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Nir Eyal, experto en diseño conductual, sobre cómo crear hábitos: "Compartir abiertamente tus metas"

El divulgador y experto en diseño conductual, revela el mejor truco mental para mantener y establecer nuevos hábitos: descubre cómo poner en práctica la predicación

Rocío Antón

Una persona que ya sabe el truco del experto en diseño conductual, sobre cómo crear hábitos

Muchas personas dan pro cierta la creencia popular de que basta con 21 días para incorporar una nueva conducta en su vida, pero la realidad es mucho más compleja. Aunque se ha popularizado la idea de que tres semanas son suficientes para transformar un comportamiento, investigaciones actuales demuestran que el proceso varía enormemente de un individuo a otro y depende en gran medida del tipo de hábito que se desea instaurar.

Un hombre hace deporte porque se ha propuesto empezar un hábito/ PEXELS

La creencia de que a los 'hábitos en 21 días' empiezan a funcionar tiene sus raíces en observaciones antiguas en el ámbito de la autoayuda. Se popularizó a partir de las conclusiones del cirujano plástico Maxwell Maltz, quien, en la década de los 60, notó que sus pacientes tardaban aproximadamente tres semanas en adaptarse a cambios importantes, como la pérdida de una parte del cuerpo o una alteración en su imagen personal. Con el tiempo, esta cifra se extendió al campo del desarrollo personal, sugiriendo que 21 días de práctica continua podrían ser suficientes para empezar a incorporar un nuevo comportamiento.

Rompiendo el ‘Mito de los 21 días’: ¿Se necesita tan poco tiempo?

Como bien te hemos contado en Consumidor Global, el origen de la “regla de los 21 días” se encuentra en ámbitos de autoayuda y psicología popular, donde se observó que la práctica constante durante ese período parecía desencadenar un cambio en la conducta.

La estrategia para como empezar un hábito/ PEXELS

Sin embargo, estudios más exhaustivos revelan que, en promedio, se requieren alrededor de 66 días para que un comportamiento se vuelva automático. La duración del proceso depende de múltiples factores, pues cada hábito implica retos distintos y cada persona responde de manera única a la repetición.

Claves para construir un hábito

Si deseas transformar tus rutinas de manera duradera, considera las siguientes pautas:

  • Clarifica tus objetivos: Define con precisión qué comportamiento quieres incorporar. Establece metas concretas, medibles y alcanzables para que tu esfuerzo tenga una dirección clara.

  • Introduce cambios de a poco: Evita modificaciones radicales. Si tu objetivo es comenzar a hacer ejercicio, por ejemplo, inicia con sesiones breves e incrementa gradualmente la duración y la intensidad.

  • Cultiva la consistencia: La repetición diaria es crucial. Incluso en días difíciles, es importante mantener el nuevo comportamiento para que se asiente con el tiempo.

  • Crea recordatorios y rutinas: Establecer horarios fijos o usar señales visuales te ayudará a no perder de vista tu objetivo. Asociar el nuevo hábito a una actividad ya establecida puede facilitar su integración.

  • Reconoce y celebra tus avances: Pequeños logros deben ser premiados. Recompensarte por cada paso logrado, refuerza tu motivación y compromiso con el cambio.

  • Practica la paciencia: No te desanimes si no logras una transformación completa en 21 días. La adaptación es un proceso personal que puede necesitar más tiempo y ajustes constantes.

Hacer público tu compromiso: el poder del “predicar”

Un concepto interesante propuesto por el experto en diseño conductual Nir Eyal consiste en "compartir abiertamente tus metas y hábitos". Este método, conocido como “predicar”, no se limita a hablar de tus intenciones, sino a convertirlas en una parte esencial de tu identidad. No es lo mismo ir diciendo cosas a tu entorno y siempre incumplir tu palabra, a ser capaz de decretar y confirmar que vas a llevar a cabo una acción y hacerla, por compromiso contigo y con tu palabra.

El compromiso de dejar de fumar suele llevarse a cabo cuando lo exteriorizas con el resto de tu entorno/ PEXELS

Al declarar públicamente que has adoptado, por ejemplo, una dieta específica o un nuevo estilo de vida, aumentas la presión interna y externa para que tus acciones sean coherentes con lo anunciado. Este fenómeno se explica en parte por el “sesgo de coherencia”, que sostiene que las personas buscan ser consistentes con sus declaraciones previas, evitando la incomodidad que genera la contradicción entre lo que se ha dicho al entorno y lo que se hace. Además, al compartir tus objetivos con amigos, familiares o colegas, se crea una red de responsabilidad social que refuerza tu compromiso y te impulsa a no fallar.

Una estrategia individual que nada tiene que ver con los demás

No obstante, es fundamental utilizar esta estrategia con moderación, evitando imponer tus creencias a los demás o caer en el dogmatismo. El objetivo es fortalecer tu propia disciplina sin generar presión indebida sobre quienes te rodean, nadie es el "policía" de la conducta del otro.

Una mujer observa su plan de hábitos con el calendario / FREEPIK rawpixel.com

Aunque la noción de que basta con 21 días para cambiar un hábito resulta motivadora, la realidad demuestra que el camino hacia una transformación duradera es mucho más complejo y personal.

 

Adoptar estrategias como fijar metas claras, hacer ajustes graduales, mantener la constancia y, además, compartir públicamente tus compromisos, puede aumentar significativamente tus posibilidades de éxito. Con paciencia, perseverancia y un enfoque adaptativo, es posible convertir pequeños cambios en hábitos sólidos y sostenibles a lo largo del tiempo.