A Nacho J. le gusta reírse de sí mismo. “Fue una crisis de los cuarenta, lo admito. Y sí, la solucioné con una moto china”. La elegida fue una Mash Seventy 125, también conocida como Mash 77. Con su diseño vintage, la posibilidad de conducirla con el carné de coche y un precio muy atractivo de 2.599 euros, el modelo prometía libertad, estilo y economía. Y, durante un tiempo, cumplió. Nacho recorría con ella las curvas del Tibidabo, aparcaba a escasos metros de la puerta de su oficina y aceptaba con satisfacción las miradas de sus compañeros de trabajo.
Pero el idilio, como tantos otros, tuvo un abrupto final. En julio del año pasado, un accidente menor rompió el retrovisor izquierdo de su Mash 77. Lo que parecía una reparación sencilla se convirtió en una pesadilla que dejó su moto “varada indefinidamente debido a la falta de piezas de repuesto”. El taller VN Vehículos, al que acudió tras el incidente, no pudo darle una fecha para la llegada de la pieza. En ese momento, la empresa de motocicletas reconoció a Consumidor Global “algunos problemas relacionados con el servicio posventa ocasionados por el antiguo importador, así como por la propia marca”.
“Solo quiero arreglarla y venderla ya”
Un año después, en julio de 2025, la situación ha empeorado. “Ya no es solo que falten piezas, el concesionario de Barcelona ha cerrado”, explica Nacho. Hace pocas semanas su moto sufrió otra avería; esta vez, en el tubo de escape, una pieza aún más difícil de conseguir. “Solo quiero arreglarla y venderla ya”, confiesa resignado. Su próxima motocicleta, adelanta, será de una marca fiable, con red de talleres y repuestos garantizados. “Una Yamaha, por ejemplo”.
Esta experiencia refleja una tendencia creciente en el mercado. Cada vez más fabricantes chinos irrumpen en el mercado europeo con productos de precio competitivo, seduciendo a un público ávido de opciones económicas. Sin embargo, como bien sentencia el cliente: “Lo barato sale caro”. Esta máxima no solo se aplica a los costes de reparación, sino a la crucial disponibilidad y fiabilidad de los repuestos, un talón de Aquiles para estas marcas que aún buscan consolidarse.
Mash informa de una “etapa de transición”
Consumidor Global ha contactado con la marca para confirmar su situación en España. Desde Mash reconocen que se encuentran “en una etapa de transición en la representación oficial”, tras el cierre de ciclo con su anterior importador. En el horizonte, anuncian un ambicioso “nuevo proyecto para retomar la distribución de Mash en España”, con su lanzamiento previsto para 2026. Entre las promesas: una red oficial de concesionarios y servicio técnico, un servicio posventa profesional y estructurado, una plataforma digital con comercio electrónico portal B2B y “una nueva gama de motocicletas Mash, más modernas y competitivas”.
Si bien la intención de la marca de relanzarse en el mercado español es plausible, la realidad para los usuarios actuales es incierta. La promesa de un futuro brillante en 2026 no resuelve los problemas inmediatos de quienes, como nuestro protagonista, necesitan reparaciones hoy. La propia marca reconoce “posibles demoras en los tiempos de respuesta debido a esta fase de reorganización”, una admisión que, aunque sincera, no alivia la ansiedad del propietario de una moto inmovilizada.
Para paliar la situación
Para intentar paliar la situación, Mash facilita algunos “recursos útiles”. Se menciona un “formulario de garantía” y la existencia de “recambios disponibles en la web externa www.recambios-mash.es”.
Sin embargo, la propia marca se desmarca de esta última opción, advirtiendo que “se trata de una plataforma externa, no gestionada ni supervisada directamente por nosotros, por lo que no podemos garantizar sus procesos ni asumir responsabilidades sobre los pedidos realizados allí”.
Un desabastecimiento con nombre propio
La profesora de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Ana Jiménez Zarco, señala que el verdadero problema radica en el desabastecimiento inherente a una marca poco consolidada. “Muchas marcas chinas han comenzado a expandirse rápidamente en nuevos mercados, pero el problema surge con el mantenimiento y las reparaciones. Es fácil establecer un canal de ventas, pero lo que llega tarde es la infraestructura necesaria para ofrecer soporte posventa, como talleres especializados y piezas de repuesto”, explica.
Por ahora, Nacho tiene una Mash 77 con un retrovisor “de otra moto” y un tubo de escape que no espera ser reparado hasta 2026, mientras la marca sigue en “una etapa de transición”.