Amazon y Glovo se han coronado, una y otra vez, como las compañías que peor tratan a sus empleados, y han recibido multas de cientos de millones de euros por ello.
Pero los consumidores, como anestesiados, siguen confiando en ellas. ¿Nos hemos vuelto insensibles a los problemas de los demás?
Sanciones millonarias
Multa de 32 millones a Amazon por el brutal control sobre sus empleados y Multa a Glovo por incumplir la ley rider al emplear a 49 repartidores como falsos autónomos son titulares (y realidades) que han aparecido en todos los medios.
La vulneración de derechos de los trabajadores por parte de estas dos empresas es flagrante y continuada. ¿Volveremos a darle la espalda a esta variante moderna de la explotación laboral o buscaremos alternativas más respetuosas con los seres humanos?
Amazon y Glovo: la historia interminable
Glovo suma más de 205 millones de euros en multas en España por emplear a falsos autónomos y por el "trabajo irregular de personas extranjeras sin el correspondiente permiso de trabajo", según declaraciones de la delegación de Trabajo y Seguridad Social en Madrid.
Por su parte, Amazon es la campeona de las sanciones y cuenta en su haber con cientos de millones en multas pagadas en Italia, España, Estados Unidos y Francia, donde la Comisión Nacional de la Informática y las Libertades (CNIL), la agencia de protección de datos francesa, impuso en 2024 una sanción de 32 millones de euros a Amazon France Logistique (AFL) por establecer un sistema "excesivamente intrusivo" para controlar la actividad y el rendimiento de los empleados.
La reacción del consumidor a las prácticas abusivas
"Aunque en un momento dado podamos salir a la calle a manifestarnos contra las prácticas abusivas de las empresas, si ello no nos afecta en lo particular, lo olvidamos rápidamente", expone a este medio la consultora y formadora en marketing digital Neus Soler.
"Necesitamos un producto y lo compramos donde más nos interesa sin pensar lo que hay detrás. Somos una sociedad individualista y poco empática", añade.
Multas y olvidos
"El consumidor, o tiene memoria selectiva, o solo valora lo que necesita", coincide el director del máster en Comercio y Finanzas internacionales de la Universitat de Barcelona (UB) Emili Vizuete.
En el pasado, "Nike, Zara y un largo etcétera se enfrentaron a casos similares. El consumidor se informa y se escandaliza, pero luego resetea porque entiende que, si la plataforma sigue operando, es porque habrá pagado la multa y ahora lo hará bien...", añade el experto.
La última palabra
Lo grave del asunto es que no es la primera vez. Tanto Amazon como Glovo son reincidentes y lo más probable es que lleguen sanciones similares en un futuro cercano.
Pedir que te traigan la cena o un libro a la puerta de casa, en el menor tiempo posible y a un precio realmente económico, es lícito y muy cómodo, pero no todo vale.
El consumidor tiene la última palabra.
La postura de la empresa de Jeff Bezos
Lejos de aceptar la culpa y hacer autocrítica, desde Amazon trasladaron a Consumidor Global su postura respecto a la sanción impuesta por la Comisión Nacional de la Informática y las Libertades (CNIL) en enero de 2024, tras realizar las investigaciones pertinentes y recoger las quejas de los trabajadores.
"Estamos totalmente en desacuerdo con las conclusiones de la CNIL, que son objetivamente incorrectas, y nos reservamos el derecho a presentar un recurso. Los sistemas de gestión de almacenes son estándar en la industria y son necesarios para garantizar la seguridad, calidad y eficiencia de las operaciones y para realizar un seguimiento del almacenamiento del inventario y el procesamiento de los paquetes a tiempo y en línea con las expectativas del cliente", exponen fuentes de la empresa de Jeff Bezos a este medio.