Hay una nueva palabra en el vocabulario de Instagram y TikTok que aboga por tomar el sol progresivamente, sin protección, hasta que la piel se vuelva férrea e impenetrable. “El callo solar es vital. El otro día uno me dijo que le preguntó a su dermatólogo y que no existía tal cosa. Yo le contestaría que tampoco creo que existan los aviones, pues el error es comparable”. Esta es la afirmación infudamentada del influencer @carlos_stro, que cuenta con 322.000 seguidores.
“Si generas callo solar puedes recibir el sol sin problemas como todos los animales de la tierra. No hay un solo animal al que el sol le haga daño y ninguno utiliza protector solar. El sol no causa cáncer, nunca lo ha causado y nunca lo causará”, defiende @nutridoctor en TikTok. Suena rotundo, casi provocador. Mientras tanto, dermatólogos, cosmetólogos y expertos de marcas de belleza están escandalizados ante esta peligrosa tendencia.
Callo solar, una práctica “malinterpretada”
En 2024, se registraron 7.881 nuevos casos de melanoma cutáneo en España, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN). El 86% de los melanomas en el país están relacionados con la radiación ultravioleta solar y falta de uso de fotoprotectores. Además, un 25% de la población española reconoce sufrir quemaduras solares con regularidad, cifra que asciende al 38% en jóvenes de entre 16 y 24 años.
Natalia Olmo, fundadora de la marca de cosmética natural Maminat, no se considera experta en callo solar. Sin embargo, como defensora de una exposición solar responsable, comparte sus conocimientos con Consumidor Global sobre una práctica que, según ella, está siendo “malinterpretada” por ciertos sectores.
Verdades a medias
“Callo solar no significa dejar de usar protección solar. No es una alternativa”, enfatiza Olmo. “Significa permitir que la piel se exponga de forma controlada, por ejemplo, durante los primeros rayos del amanecer oel atardecer, para activar la producción de vitamina D”, aclara. La polémica está servida porque, como ella misma lamenta, muchos consumidores han interpretado esta práctica como “no usar protección solar nunca”. Y eso, advierte, “es poner en riesgo la salud”.
El auge del callo solar ha sido promovido por influencers del bienestar y por quienes critican el uso excesivo de protectores. Para algunos, este hábito representa un retorno a la relación ancestral con la naturaleza; para otros, una irresponsabilidad con envoltorio alternativo. Lo cierto es que, como tantas veces en la era de la infoxicación, la verdad no cabe en un solo tuit.
La importancia de la Vitamina D
La síntesis de vitamina D es uno de los principales argumentos a favor del callo solar. Una cantidad preocupante de la población europea presenta deficiencias de esta vitamina, esencial no solo para el sistema inmune y la absorción del calcio, sino también para el estado de ánimo. Vivimos encerrados, trabajamos bajo luces artificiales, y cuando salimos al exterior lo hacemos embadurnados con un protector SPF 50.
“Estamos recibiendo cada vez menos luz directa. Y si encima usamos protector solar todo el tiempo, la capacidad del cuerpo para generar vitamina D se reduce muchísimo”, explica. No obstante, para la fundadora de Maminat, la solución no es prescindir del protector solar, sino usarlo con criterio. También subraya la importancia de complementar la exposición al sol con una alimentación rica en vitamina D, como pescados grasos y huevos, así como considerar el uso de suplementos cuando sea necesario.
Ni dogma solar ni cruzada química
En el marco de este debate sobre el callo solar, no se puede pasar por alto la discusión sobre los tipos de protectores solares más adecuados. Mientras que algunos defensores del bienestar natural abogan por productos sin químicos, otros argumentan que los filtros solares químicos siguen siendo una opción válida. “Nosotros utilizamos solo filtros físicos, como el dióxido de titanio o el óxido de zinc sin nanopartículas”, explica Olmo. Estos actúan como una barrera que refleja la radiación, a diferencia de los filtros químicos, que la absorben y la neutralizan desde dentro de la piel.
Los químicos como la oxibenzona o el octinoxato –habituales en protectores convencionales– han sido señalados por estudios por su posible rol como disruptores endocrinos y por su impacto ecológico. “Hay países donde ya se han prohibido porque dañan los corales y la fauna marina”, recuerda la entrevistada. Entonces, ¿por qué se siguen usando en Europa? “Porque sean legales no significa que sean seguros. Ocurre lo mismo que con los ultraprocesados: están autorizados, pero eso no quiere decir que sean buenos para la salud”, aclara.
La piel también piensa
Lejos de demonizar el sol, Maminat recomienda una exposición sensata. “Yo misma practico ese equilibrio. Me expongo a la luz natural sin protección durante unos minutos al amanecer o al atardecer, pero uso protector solar físico durante el resto del día”, confiesa Olmo. “No se trata de vivir con miedo al sol, pero tampoco de hacer del sol una religión”, señala.
En medio del ruido, lo difícil no es solo proteger la piel, sino también proteger al consumidor del exceso de información y de la desinformación. “Veo cada vez más personas que se sienten perdidas. Que no saben si ponerse crema para ir a por el pan o si deben evitarla por completo. Y esa confusión es peligrosa”, destaca.
Sol, piel y conciencia
Maminat, fundada por Olmo en 2017 tras un diagnóstico de acné cosmético, se especializa en productos ecológicos y naturales, y promueve un cambio en la forma en que los consumidores piensan sobre la fotoprotección. “Nosotros defendemos un uso moderado y responsable del sol. La fotoprotección es esencial, pero debe hacerse con conciencia y eligiendo productos que respeten nuestra piel y el entorno”, afirma la profesional.
La clave, quizás, está en las palabras finales de Natalia Olmo: “No soy experta en callo solar. Soy experta en proteger la piel. Pero también sé que el miedo mal dirigido puede hacer tanto daño como la negligencia. Y que, antes de opinar, hay que entender”.