Al hablar de la relación entre Rosalía y la comida, uno podría pensar en el pegadizo chicken teriyaki, en un infalible aguacate (en una entrevista desveló que siempre llevaba uno en su bolso) o en las croquetas, puesto que, en 2020, sus amigas le hicieron una ‘tarta’ con este alimento tan castizo. Además, la estrella catalana se ha dejado ver en muchos restaurantes, como Casa Macareno (Madrid) o Malparit (Barcelona).
Ahora, este icono de la música que en muchos de sus proyectos ha bebido de las sustanciosas aguas de la historia y la literatura (y que apareció semidesnuda con un casco de motorista en la portada de su álbum Motomami) mira a Dios: su nuevo álbum, Lux, está plagado de referencias a lo divino y lo religioso.
Rosalía y las Yemas de Santa Teresa
El disco ha desatado una cascada de reacciones, y su eco ha llegado hasta Ávila, ciudad de conventos y misticismo religioso: las Yemas de Santa Teresa, que se producen en la localidad castellana desde hace 150 años, han lanzado una edición especial con motivo del disco de Rosalía. “Ternura pal’ café”, prometen.
“Nuestra tradicional Yema de Santa Teresa se viste con un delicado velo de Sauvignon Blanc. Una uva muy aromática que realza la nitidez y pureza de la yema de huevo. El resultado es una sorprendente experiencia de placer y emoción, donde la suavidad de la yema artesanal se funde con las notas aromáticas y cítricas del Sauvignon Blanc”, explican en su página web. Para más inri, Sauvignon Blanc es el título de una de las canciones del disco.
Imagen y campaña de comunicación
“Nos lo estamos pasando muy bien, está siendo una semana muy divertida, habíamos hecho yemas con otras combinaciones y vimos claro que hacerlo con Sauvignon Blanc. Lo hicimos de un jueves a un viernes y el lunes estábamos diseñando la imagen y la campaña de comunicación”, ha declarado la directora general de la enseña, Isabel López, a El País.
Más allá de estos celestiales bocados, lo cierto es que la relación de Rosalía y Ávila tiene otros puntos de conexión: su canción Aunque es de noche parte de la versión homónima de Enrique Morente incluida en su álbum Cruz y luna (1983), pero, a su vez, la letra es una adaptación de un texto de San Juan de la Cruz, Cantar del alma que se huelga de conocer a Dios por fe. Este santo y Doctor de la Iglesia pasó un tiempo importante en la ciudad de Ávila, sirviendo como vicario y confesor de las monjas del Convento de la Encarnación, donde residía Santa Teresa.
La Flor de Castilla
En cuanto a la historia de la marca, en 1860 nació en la ciudad de Ávila una pequeña confitería artesana que, con el tiempo, pasó a denominarse La Flor de Castilla. Este pequeño negocio familiar comenzó a fabricar y comercializar las auténticas Yemas de Santa Teresa. A finales de los años ochenta, Julián Gil Navarro, amigo de la familia fundadora, decidió implicarse en la gestión de la compañía, que tomó un nuevo rumbo, ampliando la gama de productos con la incorporación del Membrillo en su oferta.
Así, la empresa presume hoy de preservar la calidad y la tradición. "En 2012 iniciamos nuestra andadura en el mercado internacional, y actualmente comercializamos nuestros productos en más de 20 países", indican.