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Tequila con cabezas de gambas: así es la arriesgada propuesta de esta coctelería barcelonesa

La propuesta incluye otras fusiones con erizo de mar o almejas así como otros botánicos marinos que aportan sabores fuertes y no aptos para todos los gustos

Ana Siles

Uno de los cócteles elaborados con productos del mar en el restaurante The Lot / CEDIDA

The Lot viene de la expresión inglesa a lot, que significa "mucho". Y aunque dicen que quien mucho abarca, poco aprieta, Alejandro Sanahuja ha hecho de su restaurante un lugar en el que casi todo es posible. Restaurante, delivery, sala de eventos y coctelería: este espacio del barrio de Sant Gervasi, en Barcelona, ha dado un paso más. El chef ha creado una carta de cócteles que, según explica a Consumidor Global, "saben al océano".

Sanahuja no es nuevo en el mundo del mar. También dirige O'Peregrino, un clásico de la ciudad especializado en pescado y marisco. Desde esa base tradicional, ha construido en The Lot un proyecto más joven y arriesgado. "Nuestro objetivo es ser pioneros en hacer que el mar sea bebible", asegura.

Coctelería del mar, la propuesta de The Lot

Sanahuja estudió en la escuela Hofmann en el año 2020. Poco después, tuvo la oportunidad de adquirir O'Peregrino. "Éramos amigos del antiguo dueño y era una oportunidad muy única", recuerda. Ese restaurante le dio el conocimiento del producto: "Somos expertos en pescados y mariscos, es el mejor producto de Barcelona".

The Lot es una versión modernizada de esa tradición. Aquí ha querido explorar nuevos formatos. "Básicamente, intento extender mis conocimientos del mar a varias áreas", explica. La coctelería se ha convertido en el terreno donde más arriesga. "Hoy en día, Barcelona posiblemente sea la ciudad en la que más coctelerías hay en el mundo", apunta. Por eso buscaba algo distinto, aunque no siempre será del gusto de todos.

Así se hacen los cócteles

La elaboración de estos cócteles va mucho más allá de añadir un toque salado. "Tenemos destiladoras de alcohol en nuestro local y podemos redestilar un tequila con cabeza de gamba o con diferentes botánicos del mar", detalla Sanahuja. También trabajan con cordiales y otros preparados infusionados con ingredientes marinos. Todo esto permite crear bases inéditas y muy arriesgadas.

Un ejemplo es Lágrimas de Poseidón, un dry martini con "una solución salina de almeja y un aceite concentrado de chili". La carta también incluye un cóctel tiki de mango, erizo de mar y ron. No son mezclas sencillas. "Obviamente reutilizamos todo lo que se puede, pero hay mucha preparación detrás", admite.

Mar, equilibrio y riesgo

Convertir el mar en algo bebible no es fácil. "Tiene que haber un punto de equilibrio… Hay elementos que pueden disgustar o invadir, como algas, botánicos o almejas", explica. Cada creación pasa por varias fases: el chef y el mixólogo definen los ingredientes, y luego llegan las pruebas. "Él va haciendo su creación, sus preparaciones, clarificaciones con leche…", añade.

Antes de aprobar un cóctel, lo prueba el equipo interno y los proveedores. El objetivo es evitar excesos y texturas agresivas. Aun así, Sanahuja reconoce que el riesgo forma parte del concepto: “Lo que estamos haciendo es muy difícil”. No todos los sabores conquistarán los paladares, y él lo sabe.

Una experiencia que no busca gustar a todos

Para Sanahuja, hay un cóctel que mejor representa la idea de bebérselo: Abyssal Tótem. "El sabor del erizo es muy fuerte, pero está tan bien equilibrado", afirma. Lleva sirope de erizo, bitter de chocolate y Everum.

El erizo no es casual. Es uno de los productos más potentes del mar Mediterráneo, capaz de dividir paladares. "No es una coctelería hecha para que los tomes todos y gusten todos", explica. "A lo mejor tu favorito es el peor para otra persona". Pueden sorprender. Pueden no gustar. "Pero eso no quiere decir que el cóctel esté malo", concluye Sanahuja.