Michael Douglas revela su gusto por la gastronomía menorquina: "Enfermo de adicción a la sobrasada"

El actor Michael Douglas vuelve a Menorca: calas, caballos y cocina menorquina en su verano mediterráneo

El actor Michael Douglas y un plato de la gastronomía menorquina / Montaje CONSUMIDOR GLOBAL
El actor Michael Douglas y un plato de la gastronomía menorquina / Montaje CONSUMIDOR GLOBAL

El actor estadounidense Michael Douglas ha vuelto a pisar suelo menorquín este verano, reafirmando su estrecho vínculo con las Islas Baleares. Desde hace décadas, el ganador de dos premios Oscar ha mostrado una predilección por este rincón del Mediterráneo, donde encuentra el equilibrio perfecto entre belleza natural, tranquilidad y tradición.

Este año, su paso por Menorca ha vuelto a captar la atención, no solo por su presencia en los festejos locales, sino por su interés gastronómico en los productos de la isla.

Una parada con sabor a isla

Durante su estancia, Douglas eligió hacer una parada gastronómica en el Mesón Can Jaume, un restaurante emblemático ubicado en Es Mercadal, en pleno corazón de Menorca.Allí acudió acompañado de su hija Carys Douglas —fruto de su relación con la también actriz Catherine Zeta-Jones— y un amigo cercano, habitual del local.

La visita, que no pasó desapercibida para el personal y comensales del restaurante, fue inmortalizada en una fotografía junto al maître Carlos y Jaume Riudavets, uno de los hermanos que lidera el grupo Molí des Racó, responsable de varios espacios culinarios destacados en la isla.

Mesón Can Jaume (Es Mercadal): autenticidad y proximidad en cada plato

Can Jaume se ha ganado su reputación gracias a su compromiso con la cocina menorquina de raíz. Su propuesta pone en valor la gastronomía tradicional de la isla, con recetas que se transmiten de generación en generación y productos que respetan la temporalidad y el origen. Carnes locales como la ternera, el cordero y el cerdo criados en fincas propias ocupan un lugar central en la carta, que apuesta por la sencillez y la calidad de la materia prima como principal argumento culinario.

Además, el restaurante cuenta con su propia barca de pesca, lo que le permite ofrecer diariamente pescado fresco, capturado en las aguas que rodean Menorca. Esta apuesta por el kilómetro cero, que abarca desde los embutidos artesanos hasta las verduras de temporada, no solo garantiza frescura, sino también una experiencia que conecta directamente con el paisaje, los sabores y el alma de la isla.

La sobrasada menorquina: el capricho balear del actor

Uno de los productos que más ha fascinado a Michael Douglas durante sus visitas a Menorca es la sobrasada menorquina. Aunque menos conocida que su homónima mallorquina, esta versión posee matices que la hacen única: una textura más suave, un uso equilibrado de especias y un proceso de curación adaptado al clima más húmedo de la isla.

Sobrasada / EUROPA PRESS
Sobrasada / EUROPA PRESS

El actor ha confesado en más de una ocasión su entusiasmo por este embutido, al que califica como “Estoy enfermo de adicción a la sobrasada. Es un auténtico manjar: sabroso y con una identidad inconfundible”. No es extraño que en sus viajes de regreso a Estados Unidos se lleve algunas piezas consigo, o que lo incluya en los menús que ofrece en cenas privadas en su finca mallorquina de S’Estaca.

Tradición y espectáculo: el Caragol des Born

Douglas no solo se dejó seducir por la cocina de Menorca. También asistió como espectador de excepción al Caragol des Born, uno de los momentos más vibrantes de las fiestas de Sant Joan en Ciutadella. Desde los balcones de Can Salort, la casa del caixer senyor del bienio, el actor disfrutó del espectáculo ecuestre que cada 23 de junio reúne a miles de personas en la Plaça des Born. Y que el actor Michael Douglas no se pierde ningún año.

Este evento, de raíz profundamente menorquina, reúne a más de 200 caballos de raza autóctona y sus jinetes, que desfilan al ritmo del tradicional jaleo en un ambiente de euforia colectiva. El Caragol es mucho más que un desfile: es una expresión viva de la cultura local, una manifestación de orgullo y una experiencia inolvidable para quienes la presencian por primera vez.

Un verano más, como uno más

No es la primera vez que Michael Douglas se deja ver en la isla. El pasado verano, su presencia en Es Canutells, donde hizo escala a bordo del lujoso velero Perseus, generó expectación entre los bañistas. Siempre accesible, el actor no dudó en fotografiarse con los curiosos que lo reconocieron.

A sus 80 años, Douglas mantiene una estrecha relación con el archipiélago balear. Desde su residencia en Mallorca, aprovecha cada momento libre para escapar a las islas vecinas y dejarse conquistar por su paisaje, su mar y su cultura. La sobriedad con la que vive estas visitas —sin ostentaciones ni grandes despliegues— refuerza su imagen como alguien que no solo visita, sino que se integra y valora lo auténtic

S’Estaca: el refugio mallorquín de Michael Douglas con vistas al Mediterráneo

Ubicada entre Valldemossa y Deià, en plena Serra de Tramuntana, S’Estaca es la espectacular finca que Michael Douglas adquirió en los años 90 junto a su entonces esposa, la también actriz Diandra Luker y que actualmente disfruta en solitario con su esposa Catherine Zeta-Jones. Con más de 200 años de historia, esta propiedad mallorquina fue originalmente una antigua alquería de pescadores, reconvertida en una lujosa residencia que combina el encanto rústico con todas las comodidades modernas tan propias del lujo.

Finca S’Estaca/ CEDIDAS Engel & Völkers
Finca S’Estaca/ CEDIDAS Engel & Völkers

El actor ha declarado en múltiples ocasiones que considera S’Estaca su verdadero hogar en Europa. Rodeado de naturaleza, acantilados y vistas al mar, este enclave le ofrece la paz que rara vez encuentra en el bullicio de Hollywood. La finca cuenta con varias casas independientes, jardines, viñedos, y acceso privado al mar, lo que la convierte en un oasis de privacidad.

Douglas pasa allí largas temporadas, especialmente en verano, disfrutando del clima mediterráneo, navegando en su velero y recibiendo a familiares y amigos. Su conexión con Mallorca es tan profunda que, incluso tras intentar vender la propiedad durante un tiempo, decidió conservarla y seguir cultivando su vínculo con la isla. S’Estaca no es solo un lugar de descanso, sino el símbolo de su amor por Baleares.