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MediaMarkt cobra 31 euros por un portátil de 2.500 euros y luego lo cancela con excusas

Tras alegar un “error de código de barras” y posteriormente “falta de stock”, la cadena reembolsa el dinero sin compensación, mientras el producto figura como “entregado”

Ana Carrasco González

Portátil en MediaMarkt / FLICKR

Juan Manuel Pardo Soria pensó que había cazado la ganga del año. Y no era para menos. El 31 de mayo a las 16:18 horas compró a través de la página web de MediaMarkt un portátil de alta gama –el Captiva Highend Gaming– por 31,26 euros. Demasiado bueno para ser cierto. Y, en efecto, lo fue.

Apenas cuatro horas después, a las 20:33 horas, Pardo decidió repetir la jugada y adquirió el mismo modelo, esta vez por 58,53 euros. Seguía siendo un precio irrisorio para un ordenador cuyo valor real está en torno a los 2.500 euros. En ambas ocasiones, el importe fue debitado inmediatamente de su cuenta bancaria. “Pensé que era una oferta flash. Algo increíble, pero posible”, confiesa el cliente. La ilusión duró menos de 72 horas.

Llegan la excusas

Apenas dos días después de la compra, el 2 de junio, la cadena alemana MediaMarkt informaba a Pardo que su pedido no sería enviado debido a un “error suyo” (de la empresa). Fue entonces cuando se encendió la primera chispa de desdén hacia la gestión corporativa, y el cliente exigió un ordenador similar, compensación económica y reembolso en el día.

El mensaje que recibió Juan Manuel Pardo de MediaMarkt / CEDIDA

El 3 de junio, un nuevo mensaje llegó a la bandeja de entrada de Pardo, esta vez de Zoomici Store, el vendedor externo con sede en Francia que operaba a través del marketplace de MediaMarkt. El mensaje, enviado a través de la plataforma de la compañía bávara, espetaba: “Al parecer se ha introducido un error de código de barras en el anuncio del producto. Por lo tanto, el producto que vendemos no coincide con el producto que usted pidió. Hemos podido cancelar su pedido y procesar su reembolso”. 

“Poneros de acuerdo para mentir”

 La justificación del “fallo en el código de barras” chocaba frontalmente con la versión de “existencias agotadas” que ofrecía, poco después, la propia compañía. “Ya está bien, poneros de acuerdo para mentir”, sentenció el afectado, evidenciando el agotamiento ante las versiones contradictorias.

Mensaje donde se lee que las existencias están agotadas / CEDIDA

Ambos pedidos fueron finalmente reembolsados una semana después, pero sin compensación alguna por las molestias ni una aclaración coherente sobre qué ocurrió exactamente y por qué. Para mayor desconcierto, el pedido de 31,26 euros –que jamás ha llegado a manos del comprador– aparecía en la aplicación como “entregado”. Un detalle que pone en entredicho la fiabilidad de los sistemas de seguimiento de MediaMarkt.

MediaMarkt responde

Consumidor Global se ha puesto en contacto con MediaMarkt para conocer su postura oficial al respecto. La respuesta de MediaMarkt, teñida de un “lamentamos la situación”, traslada la responsabilidad al vendedor: “Los pedidos mencionados fueron gestionados a través de nuestro marketplace y tramitados directamente con el proveedor, Zoomici Store. Este último ha reconocido que hubo un error en la publicación del producto, por lo que en cuanto se detectó se procedió a su anulación y reembolso al cliente”. 

Mensjaje donde se lee que el pedido está entregado / CEDIDA

Sobre el inexplicable estado de “entregado” del pedido fantasma, la cadena ha informado a este medio que revisarán “qué es lo que produce esa situación para corregirla cuanto antes”.  

“Minimizar posibles errores”

“En nuestro marketplace, trabajamos constantemente para garantizar la fiabilidad y precisión de la información en nuestra plataforma”, aseguran desde MediaMarkt. “Aunque los vendedores gestionan directamente las fichas de los productos, hemos implementado controles y procesos destinados a minimizar posibles errores. Además, colaboramos estrechamente con ellos para resolver cualquier incidencia que pueda surgir”, añaden

Sin embargo, el caso de Pardo evidencia que tales salvaguardas no fueron suficientes para evitar el fiasco.

El veredicto del consumidor: “No vuelvo a comprar en la vida”

“Fin de la historia. Ni compensación ni nada”, lamenta Pardo. Y sentencia: “En MediaMarkt no vuelvo a comprar en la vida”. A muchos consumidores les puede sonar esta historia. Una oferta irresistible, una compra impulsiva, una cancelación sin más, y la amarga sensación de que algo no cuadra. El precio era una anomalía –eso es indiscutible–, pero también lo es que se permitiera completar el proceso de compra y cobro sin detectar el error antes de confirmar el pedido.

No estamos ante una estafa en el sentido penal del término, pero sí ante un caso que erosiona la confianza de los consumidores y pone en tela de juicio la transparencia de las plataformas que se benefician de actuar como escaparate sin asumir del todo el coste de los errores. Porque, al final, como dice Pardo, lo único que sabe es que compró un ordenador. Y no lo recibió. Todo lo demás son excusas.