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La semaglutida: el caro y 'milagroso' fármaco para adelgazar que pronto llegará a España

Este principio activo se utiliza ahora para el tratamiento de la diabetes y los últimos ensayos han generado muchas expectativas entre los expertos

Javier Roibás

Una farmacéutica elige un medicamento de una estantería / FREEPIK

Una pastilla para comer todo lo que se quiera y sin engordar. Ese sería el santo grial de los fármacos para combatir el sobrepeso y la obesidad y algo por lo que muchos extenderían cheques en blanco. Pero eso no existe y, por desgracia, los huevos fritos con chistorra siguen engordando. Dieta, ejercicio y un cambio de hábitos es la receta clásica que prescriben los médicos. A pesar de que sigue siendo lo más eficaz, es frecuente que de vez en cuando salten a la palestra productos milagrosos para adelgazar. Con un 60 % de la población española con sobrepeso --de la cual el 21 % es obesa--, es entendible que muchas empresas intenten pescar en un mercado tan jugoso.

El sobrepeso y la obesidad son problemas graves que aumentan de forma considerable el riesgo de morir de forma prematura por enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer. Aunque el panorama actual es bastante desalentador --alrededor de 1.900 millones de personas en el mundo tienen sobrepeso--, se prevé que en los próximos meses llegará a las farmacias españolas un producto que ha levantado muchas expectativas para combatir esta patología. Es la semaglutida, un principio activo que se utiliza en el tratamiento de la diabetes y que, según los últimos estudios y en opinión de los expertos consultados por Consumidor Global, puede ser un gran aliado en la ardua batalla para bajar de peso. Pero, ¿qué hace este nuevo fármaco? ¿Tiene efectos secundarios? ¿Estará subvencionado por la Seguridad Social?

Reduce el apetito y sacia

Para entender cómo funciona la semaglutida, antes hay que hablar del GLP-1. Sin ahondar en tecnicismos médicos, es una molécula que produce el intestino delgado y que manda señales a casi todo el organismo. Cuando llega la comida al intestino, le dice al cerebro que disminuya el apetito, al estómago que vaya más lento y al páncreas que secrete más insulina, explica a Consumidor Global Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo).

El problema de esta molécula endógena --es decir, que produce el propio cuerpo-- es que “el organismo la degrada prácticamente en minutos”, señala el experto. Así, la semaglutida es un análogo farmacológico del GLP-1 y el organismo no lo metaboliza tan rápido. Este principio activo se desarrolló por sus efectos positivos para tratar la diabetes debido al estímulo de la secreción de insulina. Sin embargo, también “puede ser un magnífico candidato para tratar la obesidad”, asevera Tinahones. Eso se debe a que reduce el apetito y a que ralentiza el vaciamiento gástrico, es decir, da sensación de saciedad, que son dos mecanismos que influyen en la pérdida de peso.

Resultados de los estudios

La patente de la semaglutida pertenece al laboratorio Novo Nordisk y el nombre comercial del medicamento es Ozempic. De momento, sólo está aprobada su prescripción médica en el tratamiento de personas que tengan diabetes tipo 2 y, a la vez, obesidad tipo 1 --índice de masa corporal superior a 30--. El motivo principal por el que ha despertado tanta expectación para adelgazar son los resultados de los últimos y recientes ensayos clínicos. Las conclusiones de la investigación desarrollada por la Universidad de Northwestern (Chicago, EE.UU) se publicaron el 10 de febrero en la revista científica The new England Journal of Medicine y son prometedores: tras 68 semanas de tratamiento, los pacientes perdieron, en promedio, casi un 15 % de su peso corporal. A pesar de ello y del respaldo de los expertos, una de las principales suspicacias que genera el estudio es el hecho de que la propia Novo Nordisk haya financiado la investigación. “Esto es habitual”, subraya Rafael Palomares, jefe de endocrinología del Hospital Reina Sofía de Córdoba, quien le resta importancia a ese aspecto.

