Comprar en la web de Druni es una lotería. Nunca sabes cuándo vas a recibir tu pedido. La cadena de perfumerías presume de envíos rápidos en 48 o 72 horas pero acumula centenares de quejas de clientes que esperan durante semanas sus compras.
El contraste entre la teoría y la práctica es tan evidente que cuesta entender cómo una marca con una fuerte presencia física permite que su canal online se convierta en sinónimo de frustración.
Consumidor Global ha recogido recientemente el caso de Antonio González, quien ha estado esperando más de una semana su pedido pese a que Druni se comprometió a entregarlo en un plazo máximo de 72 horas. Las críticas no son anecdóticas. Más de 3.000 valoraciones negativas en portales como Trustpilot alertan de estos retrasos.
Y hay más. Los internautas también denuncian la falta de respuesta por parte del servicio de atención al cliente.
Lo más preocupante es la opacidad con la que Druni gestiona estos fallos. El cliente paga, confía en la fecha de entrega prometida y luego se encuentra atrapado en un laberinto de correos genéricos y plazos incumplidos.
Druni debería entender que el prestigio de sus tiendas físicas no basta para sostener su imagen en la era digital. Cada pedido retrasado mina la confianza. Si no asume que el cliente merece recibir sus pedidos en tiempo y forma, corre el riesgo de que la 'lotería' de sus envíos online se convierta en una ruina para su marca.