Sales a cenar con tu pareja a un restaurante agradable del centro de la ciudad. La comida cumple las expectativas. El vino es excelente y a un precio razonable. El servicio, diligente y amable. Y, cuando llega la cuenta, una sorpresa: el ticket añade un concepto final, “propina sugerida 8%”, es decir, unos 10 euros.
La propina sugerida empieza a ser habitual en España. Una costumbre importada de Estados Unidos que hay quienes lo encuentran, cuando menos, molesta.
Para muchos, que te sugieran la propina con un porcentaje ya aplicado en la factura, es una forma de presión al cliente. “Si quiero dejar un extra, es cosa mía. Y nadie debe decirme qué cantidad sería la adecuada. Eso dependerá de cómo me hayan tratado. Establecerlo en la cuenta es violento”, se quejan algunos.
Estos temen, además, que, si esta costumbre de sugerir la propina en el ticket se consolida, lo que hoy es un acto voluntario, con el tiempo, se convierta prácticamente en un cargo obligatorio adicional cada vez que vayas a cenar. En un impuesto.
Otros, en cambio, consideran que es un sistema que facilita el cálculo y el pago de una propina justa. Y que, en todo caso, si no quieres, no lo pagas y punto…
¿Qué opinan ustedes?