“Los resultados del estudio muestran pérdidas de peso a las que no estábamos acostumbrados con otros fármacos”, resalta sobre la investigación Tinahones. Sin embargo, advierte de que este medicamento por sí solo no es suficiente. “Tiene que ir acompañado de un asesoramiento dietético. Este tipo de fármacos suele hacer que los pacientes sigan mejor las recomendaciones para cambiar sus hábitos”, esgrime.

¿Dejar el tratamiento y volver a engordar?

A pesar de que a día de hoy la semaglutida sólo está aprobada para la diabetes, algunos médicos la prescriben para pacientes obesos sin esa patología. Así lo asegura a este medio Jesús Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Personas Obesas (Asepo). “Muchos están desesperados, buscan un milagro y quieren que el médico les recete algo”, relata. En ese sentido, señala que han sido varios los usuarios que se han puesto en contacto con su organización para consultar sobre este fármaco y también para exponer su experiencia. El presidente de Asepo asevera conocer testimonios de personas que han probado la semaglutida y considera que en “un primer momento sí que disminuye el apetito”, pero cuando se deja el tratamiento se “vuelve a comer y se sigue engordando”.

Una persona se mide la cintura / PIXABAY

Sin embargo, la experiencia del jefe de endocrinología del Hospital Reina Sofía es muy diferente. “Prescribimos la semaglutida a muchos pacientes y las pérdidas de peso son muy importantes”, asevera Palomares. Por otro lado, en cuanto a los efectos secundarios de este fármaco, los principales son náuseas o vómitos, aunque suelen ocurrir en las primeras semanas de uso y poco a poco van desapareciendo.

Sin subvención de la Seguridad Social

A día de hoy en Europa tan sólo hay tres fármacos aprobados para combatir la obesidad. Ninguno está cubierto por el sistema público español y todos requieren de prescripción médica, por lo que un usuario no puede ir a la farmacia y pedirlos sin más. Tinahones y Palomares coinciden en que las autoridades sanitarias europeas aprobarán en pocos meses la utilización de la semaglutida para bajar de peso, aunque auguran que tampoco estará financiado por la Seguridad Social.

Los tres medicamentos aprobados actualmente son la liraglutida 3.0, otro que es una combinación de naltrexona y bupropión y, por último, el orlistat. La dosis mensual de la primera cuesta en torno a 300 euros, la segunda alrededor de 100 euros y la última entre 60 y 70 euros. Según los expertos consultados, la liraglutida es menos potente que la semaglutida y la aplicación de esta última es más sencilla dado que sólo requiere un pinchazo semanal --en lugar de diario--. A día de hoy, la semaglutida que se comercializa para el tratamiento de la diabetes sí que está subvencionada por la Seguridad Social y la dosis mensual ronda los 140 euros. Además, los expertos señalan que cuando se apruebe para la obesidad, la dosis que se suministrará será superior a la que se utiliza actualmente para la diabetes.

“El patito feo de las enfermedades”

Los factores socioeconómicos son determinantes para que una persona desarrolle obesidad. Según explica el presidente de Asepo, esta patología tiene mayor incidencia entre la población con rentas medias tirando a bajas. “Al no tener suficiente dinero, por un trabajo precario, por ejemplo, la persona come de cualquier manera. No tiene para comprar alimentos más beneficiosos para la salud, ni tiempo para cocinarlos o para ir al gimnasio”, subraya.

El hecho de que los sistemas públicos de salud no subvencionen los fármacos disponibles para combatir la obesidad hace de ésta “el patito feo de las enfermedades”, lamenta Tinahones. Ante la inminente aprobación de la semaglutida para actuar en este campo, organizaciones como Seedo y la Sociedad Andaluza de Endocrinologia y Nutrición (Saedyn), entre otras, hacen presión para que la Seguridad Social cubra estos medicamentos y sean más accesibles.