A veces, el cuerpo envía señales que solo el silencio puede amplificar. Así fue como Antonio Banderas, actor icónico del cine español, descubrió que ignorar el estrés y el malestar podía costarle más que una pausa en su carrera: su propia vida.
Tras sufrir un infarto en 2017 mientras descansaba en su residencia de campo en Londres, el malagueño inició una transformación profunda que hoy, a sus 64 años, lo mantiene más activo, consciente y conectado consigo mismo que nunca.
Antonio Banderas después del infarto: un episodio que lo cambió todo
El ataque cardíaco no se presentó con los síntomas clásicos que uno podría esperar. Banderas confesó años después que, en un principio, creyó que el dolor era solo una consecuencia del ejercicio físico. Pero pronto llegaron la fatiga intensa, el sudor frío, la dificultad para respirar y una presión inusual en la mandíbula. Fue su pareja, Nicole Kimpel, quien actuó con rapidez y evitó una tragedia.
En una conversación reciente, el actor compartió cómo vivió ese momento límite: “Tenía la sensación de que me estaba yendo. Me tumbé en el suelo y luché contra esa sensación de abandono. No quería rendirme”. Aquella noche, en el hospital, conectado a máquinas, una enfermera le hizo una reflexión que aún lo acompaña: “El corazón no solo bombea sangre, también guarda emociones”. Y eso, asegura, le dio una nueva perspectiva sobre la importancia de priorizar la paz emocional, o lo que es lo mismo, no estresarse ni permitir convivir con la ansiedad.
De la reflexión a la acción: más deporte, menos carne roja
El susto se transformó en una oportunidad. Banderas decidió reescribir sus hábitos desde la base: la alimentación. A partir de entonces, redujo drásticamente el consumo de carne roja, un cambio fundamental recomendado por los cardiólogos para proteger el corazón. “Desde el infarto, dejé de lado ciertos alimentos que no me hacían bien. Hoy mi dieta es más limpia y consciente”, afirmó en una entrevista con el medio Men’s Health.
Su menú diario ahora se compone de ingredientes frescos, vegetales, pescado azul, granos integrales y grasas saludables como el aceite de oliva. Un cambio que no solo impactó su salud física, sino que también lo ayudó a encontrar paz en su día a día.
El poder del movimiento: 10 kilómetros y mucha cocina consciente
Acompañar una buena alimentación con actividad física fue otro pilar en su recuperación. El actor adoptó el hábito de correr regularmente, cubriendo distancias de hasta 10 kilómetros cada dos o tres días. Esta rutina cardiovascular no solo fortalece su corazón, sino que también le brinda claridad mental. “El ejercicio me centra, me da equilibrio. Es mi forma de resetearme”, confesó.
Pero quizás su mayor descubrimiento ha sido la cocina. Para Banderas, preparar sus propios platillos no es una obligación, sino un ritual de autocuidado. “Cocinar me relaja. Me permite estar presente, elegir lo que consumo y disfrutar el proceso”, señaló. Esta conexión con los alimentos refuerza su compromiso con el bienestar integral.
Una nueva escala de prioridades: “Lo importante es mantener la calma”
El infarto no solo dejó una cicatriz física, sino también redefinió su escala de valores. En una entrevista con Page Six, el actor reveló que el episodio cardíaco lo hizo ver con claridad aquello que realmente importa: “Lo que antes me parecía urgente dejó de serlo. Aprendí a soltar preocupaciones que no tenían sentido y a vivir con más gratitud. Lo importante es mantener la calma”.
Este cambio de mentalidad no implicó frenar su carrera. Al contrario, en los últimos años ha protagonizado títulos destacados como Uncharted e Indiana Jones y el Dial del Destino o Baby Girl —compartiendo pantalla con la bella Nicole Kidman— demostrando que el equilibrio entre la vida profesional y personal es posible cuando la salud se convierte en prioridad.
Las 4 claves de la salud mental, según Banderas
A sus 64 años, Antonio Banderas mantiene una vitalidad envidiable y una buena salud mental. Su fórmula, como él mismo la describe, no es un secreto, sino una decisión diaria: “Dormir bien, evitar el estrés, comer con sentido y entrenar con regularidad. Esa es la clave”.
Su historia nos recuerda que nunca es tarde para priorizar el bienestar, reconectar con el cuerpo y vivir de forma más plena. Y que, a veces, una sacudida inesperada puede ser el inicio de la mejor versión de uno mismo.