La escalada de precios, el incremento de los impuestos a principios de año y la constante subida de la inflación han convertido hasta las compras más básicas—como frutas, verduras, carnes y pescados—en un lujo puntual para muchos consumidores.
En este escenario, cada vez son más las personas que buscan maneras de recortar gastos en la compra diaria sin renunciar a una alimentación saludable, ya que lograr el equilibrio en las finanzas del hogar se torna cada vez más complicado.
Cómo ahorrar en la despensa en épocas de precios en alza
Es un hecho innegable que, después de la vivienda, el mayor desembolso de cualquier familia se concentra en la cesta de la compra. Quizás te hayas sorprendido en alguna entrevista de trabajo al comentar discretamente que tus expectativas salariales están condicionadas por el alto coste de alimentarte diariamente.
Es curioso, pero la alimentación es esencial para la vida, y con el reciente aumento de precios, las redes sociales se han llenado de consejos para ahorrar cada céntimo. Sin embargo, más allá de trucos que en ocasiones rozan lo ilícito, la única estrategia efectiva es leer con detenimiento todas las etiquetas y carteles publicitarios.
Cómo esquivar la reduflación: cuidado con las ofertas engañosas
Tanto el cliente como el comerciante deben ser cuidadosos: si algo no cuadra en los precios o en la publicidad, es vital protestar y exigir correcciones. Desafortunadamente, algunos fabricantes y grandes superficies se aprovechan de los límites de la ley utilizando artimañas, como la conocida “reduflación”, para confundir al consumidor menos atento.
Ante ofertas del tipo "segunda unidad a mitad de precio" o "3x2", lo mejor es fijarse en el precio real, por peso o por volumen y no en el coste por unidad. El truco viral de elegir el producto más barato en una misma sección, como las pechugas de pollo envasadas, puede resultar engañoso, ya que podría implicar una cantidad inferior o piezas más pequeñas.
Optar por formatos mayores: una estrategia inteligente
La verdadera economía se logra comparando marcas y formatos con “el producto en la mano” para identificar cuál ofrece el mejor precio por kilo. Por ejemplo, aunque en apariencia los solomillos de pollo puedan parecer más económicos que las pechugas enteras, estos últimos podrían tener un coste significativamente menor por kilo por su tamaño básicamente.
Además, cuanto más procesado esté un producto—como pechugas fileteadas, pescado cortado en lomos, bacalao desalado o verduras ya peladas y troceadas—más elevado suele ser su precio porque te incluyen la mano de obra. Es una pena que las personas menos duchas en la cocina, más inexpertas o incluso con movilidad reducida, dependan de estos formatos.
Si compras a granel o en cantidades grandes ahorrarás
En muchas ocasiones, adquirir formatos más grandes resulta más rentable, aunque al principio parezcan más caros. Si bien puede que no necesites inmediatamente medio kilo de pechugas o un bacalao entero, invertir en mayores cantidades te permite ahorrar al congelar o preparar con antelación las porciones necesarias que irás usando para la elaboración de platos en las futuras semanas. Lo esencial es asegurarse de que los alimentos no caduquen antes de que puedas consumirlos; de lo contrario, habrías perdido la oportunidad de ahorrar y quizás sería preferible optar por el envase más pequeño, a pesar de su coste mayor.
Un ejemplo claro es el de los yogures. Puedes encontrar dos paquetes de cuatro unidades de marcas diferentes; aunque uno pueda parecer unos céntimos más baratos por unidad, al comprobar el precio por kilo podría resultar más caro, ya que una de las marcas ha reducido el peso de sus yogures sin modificar el precio.
En un contexto económico cada vez más exigente, la clave para no desequilibrar las finanzas del hogar reside en ser un consumidor atento. Leer las etiquetas y comparar precios por peso o volumen, en lugar de dejarse llevar por ofertas superficiales, es fundamental para contrarrestar la reduflación y otros trucos del mercado. Así, podrás disfrutar de una alimentación saludable sin que la subida de precios se interponga en tus objetivos de ahorro.