La creciente preocupación por el cambio climático y la pérdida de biodiversidad entre agricultores y ganaderos es evidente, y todo indica que esta situación se recrudecerá. Consecuentemente, es muy posible que los españoles (y, por extensión, los europeos) se vean obligados a modificar sus hábitos alimentarios y culinarios. Entre otras cosas, para darle la vuelta a la situación será necesario aumentar la ingesta de legumbres, apostar decididamente por la agricultura ecológica y reducir de forma drástica el consumo de carne.
Al menos así lo sostiene un informe reciente de Greenpeace que lleva el contundente título de Revolución Alimentaria: Urge una transición del inviable sistema actual a un Modelo Alimentario Sostenible, en el que la entidad analiza el futuro del sistema alimentario español.
Dietas saludables, sostenibles y locales
“La necesidad está, hace falta la voluntad de cambio. La alimentación es un derecho y no una excusa para el lucro de unos pocos a costa del daño general. Se debe priorizar un modelo que funcione dentro de los límites planetarios, que proteja la agricultura familiar y social, la ganadería extensiva y la pesca artesanal y que permita abastecer a la población con dietas sostenibles, saludables y locales”, ha declarado Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace.
Cree Greenpeace que el sistema alimentario actual “está desconectado del territorio”, lo que genera “impactos negativos en los ecosistemas, el tejido rural y la salud”. A la larga, indican, esta progresiva erosión puede deteriorar la alimentación y provocar inseguridad alimentaria.
Aumento de las emisiones
Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (por sus siglas en inglés, IPCC), de seguir con este modelo, en 2050 la alimentación será el sector con mayor cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, por delante de la producción de energía o el transporte.
Si las cosas no cambian, en ese año se reducirán un 53% las capturas en caladero nacional. “Nuestra dieta seguirá siendo excesiva en proteínas de origen animal y deficitarias en legumbres, con una excesiva aportación de grasas de origen animal altamente dañinas para la salud. Y, por último, seguirán tirándose a la basura alimentos, incrementando las emisiones de la pérdida y desperdicio alimentario un 7%”, denuncia Greenpeace.
Modelo alimentario sostenible
Por eso, Greenpeace, de la mano del trabajo científico del think tank Alimentta, ha elaborado lo que ha denominado modelo alimentario sostenible (MAS). Este sistema permitiría reducir notablemente las emisiones y mejorar las dietas “dentro de las pautas marcadas por la dieta de salud planetaria, aumentando el consumo de legumbres y reduciendo las proteínas de origen animal”.
Entre otros beneficios, Greenpeace cree que su propuesta aumentaría el empleo vinculado a la alimentación un 35%.
Enfoque del MAS
El MAS engloba tanto la producción como el consumo, y apuesta por el enfoque agroecológico en la producción agraria. Estas son las “cinco palancas de cambio” en las que Greenpeace centra el tiro:
- Producción 100% agroecológica para el 2050, lo que reduciría la contaminación del agua e implicaría recolocar los cultivos que más recursos necesitan. Hay que tener en cuenta que, a pesar de ser tradicionalmente zonas de secano, cultivos como el olivo, el almendro o la vid se han reconvertido al regadío en muchas zonas en busca de mayores producciones.
- Aumento de las legumbres: consumimos 121,8 gr persona/semana, lo que supone casi 3 veces menos de lo recomendado en la dieta de referencia utilizada en este estudio, EAT-Lancet (365,4 g persona/semana).
- Menos cerdos, más ganadería extensiva de base agroecológica. “En España se consume más de 3,5 veces la carne recomendada por la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición), casi el doble de lácteos y el 33% más de huevos”, dice Greenpeace, que cree que una cantidad razonable sería “un máximo de 300g de carne a la semana, y provenientes de una ganadería arraigada al territorio, y generadora de enormes beneficios ambientales, como la prevención de incendios”. Además, la entidad apuesta por reducir radicalmente la producción de porcino (un 88%) y la de carne de aves de corral (un 76%).
- Pesca de bajo impacto ambiental y alto valor social. “Con el MAS, las capturas en el caladero nacional aumentarán un 55 % y las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirán en un 94 % para 2050”, asevera Greenpeace.
- Reducción del desperdicio alimentario
Venta directa de alimentos
Por otra parte, Greenpeace recomienda “apoyar la creación de centros logísticos de distribución y venta alternativos, como los food hubs, donde se almacenan y distribuyen alimentos sostenibles, o mercados agroecológicos y la venta directa”.
“La urgente y necesaria transición alimentaria, tal como exige la comunidad científica, sigue siendo la gran olvidada en las políticas públicas. En otros sectores se ha asumido la transición como pieza clave, sin embargo, apenas se ha valorado en un sector tan vital como el que nos provee de alimentos”, ha declarado Celia Ojeda, responsable del área de biodiversidad de Greenpeace España. “Ahora es el turno de que la clase política actúe con valentía, determinación y rapidez para hacerlo realidad”, ha reclamado.