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Principales estafas de WhatsApp: cuáles son y cómo reconocerlas

Los ciberdelincuentes suelen recurrir a la ingeniería social e intentan convencer a las víctimas de que han obtenido un premio o de que tienen una incidencia

Una persona indica a otra la posibilidad de que un mensaje de WhatsApp esconda una estafa / FREEPIK
Una persona indica a otra la posibilidad de que un mensaje de WhatsApp esconda una estafa / FREEPIK

WhatsApp se popularizó en todo el mundo en torno al año 2012, y en menos de una década se erigió como una herramienta de comunicación indispensable que ha modificado la forma en la que las personas hablan entre sí. La ausencia de barreras geográficas permite que alguien que vive en Madrid pueda intercambiar mensajes, fotos y vídeos de forma instantánea con una persona que reside en Lima, en Wellington o en Nueva York, pero la facilidad para compartir contenido también provoca que la app de Meta sea un terreno fértil para la propagación de las estafas.

Las hay de todos los colores, más o menos sofisticadas o creativas, y el principal escudo que tienen las víctimas potenciales es el sentido común: hay que sospechar de cualquier mensaje extraño y, llegado el caso, bloquear y denunciar el número.

Estafas relacionadas con concursos y promociones falsas

Una de las tipologías de estafa más extendida tiene que ver con premios y recompensas que el usuario ha obtenido, supuestamente, por puro azar: no ha participado en ningún concurso, pero, de repente, le llega un mensaje en el que se le dice que ha ganado algo y que debe rellenar un formulario para recibir un premio.

Un móvil con varios chats de WhatsApp / UNSPLASH
Un móvil con varios chats de WhatsApp / UNSPLASH

Por ejemplo, el verano pasado se popularizó un mensaje en el que los estafadores se hacían pasar por Estrella Galicia. “Responde a este breve cuestionario y gana un mini frigorífico lleno de Estrella. La sensación veraniega de Estrella: un regalo para refrescarse. Mini refrigeradores gratuitos para 2.500 clientes sedientos”, decían el texto. No obstante, ni Estrella Galicia estaba detrás del mensaje ni era una promoción real, sino que los ciberdelincuentes enviaban una encuesta muy sencilla con la intención de sonsacar los datos personales de las víctimas.

La trampa es el pago final

Tras responder dicho test, al encuestado se le redirigía a una página web donde se le pedía efectuar un pago de 1,95 euros en concepto de gastos de gestión.

En teoría, este era el último paso indispensable para poder recibir el mini frigorífico, pero en realidad se trataba de una trampa: si el usuario realizaba el pago, se veía obligado a introducir sus datos bancarios, de modo que los estafadores podían copiarlos y robarle su dinero.

Una chica busca su dispositivo con el nuevo servicio de Google / FREEPIK - @karlyukav
Una chica mira su móvil / FREEPIK - @karlyukav

Billetes gratis de aerolíneas

Los estafadores suelen aprovechar el frenesí de las fechas en las que se realizan muchas compras, como Navidades o el Black Friday. Así, las autoridades también detectaron un tipo de engaño en el que los delincuentes enviaban por WhtasApp información sobre un concurso celebrado por Iberia por el que la compañía regalaba 5.000 vuelos gratis con motivo del Black Friday.

El engaño consistía en que, para conseguir los presuntos billetes, el agraciado debía reenviar la oferta a cinco contactos y abonar una pequeña cantidad (unos 2,90 euros) en concepto de confirmación. Por supuesto, una vez pagado el dinero, no había rastro de los billetes, y los delincuentes, de nuevo, ya habían logrado acceder a los datos bancarios. La propia Iberia alertó a sus clientes de que estos sorteos eran fraudulentos.

Estafas relacionadas con suplantación de bancos o entidades

Otra práctica muy común de los estafadores consiste en hacerse pasar por entidades como bancos, compañías eléctricas o incluso instituciones públicas. Por ejemplo, la Guardia Civil alertó en 2023 de una campaña de estafa en la que los ciberdelincuentes enviaban un WhatsApp suplantando al Grupo de Delitos Telemáticos de la UCO pidiendo colaboración.

