Los trajes Hugo Boss desfilan por pasarelas de moda internacionales, visten a ejecutivos y estrellas de Hollywood, y generan una facturación anual superior a los 4.000 millones de euros.
Sin embargo, detrás de esta imagen de lujo y elegancia se esconde un pasado oscuro: su fundador, Hugo Ferdinand Boss, confeccionó los uniformes que vistieron a las fuerzas del Tercer Reich.
De aprendiz textil a proveedor del nazismo
Hugo Boss nació el 8 de julio de 1885 en Metzingen, Alemania. Tras combatir como soldado en la Primera Guerra Mundial, abrió en 1924 un pequeño taller textil junto a dos socios. Su negocio se centraba en ropa básica para la clase media, pero la crisis económica y el crack del 29 lo dejaron al borde de la quiebra.
En 1931, tomó una decisión que marcaría para siempre la historia de su marca: se afilió al Partido Nacionalsocialista y comenzó a confeccionar camisas pardas para las Juventudes Hitlerianas. Dos años después, con Hitler en el poder, los pedidos se multiplicaron. La fábrica de Boss no diseñaba, pero sí producía de forma masiva uniformes para las SA (Sturmabteilung o “Sección de Asalto”), las SS (Schutzstaffel o “Escuadrón de Protección”), las Juventudes Hitlerianas y el Ejército alemán.
Mano de obra forzada en tiempos de guerra
Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen nazi intervino la industria textil y las fábricas se volcaron en la producción de uniformes militares. En 1944, Boss, conocido como “el sastre de Hitler”, empleaba a más de 300 trabajadores. Según investigaciones posteriores, hasta 140 eran trabajadores forzados, entre ellos prisioneros franceses y polacos.
El semanario austríaco Profil reveló que esta mano de obra esclava tejía uniformes bajo duras condiciones, mientras la empresa se beneficiaba de la economía de guerra. Esta parte de la historia permaneció oculta durante décadas, hasta que la propia firma financió un libro en el que el investigador Roman Koester confirmó los vínculos de su fundador con el nazismo.
El juicio de la marca
Tras la derrota de Alemania en 1945, Hugo Boss fue juzgado por su colaboración con el régimen. Inicialmente clasificado como un “beneficiado del III Reich”, se le impuso una multa que logró rebajar la condena gracias a apelaciones y contactos locales. “Por supuesto que mi padre pertenecía al Partido Nazi”, declaró Siegfried Boss, de 83 años, en el último número de Profil. “¿Pero quién no pertenecía entonces? Toda la industria trabajaba para el ejército nazi”.
Hugo Boss murió en 1948, dejando la empresa en manos de su yerno, Eugen Holy, quien relanzó la firma. La fábrica volvió a fabricar uniformes para trabajadores postales y policiales. Produjo sus primeros trajes masculinos en la década de 1950, pero no se centró exclusivamente en la moda masculina hasta principios de la década de 1970.
El perdón
Con el paso del tiempo, la sociedad alemana exigió responsabilidades a las empresas que se beneficiaron del nazismo. Hugo Boss no fue la excepción. En 2011, la compañía pidió perdón públicamente y reconoció el uso de trabajadores forzados durante la guerra.
En 2025, con motivo del 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, Hugo Boss se sumó a una carta abierta junto a grandes corporaciones como BMW, Allianz o Bayer, en la que reconocieron sus vínculos con el régimen nazi y reiteraron su compromiso con la memoria histórica.