Domestika es una plataforma online de origen español que se define como la comunidad creativa con el crecimiento más rápido del sector, “donde los mejores expertos comparten sus conocimientos y transmiten sus habilidades a través de cursos online producidos profesionalmente”. Así, es posible apuntarse a cursos de muy diversas temáticas: de bordado, estrategia de marca, música, audio o para aprender a manejar programas como Adobe, IA o nociones de fotografía.
“Disfruta aprendiendo desde casa, sin horarios y a tu ritmo. Tú decides cuándo seguir con cada unidad”, explican. En ocasiones, tras terminar la formación, los alumnos reciben un diploma, aunque la plataforma tiene un enfoque eminentemente práctico y lo importante son las habilidades adquiridas. Sin embargo, muchos alumnos han descubierto con indignación que se les aplican unos cargos que no están explicados con claridad.
Patrones oscuros
“Como muchas personas, he sido víctima de los patrones oscuros de Domestika.org. Ya había comprado tres cursos en la plataforma anteriormente y nunca he tenido ningún problema. Pero la última compra venía con sorpresa: una suscripción anual a Domestika Plus por tan solo 228 euros”, cuenta a este medio O. Chamorro.
Sin embargo, no hizo uso efectivo de esta suscripción porque no era consciente de tenerla. “Ya había comprado cursos y sabía cómo funcionaba. Entonces pagué el curso y me olvidé del tema. Además, me llegaron dos correos electrónicos: uno con el recibo y otro con las ventajas de Domestika Plus, pero ese lo hizo al apartado de newsletters (ese que nunca lees) junto con otros mensajes comerciales de Domestika. Obviamente, ni me di cuenta”, lamenta.
Sin aviso del cobro
Chamorro también denuncia que, antes de cobrarle esos 228 euros, Domestika no le envió ningún aviso específico. “Las plataformas más decentes (estoy suscrita a Canva pro, Adobe, GoDaddy, etc.) suelen avisarte antes de que termine el periodo de prueba gratuita o tu periodo de facturación anual. Y no creo que lo hagan porque son buenos, sino porque lo exige la ley”, relata.
El problema no sería tan grave si no estuviera PayPal por el medio. “PayPal suele pagar por ti al prestador de servicios y luego ya te cobran a ti. Cuando rechacé el cobro desde mi banco, PayPal ya había pagado a Domestika y ahora tengo una deuda ante PayPal que la compañía amenaza con pasar a ASNEF donde voy a figurar como morosa. Llevo un mes intentando resolver la situación con Domestika y PayPal y todavía no tengo nada. Solo amenazas de PayPal y mensajes automáticos cada vez que escribo a Domestika”, describe esta afectada.
Suscripción no deseada de forma opaca
Denuncias como la de Chamorro no son ni mucho menos infrecuentes. Por ejemplo, el 12 de junio un internauta publicó en la red social X que Domestika le había “colado” una suscripción no deseada “de forma opaca y poco honesta al contratar uno de sus cursos de 1 euro, y cobrado la friolera de 311 euros por una suscripción a Domestika Plus, sin posibilidad de reembolso por desistimiento”.
Y es que, trascurrido el plazo de 30 días, el cliente se queda sin margen de maniobra, cazado por esta compañía. “Con lo que tú fuiste… Resumen: Compras un curso ofertado por 0,99 euros, y una vez lo compras, sin avisarte (dark pattern) ni anunciarte nada, te han suscrito a su plan anual (299 euros)”, coincidía otro tuitero que mencionaba a Domestika.
Un misterio empresarial
El CEO de la empresa es el español Julio G. Cotorruelo, residente en la actualidad en Palo Alto (Estados Unidos) y cuyas decisiones empresariales siembran dudas. Tal y como publicó El País en junio de 2023, apenas dos meses después de lograr 110 millones de dólares en rondas de financiación, Domestika despidió a “unos 150 empleados en todo el mundo”. Además, indicó que la labor de algunos empleados estaba siendo sustituida por inteligencia artificial.
Por si fuera poco, con el objetivo de sangrar más a los usuarios, Domestika ha aumentado el coste de la suscripción anual: tal y como han demostrado tuiteros y creadores de contenido con una serie de pantallazos, antes la suscripción Plus anual ascendía a 99 euros, un montante que ahora se multiplica hasta por tres.
Patrones oscuros
La mención a los patrones oscuros que hacía Chamorro tampoco es casual: es un concepto técnico para describir las “interfaces e implementaciones de experiencia de usuario destinadas a influenciar en el comportamiento y las decisiones de las personas en su interacción con webs, apps y redes sociales, de forma que tomen decisiones potencialmente perjudiciales para la protección de sus datos personales”.
Así lo describe la Agencia Española de Protección de Datos, que menciona la ocultación, la obstaculización o el enturbiamiento.
Quejas de distintos países
El goteo de quejas contra Domestika es constante… e internacional. “Compré un curso de Canva 0,99 dólares y me apareció un mes después un débito en mi tarjeta de 167,01 dólares por otro curso que no he pedido. Exijo un reembolso y que me den de baja mi cuenta”, protestaba un internauta argentino en la red social X el 2 de julio. “Pinches lacras mentirosos, lástima por los artistas que dan cursos que son los menos culpables de sus pinches tranzas”, clamaba un mexicano.
“Se confía uno de un curso de COP$ 3.000 en promoción y lo que no se sabe es que viene amarrado con una renovación oculta por COP$ 700.000 a un año. Sin posibilidad de cancelación por compra no deseada”, corroboraba un colombiano. Solo unos días antes, un anglosajón acusaba a la empresa de realizar prácticas abusivas (“You charged me an amount of money for a service I didn't require (Domestika Plus) and you don't answer my requests. This is predatory and abusive. I need my money back right now”).
Problemas en la contratación
En Chile, las quejas han llevado al Servicio Nacional al Consumidor, un organismo estatal que vela por los derechos de los usuarios del país, a alertar de los “problemas en contratación de cursos online en plataforma Domestika”.
“Tras recibir una decena de reclamos durante este mes de mayo, el SERNAC alertó a las y los consumidores al momento de contratar cursos online en la plataforma Domestika. Las personas afectadas indican haber sido objeto de cobros automáticos e inesperados por una suscripción anual, cuyos términos no habrían sido informados oportunamente y de manera clara”, alertaron.
Cobro sin previo aviso
“Los afectados señalan que se vieron incentivados a la contratación de los servicios, pues dicha empresa online ofrece numerosos cursos por un valor promocional de $845. Sin embargo, al registrar un medio de pago para acceder a esta oferta, se activaría automáticamente una suscripción anual por un valor aproximadamente $169.000, la cual se cobra sin previo aviso si el usuario no la cancela expresamente”, agregaron.
El cabreo de una legión de consumidores se palpa también en una petición de Change.org que ya suma más de 12.000 firmas. “Necesitamos que nos reembolsen el dinero de Domestika Plus, una suscripción que no hemos autorizado y se nos ha estafado a varios clientes de todas partes cobrándonos un abono anual. Hemos reclamado en sus medios de comunicación (email de soporte, chat de la página web, redes sociales) pero no dan solución ya que solo hay bots que dan respuesta automática diciendo que Domestika Plus no es reembolsable”, protestan.