Conseguir una factura de Glovo, un trauma para el autónomo

El proceso para solicitar los recibos es confuso e incluso la plataforma reconoce que tiene “algunas incidencias” con el envío automático de los mismos

Un repartidor de Glovo con su bicicleta / EP
Un repartidor de Glovo con su bicicleta / EP

La actividad de un autónomo es, por lo general, frenética. Además de atender a sus clientes, la gestión de la contabilidad de su negocio es otra faceta imprescindible que no puede descuidar y que requiere de tiempo. Si a estas tareas se le suma tener que perseguir a los proveedores para conseguir las facturas con las que deducir determinados conceptos ligados a su actividad, sacar adelante la empresa se hace todavía más cuesta arriba.

Cada vez son más los autónomos que recurren de forma puntual a los servicios de reparto de plataformas como Glovo, que además del delivery de comida, también ofrece la opción de envíos de paquetería. Sin embargo, tal y como ha comprobado el equipo de Consumidor Global, conseguir una factura de esta plataforma es un proceso para el que hay que cargarse de paciencia. “Estamos teniendo algunas incidencias con respecto a la factura, que debería enviarse de forma automática”, asegura una trabajadora de la empresa al tramitar una reclamación sobre este asunto.

Pelearse con el restaurante  

Glovo, al igual que Deliveroo o Just Eat, no emite la factura por la comida que el cliente recibe en su domicilio. “El emisor de la factura es el restaurante, que es el que realiza el servicio. Estas plataformas son intermediarias y tienen que hacer una factura al bar o establecimiento”, explica a este medio David Lahuerta, experto en fiscalidad de OK Asesores. De hecho, estas empresas informan en sus páginas web y aplicaciones de dicha situación. 

Así, una vez aclarado este aspecto, pedir una factura para deducir un gasto de este tipo supone una pequeña batalla con el restaurante en cuestión. En primer lugar, el usuario debe registrar en el apartado específico de la app de Glovo sus datos fiscales. Y, superado ese paso, el tema se complica. Es necesario ponerse en contacto con el establecimiento --del que habrá que buscar el número de teléfono en internet-- y pedir de forma específica la factura para el pedido. Por lo general, los restaurantes indican que para conseguir la factura el cliente debe ponerse en contacto con la aplicación. Entonces, comienza un arduo diálogo para explicar a la persona que está al otro lado de la línea que, en realidad, la obligación de facturar emana del restaurante y no de Glovo. A ello hay que añadir que toda esta gestión debe hacerse antes de que el pedido salga del local, de lo contrario, la factura nunca llegará.

Incidencias con el envío automático de facturas

Además del reparto de comida a domicilio, Glovo también da la posibilidad a los usuarios de tramitar el envío o la recogida de un paquete. A diferencia del caso anterior, aquí sí que es la plataforma la que tiene que emitir la factura dado que es la que presta el servicio en sí. Pero, al igual que antes, para poder obtenerla es necesario rellenar el formulario con los datos fiscales y, según promete la compañía en su app, una vez finalizada la entrega o la recepción del paquete el usuario recibe de forma automática en su correo electrónico la ansiada factura. 

No obstante, el proceso es bastante confuso y tedioso. Al acabar el reparto, el usuario recibe un email en el que se le indica que la mercancía ha sido entregada y otros detalles, como el coste del servicio, pero ni rastro de la factura.

Un laberinto digital 

Para intentar subsanar la situación, el equipo de Consumidor Global ha seguido los pasos que debería dar un cliente para hacer la solicitud del recibo. En primer lugar, en la app no hay ningún apartado específico para reclamar la factura. Además, dentro de las múltiples pestañas en las que se estructura el apartado de ayuda, muchas de las opciones llevan a la típica página de preguntas frecuentes, que tampoco solucionan la papeleta. 

Tras dar muchas vueltas y perder el tiempo entre las distintas opciones, se acaba por pinchar en una, casi al azar, para ver si se consigue algo. Con suerte, se llega a un chat que pone en contacto al cliente con un gestor de reclamaciones de la compañía. Tras exponer la situación, facilitar el código del pedido, perder una media hora y requerir con urgencia una factura de poco menos de 10 euros, se consigue recibir el documento por correo electrónico. Es decir, para un autónomo que realice, por ejemplo, dos pedidos puntuales de este tipo en un día,este proceso puede suponer una hora perdida de su jornada en reclamaciones. 

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