Alerta sanitaria: los microplásticos que comemos por semana equivalen a una tarjeta de crédito

Los microplásticos llevan décadas conviviendo con el ser humano y con otros animales. Desde hace unos años, la comunidad científica y varias organizaciones ecologistas han dado la voz de alarma sobre este fenómeno, pero la industria aún no se ha puesto manos a la obra para frenar este problema. 

Ahora, la revista Exposure and Health, ha publicado un nuevo estudio que corrobora que el fuerte impacto que tienen los microplásticos en la dieta humana. Esta investigación ha ido a cargo de los investigadores de la Universidad de Medicina de Viena y, según explican, ingeriríamos el equivalente a una "tarjeta de crédito" en forma de microplásticos cada semana. Casi nada. 

Cinco gramos de microplásticos cada semana 

Según los cálculos de los investigadores, unos cinco gramos de microplásticos pasarían de forma semanal por el tracto gastrointestinal de cada ser humano, una cantidad significativamente elevada. En estudios previos ya se habría sugerido que tanto micro como nanoplásticos son peligrosos para la salud cuando son ingeridos, aunque los efectos adversos a largo plazo aún son poco conocidos.

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Por su parte, cabe recordar también que los microplásticos también pueden encontrarse en la bebida: al beber entre 1.5 y 2 litros de agua diarios en botellas de plástico, se llegan a consumir alrededor de 90.000 partículas de plástico anuales según los últimos estudios. Si el agua procede del grifo, la cifra se reduciría a las 40.000 partículas anuales, dependiendo de la ubicación geográfica.

Los microplásticos y el cáncer 

En determinadas condiciones fisicoquímicas los MNP se están absorbiendo cada vez más por parte del tracto gastrointestinal, y esto a su vez provocaría un aumento de la activación de los mecanismos que intervienen en las reacciones inflamatorias e inmunitarias locales. 

Así, los nanoplásticos se habrían relacionado con los procesos bioquímicos clave en el desarrollo del cáncer. Además, estas partículas también entran en el sistema gastrointestinal humano mediante la cadena trófica, pues consumimos animales que a su vez han absorbido plásticos.