En la industria de la moda, está todo inventado. Cuando las temperaturas aumentan el estilo no lo es todo: protegerse del sol es una necesidad. Y ahí entra en juego un tipo de prenda que, aunque todavía no ha conquistado las calles ni las playas, pisa fuerte: la ropa con filtro UV.
Cada vez más marcas se suben al carro del diseño funcional y lanzan prendas con protección solar. El problema es que no todo lo que dice ser "UPF 50" protege de verdad. Si hay que pagar más por una camiseta, un bañador o unos leggings con filtro solar, mejor que la prenda ofrezca una barrera real y no un simple reclamo en la etiqueta.
Prendas con protección solar: ¿de qué protegen?
"Una prenda de ropa con UPF 50 puede bloquear hasta el 98 % de los rayos UV. Cuenta con una barrera diseñada para reducir de forma significativa el daño solar", explica a Consumidor Global la doctora Sara Carrasco, fundadora de la clínica Dermatología Estética Bilbao.
Ahora bien, "en ningún caso sustituye al protector solar, aunque sí lo complementa. Cubre zonas extensas de la piel y reduce la dependencia de las cremas", aclara la doctora Daniela Silva, especialista en Medicina Interna de Cigna Healthcare España.
¿Qué hace que una prenda proteja bien?
Hay camisetas que parecen básicas, pero esconden una armadura contra los rayos ultravioleta. El secreto está en el tejido, el color y el ajuste. "Los materiales densos, oscuros y con tratamiento especial mejoran la protección", asegura la doctora Carrasco.
Además, las fibras sintéticas como el poliéster o el nailon ganan por goleada al algodón o el lino. Y no solo porque protegen más, sino porque resisten mejor el uso continuado.
Busca en la etiqueta estos certificados
Es mejor no fiarse solo del "UFP 50". En la etiqueta puede parecer convincente, pero de nada sirve si no hay un certificado que lo acredite. Existen normas internacionales que garantizan que esa prenda ha pasado pruebas serias en laboratorio:
- Norma europea EN 13758-1: certifica que la prenda bloquea más del 98% de los rayos UV. Además, en Europa también existen otras normativas como el UV Standard 801.
 - Norma australiana/neozelandesa AS/NZS 4399: está considerada una de las más estrictas en protección solar.
 - Norma estadounidense AATCC 183: evalúa la capacidad de los tejidos para bloquear la radiación UV, material y construcción del tejido.
 
¿A quién está dirigida?
La ropa con protección solar no es solo para surferos y senderistas. Está dirigida a personas con piel sensible, cáncer de piel, melasma, lupus o alergias solares. También es una gran aliada para proteger la dermis de los más pequeños, tal y como apuntan las doctoras consultadas por Consumidor Global.
Además, es perfecta para actividades al aire libre: deporte, playa, pesca o pasear bajo el sol. Su uso cobra aún más sentido en zonas de montaña o cercanas al ecuador, donde los rayos UV golpean con más intensidad.
La protección solar también es moda
¿Quién dijo que protegerse del sol era incompatible con el estilo? Claudia Galeana, cofundadora de la marca francesa Ker Sun, lo vivió en primera persona. Padece lupus y, cada verano, buscaba cómo protegerse sin acabar enfundada en ropa poco favorecedora.
"Nunca conseguía encontrar prendas que me protegieran lo suficiente y en las que me sintiera guapa y femenina", explica en su web. De ahí nació su firma, especializada en ropa con protección solar, que cuenta con el sello EN 13758-1. Ofrecen desde vestidos hasta leggins, sin renunciar al diseño. Porque sí, la moda UV también puede ser tendencia.
Protegerse con estilo y sentido común
La ropa con protección solar no es una moda pasajera. Es una herramienta para personas con problemas dermatológicos importantes y para aquellos aficionados a las actividades al aire libre. Pero no todo vale. Tan importante como el diseño es saber leer la etiqueta, identificar los certificados y entender qué estamos comprando.
Unas prendas para las que hay que rascarse el bolsillo, pero que, por fin, no están reñidas con el estilo. Porque protegerse del sol no debería ser un privilegio, sino una decisión informada y, por qué no, con buen gusto.