanterías rebosantes de libros y revistas. Sus padres trabajaban en el mundo editorial, y en su casa las palabras impresas eran tan habituales como el aroma del café por las mañanas. Allí, entre páginas y portadas, nació su fascinación por la estética.

Desde muy pequeño, la moda lo conquistó de manera casi instintiva. Mientras otros jugaban al fútbol o montaban en bici, Juan dibujaba vestidos, imaginaba tejidos y convencía a su abuela para que le ayudara a coser ropa para muñecas en secreto. “Le pedía ayuda para hacer vestidos, pero tenía que prometerme que no se lo contaría a nadie”, recuerda con una sonrisa que mezcla ternura y orgullo.

Juan Avellaneda, el diseñador que convirtió su vida en una declaración de estilo

Pese a ese impulso creativo, su camino profesional inicial no estuvo ligado al diseño. Estudió ingeniería informática y administración de empresas, y llegó a ser director de comunicación en una entidad bancaria. Pero el traje de ejecutivo le quedaba estrecho en el alma. “Lloraba los domingos porque no quería enfrentar otro lunes en un trabajo que no me hacía feliz”, confiesa.

Fue una etapa complicada. A la falta de realización personal se sumó un diagnóstico que marcaría un punto de inflexión: cáncer de testículos. La enfermedad, lejos de frenarlo, lo empujó a replantearse su vida. Mientras de día cumplía con su rutina corporativa, de noche se entregaba en cuerpo y alma al diseño. “Vivía como dos personas: por la mañana era ejecutivo; por la noche, diseñador para grandes marcas. Era una locura”.

Hasta que un día decidió dejar todo y apostarlo por completo a su verdadera vocación. Su primer desfile fue en el 080 Barcelona Fashion, donde no solo debutó como diseñador, sino como creador de experiencias: al final del show, abrió las puertas del recinto y sacó a todas las modelos a la calle. La ciudad, por un instante, se convirtió en su pasarela. Y él, en su director de arte.

La revelaación de Juan Avellaneda: el estilo es actitud

Para Avellaneda, la elegancia no se encuentra en un armario repleto, sino en la coherencia entre lo que vistes y quién eres. “No puedes ser elegante si estás fingiendo. Cuando te sientes disfrazado, tu lenguaje corporal lo delata. Y eso no tiene nada de sexy”.

Aunque evita coronar a una única mujer como la más elegante de España, sí rinde homenaje al estilo inconfundible de Naty Abascal. “Tiene una personalidad arrolladora. Mezcla estampados imposibles con una soltura que parece natural. Es punk, es sofisticada, es única”, explica de una de sus modelos a imitar.

'Flashing Lights': el libro detrás del glamour y su boom en redes sociales

En junio, el diseñador dio el salto a la narrativa con su primera novela, Flashing Lights, un retrato literario del universo de la moda. El libro se sumerge en una historia de poder, deseo y pasarelas donde lo brillante convive con lo oscuro. “Hay mucho que deslumbra en este mundo de la moda, pero también muchas sombras. Quería contar esa dualidad”, explica.

Aunque ha ganado popularidad en la pantalla gracias a programas como MasterChef Celebrity o Cámbiame, y es toda una referencia en redes sociales, Avellaneda pone límites claros. “No estoy haciendo un reality de mi vida. Comparto lo que me gusta, lo que me representa, pero preservo mi intimidad. No hablo de los demás. No soy Gran Hermano”.

Lejos de entender la moda como algo superficial, la define como una poderosa herramienta de comunicación. “Es una forma de decir quién eres sin hablar. Incluso quienes quieren mostrarse ajenos a las tendencias lo hacen a través de su forma de vestir. Eso también es un mensaje”.

La regla del 70/30 de Juan Avellaneda: su secreto para elevar cualquier look

Entre consejos de estilo que ha compartido en redes, hay uno que se ha convertido en su sello personal: la regla del 70/30. “¿Alguna vez has sentido que tu look está bien, pero le falta algo? Esta fórmula es la clave que nadie te había contado”.

El principio es simple, pero transformador: el 70% del outfit debe estar compuesto por piezas básicas y atemporales, y el 30% restante por una prenda o accesorio especial que actúe como protagonista. “Victoria Beckham es una experta en esto. Un conjunto neutro puede cobrar vida con unos zapatos de print animal o un bolso con un tejido o forma vibrante. Esa pieza especial lo eleva todo”.

Las llamadas statement pieces —prendas que destacan por su textura, color o diseño— se convierten en el centro de atención sin que el conjunto pierda armonía. La clave está en el equilibrio: si el vestido es protagonista, los complementos deben ceder el paso. Si los zapatos brillan, la ropa debe acompañar, no competir.

Cómo aplicar la regla 70/30 en tu estilo diario

  1. Elige tu pieza estrella: Puede ser una chaqueta con lentejuelas, un bolso inesperado, unos pendientes oversize o unos tacones que hablen por sí solos.

  2. Apuesta por una base neutra: Jeans clásicos, blazers lisos o camisas blancas. Son el lienzo perfecto para resaltar tu pieza especial.

  3. Juega con las texturas: Seda, gasa, terciopelo o cuero añaden movimiento y profundidad sin sobrecargar.

  4. Utiliza el color con intención: Una paleta neutra en el look general permite que un solo elemento vibrante se lleve todo el protagonismo.

  5. Hazlo tuyo: Esta fórmula no es excluyente. Funciona tanto si tu estilo es urbano, romántico, minimalista o maximalista. Solo hay que adaptarla a tu identidad.

Juan Avellaneda no solo diseña ropa. Construye discursos visuales, crea atmósferas, propone formas de habitar el mundo con estilo. Ha convertido su historia —marcada por decisiones valientes, desafíos personales y una mirada estética única— en una auténtica declaración de intenciones. Porque en su universo, la moda no es frivolidad. Es narrativa. Es poder. Es expresión. Y sobre todo, es libertad.