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Adiós a las enrevesadas etiquetas de los electrodomésticos

El nuevo código de eficiencia energética de los aparatos del hogar está en vigor desde marzo y ofrece información más clara para los consumidores

Javier Roibás

Una mujer mira varios electrodomésticos en una tienda / FREEPIK

Los electrodomésticos son los responsables de casi la mitad del gasto eléctrico de los hogares españoles. Por ese motivo, y porque los usuarios cada vez están más concienciados con cuidar el medioambiente, la demanda de aparatos domésticos más eficientes y sostenibles se ha disparado en los últimos años. Desde el 1 de marzo, los frigoríficos, congeladores, vinotecas, lavadoras, lavavajillas, televisores y pantallas electrónicas a la venta en España incorporan las nuevas etiquetas de eficiencia energética aprobadas por la Comisión Europea. Sin embargo, habrá un periodo de coexistencia con las antiguas. En concreto, hasta final de año. Esta medida sirve para que las tiendas puedan agotar el stock de los electrodomésticos con el etiquetado anterior. Hasta entonces, los artículos podrán incorporar ambas.

Las principales organizaciones del sector coinciden en que las antiguas eran demasiado confusas para el consumidor medio y dificultaban su derecho a una compra informada. Además, fuentes del ramo aseguran a Consumidor Global que el nuevo sistema dota al usuario de más información y que ésta es más clara. Pero, ¿cuáles son las principales novedades? ¿Hay equivalencias entre las etiquetas antiguas y las nuevas? ¿La nueva normativa se aplicará a la vez a todos los aparatos?

Un código QR para los más frikis

La principal novedad es la simplificación de la escala para representar la eficiencia energética. La categorización anterior iba desde la A+++ (pasando por la A++, A+ y la A) hasta la D. Este sistema resultaba “muy confuso”, asegura Marta Pérez, directora general de la Federación Española de Comerciantes de Electrodomésticos (FECE). La nueva clasificación es más entendible y cataloga los productos sólo con una letra en una escala que va de la A hasta la G.

Otra de las novedades es la inclusión de un código QR en la parte superior derecha de las pegatinas. El objetivo es que el usuario pueda consultar de manera fácil la ficha completa del producto. “La información estará en una base de datos europea llamada EPREL (European Product Database for Energy Labelling, en inglés) y gestionada por la Comisión Europea. Es muy útil para aquellos que quieren una información más exhaustiva”, señala Pérez. Por otro lado, el sistema de pictogramas para indicar, por ejemplo, el nivel de ruido del producto o el volumen de los compartimentos, también cambia.

Categorías superiores demasiado pobladas

La catalogación anterior de la eficiencia energética de los electrodomésticos data de diciembre de 2011. Desde entonces, los fabricantes han desarrollado nuevas tecnologías para mejorar en este apartado y, fruto de ello, demasiados productos tienen ya la etiqueta de rango superior (A+++), reconoce David Molina, coordinador técnico de la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Electrodomésticos (Anfel). Esta situación provoca que el usuario no sepa con certeza cuál le conviene más para ahorrar en su factura porque al comparar los productos, en apariencia, ofrecen las mismas prestaciones.

El nuevo etiquetado produce que muchos de los electrodomésticos que antes contaban con la máxima calificación de eficiencia energética tengan ahora un rango inferior dentro de la nueva escala. De hecho, según detalla Molina, no hay equivalencias entre las etiquetas antiguas y las nuevas y la categoría más eficiente se irá poblando de forma progresiva. “La intención es que la nueva escala tenga una vida de 10 años”, añade.

Plazos diferentes para los productos

Desde noviembre de 2020 los fabricantes de los electrodomésticos afectados por esta nueva normativa están obligados a facilitar a las tiendas tanto la etiqueta antigua como la nueva, a pesar de que esta última no se podía exponer en las tiendas hasta el 1 de marzo.

Mientras, las lámparas y las bombillas se sumarán al nuevo etiquetado a partir de septiembre y, por último, las secadoras, campanas, hornos, aires acondicionados y aspiradoras, entre otros dispositivos, lo harán en 2022, explica Pérez.

Mayor coste, pero más baratos al final

Para la directora general de FECE la gente está dispuesta a ser ecológica “hasta cierto punto”, dado que uno de los principales factores a la hora de decantarse por un producto es el precio. En este sentido, y por lo general, los electrodomésticos más eficientes son más caros debido a la inversión en I+D+I que hay detrás.

Pero, según Anfel, el ahorro de sustituir un frigorífico con 10 años de antigüedad por uno con la máxima certificación energética actual también se nota en el bolsillo y puede suponer casi 44 euros anuales, por lo que una mayor inversión inicial se compensa con el paso de los años.