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Estafado por un chiringuito financiero: “Perdí 150.000 euros en seis meses”

Cientos de afectados por los fraudes de empresas de inversión falsas reclaman más contundencia por parte de las autoridades

Un hombre calcula el dinero que ha invertido en los últimos meses / FREEPIK
Un hombre calcula el dinero que ha invertido en los últimos meses / FREEPIK

En 2011, Carlos del Barrio tenía 46 años, una pequeña empresa de vallas y postes de publicidad con dos empleados y, como se  dice, con la vida resuelta, de la cual disfrutaba en Valladolid junto a su mujer y sus tres hijas. El negocio marchaba bien y, de hecho, planeaba ampliarlo con la compra de una compañía similar, cuyo dueño iba a jubilarse. Con los ahorros de tres décadas de trabajo y un préstamo bancario logró juntar 100.000 euros para acometer la operación. Sin embargo, a finales de aquel verano unos estafadores se cruzaron en su camino y lo arrastraron a una guerra que, casi diez años después, todavía no ha terminado.

“Tuve que despedir a los dos empleados, no amplié la empresa de publicidad, me divorcié y me embargaron un terreno porque no pude pagar uno de los créditos que había pedido”, relata a Consumidor Global esta víctima de un chiringuito financiero, es decir, de una entidad que presta servicios de inversión y promete enormes rentabilidades sin estar regulada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Al igual que él, hay cientos de afectados por este tipo de timos en España. El señor del Barrio es el rostro visible de una plataforma en la que están representadas casi 500 personas. En su caso, le estafaron 150.000 euros en tan sólo seis meses.

El primer contacto

La primera vez que los estafadores se pusieron en contacto con él --al igual que en la mayoría de los casos-- fue por teléfono. “Me llamó una secretaria de una empresa de operadores de bolsa y me preguntó si quería hablar con alguno de ellos”, explica del Barrio  a este medio. En aquel momento, este pequeño empresario disponía de cierta liquidez y la idea de invertir en bolsa le resultó atractiva. “Buscaban a pequeños empresarios que encontraban en las Páginas Amarillas”, remarca. 

Una vez establecido el contacto, lo que hacen los estafadores, antes de recomendar dónde invertir, es establecer un vínculo de amistad y de cercanía para conocer mejor a sus futuras víctimas y sus puntos débiles. “Las  capacidades de persuasión de esta gente son impresionantes. A mí me convencieron para empezar a invertir diciéndome que eran unos  compañeros españoles que trabajaban en Frankfurt, que conocían muy bien el mercado y que era el más seguro del mundo”, asevera.

“Nada hacía pensar que era un fraude”  

La compañía de inversión para la que, en teoría, trabajaban los estafadores que llamaron a del Barrio se llamaba ISG. En efecto, esa empresa alemana existe y se dedica a dicho negocio. Pero los que se pusieron en contacto con esta víctima habían sido despedidos en 2009. Pese a ello, la firma no les había cancelado sus cuentas de correo electrónico corporativas y estos seguían utilizándolas para sus engaños. “Nada hacía pensar que era un fraude. Todo existía y parecía en orden”, asegura este afectado.

“Te mandan gráficas, te dicen que tal empresa va a repartir dividendos…cosas así. Los pequeños autónomos tenemos muy poco tiempo y te embaucan con este tipo de cosas hasta que llega un momento en el que te dicen que si quieres probar con 5.000 euros, que tienen  un valor que tiene muy buena pinta’”, señala del Barrio. Así, le convencieron a él para hacer su primera inversión. Se trataba de una empresa llamada FTJN, se dedicaba a la energía solar y le prometían que tenía un gran futuro por delante. No obstante, en realidad, “ni existía la fábrica, ni las placas solares, ni nada”.

Acciones manipuladas

En el caso del chiringuito financiero que estafó a este empresario vallisoletano, los delincuentes se dedicaban a comprar empresas en Alemania que estuviesen en ruina, maquillaban sus cuentas y las preparaban para ponerlas a cotizar en sistemas multilaterales de negociación germanos, franceses y austríacos. “Los valores estaban totalmente manipulados. Saben muy bien cómo hacer que suba el precio de las acciones y te dicen que deberías meter un poco más de dinero porque van a seguir subiendo y se inventan cosas, como que a la empresa le van a dar una concesión que hará que se dispare su valor”, subraya del Barrio.

Sin embargo, el momento en el que más dinero conseguían captar de estos inversores afectados era cuando las acciones de las empresas bajaban. “Decían que aquello era un ajuste de mercado y que si se ponían  otros 10.000 o 20.000 euros se recuperarían. Al final acabas convirtiéndote en una especie de yonqui de la bolsa”, añade esta víctima.

Una mujer mira una hucha con sus ahorros / PIXABAY
Una mujer mira una hucha con sus ahorros / PIXABAY

Evitar que el estafado piense

Uno de los peores momentos para las víctimas de los chiringuitos financieros es cuando se dan cuenta de que han sido estafadas. “Intentas vender las acciones aunque pierdas dinero, pero te das cuenta de que estás atrapado”, señala el empresario. Aunque antes de llegar a ese punto, él –al igual que la mayor parte de los que caen las garras de este tipo de delincuentes-- invirtió en otro valor más. Le aconsejaron comprar acciones de una empresa llamada Deep Space Media, una compañía que se suponía que iba a lograr un contrato con las principales cadenas de televisión asiáticas para emitir programas de juegos de azar. “Esto va a ser un boom y esta empresa va a subir como la espuma”, le decían.

“No le digas nada a tu mujer, que vas a recuperar el dinero”, le aconsejaban cuando Carlos les consultaba preocupado por la pérdida de valor de sus acciones. De hecho, una de las estrategias de estos estafadores es que no dejan que la gente consulte con sus amigos, familiares o allegados la situación. “O compras ahora mismo, que van a subir un 10% las acciones, u olvídate”, recuerda del Barrio acerca de la forma tan agresiva con la que le incitaban a invertir.

La vergüenza

Muchas de las personas que han pasado por situaciones como esta deciden no denunciar para no tener que reconocer ante su círculo que han sido estafados. Algunos incluso recurren a la venta de activos o a pedir dinero a sus allegados con excusas raras. “En muchas ocasiones este tipo de cosas acaban en divorcios”, destaca del Barrio.

En concreto, durante el verano de 2020, la Guardia Civil desmanteló una red de chiringuitos financieros que estafó más de 27 millones de euros. Los cuatro arrestados ya habían sido detenidos en 2016 por los mismos hechos y son los mismos que estafaron a del Barrio. Por ello, los afectados denuncian cierta laxitud por parte de las autoridades competentes en España ante este tipo de fraudes. De hecho, del Barrio señala que los delincuentes, para colmo, intentaron comprar hasta su silencio y pusieron precio a su cabeza.

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