“Él hace dos años financió dos tratamientos en 360Clinics, y justo ahora terminaba de pagarlo. Le quedaban cinco sesiones de depilación y tres del tratamiento abdominal. En total, pagó unos 1.850 euros. Pero la clínica de La Laguna (Tenerife) cerró. Cerró sin avisar y sin devolver nada”, comenta la pareja de Yeray H. a Consumidor Global. “Ha pagado casi 2.000 por un servicio que no va a recibir”, se derrumba.
Yeray, que prefiere preservar su identidad, es una de las caras de un derrumbe que se extiende por toda España. En las últimas semanas, se han registrado cierres similares de 360Clinics en ciudades como Tenerife, Gran Canaria, Ourense, Vigo, Sevilla, Granada, Madrid, Córdoba, Valencia y Elche, entre otras localidades. Esto ha provocado que centenares de afectados se hayan visto con tratamientos a medio hacer, el dinero pagado y, en el peor de los casos, un crédito vinculado que les obliga a seguir abonando cuotas mensuales por un servicio que no existe.
Los más de 500 afectados de 360Clinics
El martes 28 de octubre, la precariedad latente de la compañía se hizo oficial. Los clientes recibieron un SMS escueto y frío: “360Clinics le informa que está en proceso de reorganización interna y suspende temporalmente la actividad de su centro de EOS Tenerife. Le contactaremos pronto”. Ese “pronto” nunca llegó. Fue el epitafio de una empresa que, bajo la nueva denominación de EOS Clinics, echaba el cierre definitivo en Canarias.
Desde entonces, en la clínica de la Avenida Tres de Mayo en Santa Cruz de Tenerife, la última en caer, el rótulo permanece encendido, pero los teléfonos no suenan y las puertas están bajadas. En Google, todos los centros de 360Clinics figuran como “cerrado temporalmente”. Para los afectados, que ya superan los 500 en grupos de redes sociales a nivel nacional, es el capítulo final de lo que denuncian como una “presunta estafa”.
Denuncia colectiva ante Consumo
Ante el silencio de la compañía, Virginia, otra afectada de Tenerife, ha comentado en la cadena COPE que para 360Clinics “somos números, no somos personas, ni somos sentimientos ni nada”. Contrató un bono de doce sesiones de depilación financiado a dos años. Solo pudo disfrutar cuatro antes del cierre. “Hoy me cobraron otra cuota, como cada mes. No sé si me devolverán algo. Pero lo que tengo claro es que nadie da la cara”, subraya.
En grupos de WhatsApp y redes sociales se están organizando para presentar una denuncia colectiva ante el Ministerio Consumo. Entre los afectados que se suman a la denuncia colectiva se encuentra Cristina, afectada en Gran Canaria, quien explica al Diario de Las Palmas que compró un bono de 1.000 euros y, siguiendo la recomendación de las propias trabajadoras, financió una parte con Cofidis. Solo ha recibido una sesión. “Ahora me quedo sin tratamiento, y lo peor, tengo que seguir pagando a Cofidis para no entrar en su lista de morosos”.
La voz de las extrabajadoras
“Lo peor de todo es que aún dejándome tirado con sesiones pendientes mías y de mi mujer, me estaban ofreciendo un nuevo bono de seis sesiones hace un par de semanas”, resalta Aridane Reyes. “No sé si las empleadas eran conscientes de que se venía cierre”, se cuestiona la víctima. De hecho, esta pregunta tiene una respuesta demoledora que han confirmado las propias trabajadoras. Sí lo eran, porque la orden venía de arriba.
Gara Hernández, extrabajadora del centro de Santa Cruz de Tenerife, relata a Diario de Avisos un calvario laboral que se extendía desde hace meses. Contratada el 26 de junio, fue despedida un mes después sin que la empresa le entregara jamás una copia de su contrato. “A día 28 de octubre sigo sin cobrar”, explica Hernández, que tiene un juicio por reclamación de cantidad fijado para marzo de 2027.
La orden: seguir vendiendo bonos hasta el final
Asimismo, según el testimonio de Hernández, la dirección era consciente de la situación crítica, pero las órdenes eran claras: “Les habían mandado un correo electrónico diciendo que lo más probable era que el centro se cerrara, pero que siguieran vendiendo bonos”. La práctica se extendió hasta el último segundo. Yaiza, otra afectada, se trató el viernes antes del cierre. No solo no le dijeron nada, sino que le “dieron cita para el 22 de diciembre” y le preguntaron “si quería contratar más sesiones”.
Por otro lado, cabe destacar que Beatriz –nombre ficticio–, otra exempleada, corrobora que la situación era insostenible: los retrasos en las nóminas eran sistemáticos desde enero de 2025. “La nómina de junio la cobré el 12 de julio; la de julio, el 20 de agosto”. La de septiembre, simplemente, no llegó.
Un patrón que se repite
El cierre de 360Clinics se suma a una lista creciente de franquicias médicas y estéticas que colapsan dejando a los clientes en la estacada. En los últimos años, los casos de Dentix, Idental, Dorsia, Centros Ideal y Lasderm han mostrado un patrón.
Iván Rodríguez, abogado de Legálitas especializado en consumo, aclara la situación en declaraciones a Consumidor Global: el escenario más probable es que la empresa entre en concurso de acreedores.
Cómo reclamar, según los abogados de Legálitas
Los clientes que pagaron al contado o con tarjeta lo tienen difícil; serán los últimos en la lista de acreedores. Sin embargo, Rodríguez subraya que los consumidores con tratamientos financiados sí tienen derecho a paralizar los pagos si el servicio no se presta. “Lo ampara el artículo 29 de la Ley 16/2011 de contratos de crédito al consumo. Si el servicio no se ha dado, el cliente puede dirigirse directamente a la entidad financiera y exigir la suspensión del pago”, detalla. Eso sí, advierte, “hay que dejar constancia de la reclamación al proveedor, aunque esté cerrado, para activar ese derecho frente al banco”.
“No puedes simplemente dejar de pagar”, advierte el abogado. El primer paso es reclamar formalmente (burofax o requerimiento en la Oficina de Consumo) a la clínica (360Clinics/EOS) el cese del servicio y la devolución del dinero. Solo cuando la empresa no responda –como es el caso–, se puede presentar esa reclamación ante la financiera, exigiendo la paralización de las cuotas por la parte del servicio no prestado.
Las palabras vacías de 360Clinics
La propia 360Clinics ha colgado en su web que achaca el cierre al “impacto estructural provocado por la crisis sanitaria del Covid-19”, una “reducción drástica y continuada del crédito al consumo” y el “colapso de las principales cadenas del sector”, que generó “desconfianza en los mercados”. Unas justificaciones que contrastan bruscamente con la orden interna de seguir vendiendo tratamientos hasta el último minuto.
La empresa, además, asegura estar trabajando en “una vía legal, segura y viable” para atender los tratamientos y afirman que su “voluntad es honrar los compromisos”. Unas palabras que suenan vacías ante las persianas bajadas y los teléfonos inactivos.
Consumidor Global ha intentado ponerse en contacto con 360Clinics, sin embargo, a día de hoy, no hay teléfonos activos ni direcciones físicas disponibles.