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El pan cubierto de moho que Ametller Origen vende como producto de lujo por 5 euros
La cadena de supermercados presume de excelencia, pero, a juzgar por el estado de algunos de los productos expuestos en sus lineales, el control brilla por su ausencia
En los lineales de madera de las tiendas de Ametller Origen tienen un pan de lujo cubierto de moho, tal y como se aprecia en el vídeo a continuación. ¿Por qué de lujo? Porque el envase de 365 gramos cuesta ni más ni menos que 4,90 euros.
Las imágenes no pertenecen al badulaque de Apu en Los Simpson, sino a un supermercado de Ametller Origen en la zona alta de Barcelona. Y la cantidad de moho que acumula este pan proteico, envasado por la empresa panadera Impossible Bakers, pone de manifiesto que el control de los productos que ofertan en sus establecimientos brilla por su ausencia.
El pan con moho de Ametller Origen
Al ir a comprar varios alimentos, este cronista se topó con diferentes bolsas de pan de molde: centeno, espelta, proteico... Este último es el que aparece con la masa del interior afectada por una inmensa mancha blanca.
No se trata de un pequeño desperfecto. No es un poco de moho en una esquina. Tampoco son dos mohosos puntos, como le sucedió a Goiko en su pan de hamburguesa. No es algo incipiente ni escondido. Se ve a simple vista y es obvio que los hongos llevan varios días colonizando y expandiéndose por el pan sin que nadie haga absolutamente nada.
Impossible Bakers
El producto afectado, que descansa en el lineal sin ser apartado, a la espera de que algún consumidor despistado lo añada a su cesta, es un pan de molde proteico con semillas cuyo precio en el punto de venta es de 4,90 euros -el envase de 365 gramos-.
"Tu panadería y pastelería más saludable". Este es el eslógan de Impossible Bakers, la empresa española que fabrica este pan olvidado en un rincón de una tienda de Ametller.
Las apariencias engañan
En las tiendas de Ametller Origen todo es bonito. Las verduras y las frutas reposan bajo una nube de vapor que las humedece y las hace parecer más frescas. Los siempre caros frutos secos van en bolsas enormes; tienen quesos franceses y las pizzas son trufadas. Allí, todo es a lo grande, los alimentos visten sus mejores galas y al consumidor se le hace la boca agua.
Pero las apariencias, a veces, engañan...
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