Una mujer sostiene un icono de WhatsApp / FREEPIK - @rawpixel.com
Una mujer sostiene un icono de WhatsApp / FREEPIK - @rawpixel.com

La técnica era sencilla: contactaban a las víctimas suplantando un teléfono oficial y les pedían que instalasen un software malicioso que actuaba como un caballo de Troya y les permitía acceder a la información almacenada en el smartphone. Además, pedían a los destinatarios actuar con rapidez y advertían, para presionar aún más, que “la no colaboración ante las autoridades es un delito penal”.

La estafa del hijo en apuros

Otro clásico es la estafa del hijo en apuros, que utiliza a la ingeniería social. En este tipo de engaño, los delincuentes envían un mensaje por WhatsApp a la madre de la víctima escogida. Esto significa que no actúan por azar, sino que seleccionan previamente un objetivo, muchas veces estudiando a fondo las redes sociales. En su mensaje, los timadores dan al padre o la madre una información muy escueta que les alarma: “Mi móvil se ha estropeado, este es mi nuevo número”.

Una persona recibe una llamada de un teléfono con el prefijo 858 / FREEPIK
Una persona recibe una llamada de un teléfono sospechoso / FREEPIK

Cuando el progenitor, preocupado, hace preguntas, el argumento que esgrimen los estafadores que se están haciendo pasar por su hijo es que el anterior teléfono “se ha bloqueado”. De este modo, sin dar muchos detalles, logran la atención de las víctimas.

Transferencias o pagos por Bizum

A continuación, los estafadores le piden a la madre “un favor”: le explican que tienen que pagar “una cosa” y no tienen “la tarjeta a mano”. Así, solicitan una transferencia (que puede ser elevadísima), sin indicar con claridad a qué van a destinar ese dinero. Para rematar la estafa, envían el IBAN y la referencia. La madre, que está preocupada, actúa sin pensarlo lo suficiente porque teme que su hijo se haya metido en problemas.

Otra posibilidad es que los estafadores soliciten enviar el dinero por Bizum, que es más rápido, o que perfeccionen su engaño con herramientas de inteligencia artificial, por ejemplo, clonando la voz del hijo. Lógicamente, esto añade sofisticación y aumenta las posibilidades de que las víctimas piquen.

 

“¿Sabes quién soy?”

Otra estafa que se hizo muy popular (y que con el tiempo se convirtió en objetos de mofas) consistía en hacer creer a las víctimas que quien les hablaba por WhatsApp era una persona (un familiar lejano, un viejo conocido al que llevaba años sin ver) que estaba en el aeropuerto y se encontraba en apuros. Este emisario comenzaba la conversación con un enigmático “Hola, cariño, ¿sabes quién soy?”, y lo que pretendía, en esencia, era que el destinatario le enviara dinero.

 

Tal y como alertó el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), el estafador aseguraba que para poder recuperar sus maletas necesitaba que la víctima realizara un pago (500, 1000 o incluso 1500 euros) a una cuenta bancaria y que pusiera en concepto ‘costes de aduana’. En ciertas ocasiones, explicó el Incibe, para añadir más credibilidad a su historia, los timadores acompañan los mensajes con una llamada telefónica en la que se hacen pasar por agentes o funcionarios de aduanas

Varios pasajeros con sus maletas en un aeropuerto / Juanjo Martín - EFE
Varios pasajeros con sus maletas en un aeropuerto / Juanjo Martín - EFE

Estafas con prefijos

También hay quienes reciben mensajes raros provenientes de prefijos extranjeros, como el +855, que corresponde a Camboya, o el +62, que corresponde a Indonesia. Los expertos recomiendan no responder estos mensajes ni tampoco coger ninguna llamada que venga de esos números. “Me ha contactado por WhatsApp una tal Allison Harper con un prefijo +62 (Indonesia), ofreciéndome dinero, en nombre de Mobivery por visualizar videos en YouTube. Sé que es una estafa, pero quisiera ponerlo en su conocimiento”, escribió en X (antes Twitter) una internauta precavida.

En ocasiones, a las personas que reciben este tipo de mensajes se les plantean propuestas de negocio muy lucrativas y sencillas, pero un tanto absurdas, como dar likes ('me gusta') a una serie de vídeos de YouTube que el propio estafador les enlaza. En teoría, el objetivo es aumentar la popularidad de los mismos, pero detrás de la propuesta hay una estructura turbia de pagos y préstamos que es en realidad una suerte de estafa piramidal.

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