Isidoro L. está en el taller de Peugeot Dimolk en Ferrol (La Coruña). Llega a la hora acordada, a las 10:15 horas. Lleva semanas esperando esta cita. Tiene en la mano un presupuesto de reparación por 973 euros, acordado previamente con el responsable comercial del concesionario. Pero, en cuanto da su nombre, la escena cambia.
“No es ese el precio”, le dice la empleada, sin mirar el coche ni revisar su estado. “Faltaban cosas. El total es de 1.200 euros”, añade sin alzar la mirada.
El talón de Aquiles del Puretech: la correa de distribución
La historia se remonta al pasado 16 de julio, cuando durante una visita rutinaria en Norauto para cambiar los neumáticos, advirtieron a Isidoro del “avanzado estado de descomposición” de la correa de distribución de su vehículo. Un problema que, según las numerosas quejas de otros usuarios, es un defecto de fabricación recurrente en los motores 1.2 Puretech de Stellantis (que engloba marcas como Peugeot, Citroën, Opel y DS).
Este fallo se centra en la “correa bañada en aceite” o “húmeda”, diseñada para reducir vibraciones y ruido, pero que, paradójicamente, tiende a degradarse prematuramente y a liberar partículas. Estas partículas pueden obstruir el filtro de aceite y provocar una pérdida crítica de presión, con el riesgo de causar daños catastróficos en el motor.
Para Peugeot es un problema reducido
A diferencia de la versión del concesionario, que atribuye el problema a un mínimo del “5% de vehículos”, la realidad es que la degradación prematura de esta correa ha sido una fuente constante de reclamaciones.
Propietarios han reportado fallos significativos tan pronto como a los 75.000 kilómetros, muy por debajo de su vida útil esperada, y, en algunos casos, con vehículos prácticamente nuevos. La experiencia de Isidoro, que logró alcanzar los 150.000 kilómetros antes del fallo, es, en cierto modo, una anomalía afortunada dentro de un problema generalizado.
Stellantis: entre la garantía extendida y la plataforma de compensación
Ante la creciente avalancha de quejas, Stellantis ha adoptado medidas. Desde marzo de 2024, el grupo ha extendido la garantía para los motores 1.2 Puretech afectados a 10 años o 175.000/180.000 kilómetros, “debido al consumo excesivo de aceite y la degradación prematura de la correa de distribución”.
Esta ampliación cubre el 100% de los costes de piezas y mano de obra, siempre y cuando el vehículo haya sido mantenido en la red oficial. Además, Stellantis ha prometido reembolsar los gastos de reparaciones realizadas entre el 1 de enero de 2022 y el 31 de diciembre de 2024. Para facilitar este proceso, ha lanzado una plataforma de compensación online para que los consumidores puedan enviar sus reclamaciones.
El descuento prometido
La narrativa de Isidoro L. se desvía drásticamente de la política oficial de la marca. Cuando Isidoro detectó la avería en su Peugeot –gracias al aviso de un mecánico de Norauto que iba a cambiarle el aceite–, contactó con Peugeot Grupo Dimolk Ferrol. El primer presupuesto, enviado informalmente, superaba los 1.400 euros. Tras su queja, Marcos Díaz, responsable del concesionario, le ofreció un descuento del 20% como “gesto comercial”, resultando en un presupuesto en firme de 973,52 euros.
Recibió incluso un documento detallado con las partidas firmado por el citado encargado.
“O firmas, o no se repara el coche”
Pero al llegar al taller el 23 de julio, el presupuesto había cambiado. Al presentarse en el taller, sin una inspección previa, una empleada le exige firmar un nuevo presupuesto de “alrededor de 1.200 euros”, aduciendo que el anterior estaba “incompleto” por la omisión de “líquido de frenos y otras cosas que iban mal”.
Isidoro se niega a firmar. Reclama su acuerdo previo con la persona que le había gestionado la oferta con un 20% de descuento. Pero Díaz no está. Está de vacaciones. Y nadie en el concesionario se hace cargo del compromiso firmado y sellado por él. “O firmas, o no se repara el coche”, sentencia la misma empleada. Y el cliente se marcha, sintiéndose “coaccionado y engañado”.
La fiabilidad de Peugeot
“Es lógico que, si se encuentran cosas nuevas, se añadan costes. Pero el coche no fue revisado. Ni siquiera lo tocaron”, comenta el agraviado a este medio de comunicación.
El caso de Isidoro no es una anécdota aislada. Se inscribe en un patrón más amplio que cuestiona la fiabilidad de los motores PureTech y la capacidad del grupo Stellantis para ofrecer respuestas proporcionales a la magnitud del problema. Las noticias más recientes demuestran que la pesadilla está lejos de terminar. Stellantis se ha visto obligada a llamar a revisión a más de 200.000 vehículos en Francia equipados con el nuevo motor 1.2 tricilíndrico de tercera generación (Gen3), diseñado precisamente para corregir los fallos de la versión anterior.
Cómo acaba la historia
Isidoro L. ha optado por no volver a dejar su coche en Dimolk. Buscará un taller independiente que le garantice una reparación transparente, sin presupuestos que se inflan sobre la marcha. Estudia presentar una denuncia ante Consumo y no descarta iniciar acciones legales si otros usuarios se suman.
Preguntado por esta redacción, el grupo Peugeot España se ha limitado a decir que ha extendido la garantía para los motores 1.2 Puretech afectados a 10 años, siempre que se haga una revisión en un taller oficial de la marca, como el concesionario Peugeot Dimolk en Ferrol. El grupo afirma a este medio que aún no se ha podido poner en contacto con el taller mencionado.