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¿Qué son los antipropósitos de Año Nuevo y por qué son más fáciles de cumplir?

Según los expertos, suele ser más fácil defenestrar rutinas ya conocidas y liberarse de ellas que adquirir otras nuevas

Teo Camino

La primera de 365 páginas para buenos propósitos, o antipropósitos / FREEPIK

Un antipropósito no es otra cosa que un propósito que una persona se hace a sí misma con licencia para incumplir. Aunque no existe una definición estipulada, “podría considerarse como el propósito de dejar de hacer algo que hemos hecho toda la vida, sin saber ni por qué motivo lo hacemos ni para qué, pero que no nos resulta gratificante”, explica Enric Soler, psicólogo relacional y tutor del grado de Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). 

Así pues, en el contexto de las metas marcadas a principios de año, cada vez son más las personas que optan por establecer antipropósitos. Y es que, según los expertos, suele ser más fácil defenestrar rutinas ya conocidas y liberarse de ellas que adquirir otras nuevas. Principalmente, porque sin la asunción de un nuevo reto o meta al que una persona nunca se ha enfrentado, no se puede conocer el esfuerzo necesario para lograrlo.

El primer antipropósito

Por ejemplo, en lugar de establecer la meta de perder peso, un antipropósito podría ser "no obsesionarse con la dieta" o "no dejar que la apariencia física dicte mi felicidad". 

Una cinta de medir y un bocadillo / FREEPIK

Es una forma de abordar las metas desde una perspectiva paradójicamente inversa, e identificar comportamientos no deseados en lugar de establecer metas específicas.

Objetivos bien definidos

A la hora de alcanzar los marcados antipropósitos, es fundamental que los objetivos estén bien definidos, que sean realistas y medibles. 

"Si no se cumplen estas tres características en el objetivo, puedes dar por sentado que lo que tienes garantizado es un despropósito", advierte el experto de la UOC.

La estrategia

Por tanto, para obtener los resultados deseados es necesario establecer una estrategia, aunque sea mínima. Y un acto de voluntad y esfuerzo

"Al tratarse de un objetivo nuevo, es necesario un cambio de conducta, por lo que debemos prever cómo quedará modificada nuestra vida cotidiana, y si ese abandono o cambio de hábitos es realmente posible y compatible con el nuestro día a día", explica el psicólogo.

Herramientas psicológicas

De esta forma, se pueden poner en marcha una serie de herramientas psicológicas, como las preguntas propias, vinculadas al momento vital, a la motivación y a la finalidad. 

"Las respuestas que nos damos, nos proporcionarán pistas sobre si el antipropósito en cuestión es adecuado o no. Por ejemplo, si me propongo hacer deporte, que es algo que odio, y me lo planteo porque no se me ocurre ningún otro propósito, mejor que me olvide, porque el fracaso está garantizado, con la desmotivación que esto conlleva", recalca Soler.

La evidencia científica dice…

De hecho, varios estudios de los últimos años han constatado con evidencia científica que la falta de voluntad y la falta de control de algunos estímulos son los factores que más impiden alcanzar los objetivos marcados a principios de año. 

Y un reciente estudio publicado por un grupo internacional de expertos concluye que las personas no son particularmente buenas a la hora de cumplir sus propósitos de Fin de Año. Es más, cerca del 66% de las personas que participaron en el estudio abandonaron sus objetivos ya en enero.

Propósitos-comodín

De hecho, entre las principales causas relacionadas con el incumplimiento de los propósitos del nuevo año destaca que estos propósitos suelen ser demasiado inconcretos, demasiado optimistas y poco mensurables. 

Una persona que quiere dejar de fumar rechaza un paquete de cigarrillos / PIXABAY

"En el ranking de los propósitos de Año Nuevo ganan por goleada hacer deporte, estudiar un idioma, hacer dieta o dejar de fumar. Estos propósitos son demasiado genéricos, poco concretos . Parecen los propósitos-comodín para quien no se quiera plantear un auténtico propósito personal. En cambio, por poner un ejemplo, si te planteas dejar de consumir zumos envasados, dejarás de ingerir grandes cantidades de azúcar, y el resultado puede sorprenderte en el ámbito dietético”, comenta Soler.

El secreto del éxito

"Con el objetivo de facilitar el cumplimiento de las intenciones marcadas, los antipropósitos actúan como una forma de evitar el estrés autoimpuesto adicional al del mismo propósito, en el que cada año tropiezan muchas personas", aconseja el experto de la UOC , que explica que "es más fácil liberarse de dinámicas que nada te aportan, o incluso te perjudican, que adquirir otras nuevas para compensar las ya adquiridas que no te gratifican".

No dudes, haz / PEXELS

Por eso, Soler aconseja seguir este decálogo, para poder desarrollar una estrategia desde el punto de vista psicológico que contribuya a incrementar las posibilidades de éxito a la hora de alcanzar los objetivos marcados en los antipropósitos de Fin de Año.

Decálogo psicológico de antipropósitos en Nochevieja

  1. La misión del antipropósito: pregúntate para qué te sirve ese antipropósito en este momento. Si la respuesta no es clara y contundente, olvídate.
  2. Toda decisión es ya una intención: es imposible no proponerse nada. Proponerse no hacerse ningún propósito es un propósito.
  3. Pocos, pero interesantes: cuantos menos antipropósitos, mejor. Concéntrate solo en lo que te interesa de verdad.
  4. Estrategia para su consecución: establece una estrategia para conseguirlo. Si no existe un plan, no hay misión.
  5. Objetivos a corto y medio plazo: subdivide el antipropósito en varios objetivos parciales. El progresivo cambio es más factible que el radical.
  6. Antipropósitos realistas y mensurables: asegúrate de que los objetivos son concretos, realistas, mensurables, y prevé un tiempo razonable para alcanzarlos. De lo contrario, estás construyendo un despropósito.
  7. Persistencia y autopermiso para la recaída: date permiso para no alcanzarlo en la primera. Las recaídas son oportunidades para remontar.
  8. La liberación de dinámicas como herramienta. Es más fácil liberarse de dinámicas que nada te aportan, o incluso te perjudican, que adquirir otras nuevas. Soltar lastre es un buen antipropósito.
  9. Foco en las metas propias: olvídate de los propósitos de los demás. Cada uno tiene los suyos. Si por casualidad coincidimos en algún objetivo con alguien de tu entorno, compártelo. Esto le ayudará a motivarse para lograrlo.
  10. Disfrutar del presente y del camino: el mejor propósito es proponerse que las previsiones para los próximos 365 días no arruinen el momento presente.