Aviso a navegantes: las grandes empresas de moda tendrán que gestionar sus residuos textiles
Bruselas defiende que los cambios de la normativa suponen un paso importante hacia una economía de la UE sólida, circular y competitiva, "respetando al mismo tiempo el principio de que quien contamina paga"

Las grandes empresas de moda europeas tendrán que ponerse las pilas en lo referente a la gestión de residuos. Tal y como explica el Observatorio Textil y de la Moda, la revisión específica de la Directiva Marco sobre Residuos del pasado 19 de febrero establece un marco armonizado para la Responsabilidad Ampliada de los Productores (RAP).
De este modo, a partir de ahora, gigantes como Inditex tendrán que asumir la responsabilidad sobre la gestión de sus propios residuos textiles y abonarán una tasa para contribuir a financiar los costes de recogida. “Una vez adoptado formalmente, los Estados miembros de la UE tendrán hasta 20 meses para adaptar su Derecho interno a las nuevas normas”, exponen.
Quien contamina paga
Paulina Hennig-Kloska, ministra de Clima y Medio Ambiente de Polonia, ha declarado que el acuerdo supone “un paso importante hacia una economía de la UE sólida, circular y competitiva, respetando al mismo tiempo el principio de que quien contamina paga”.

Los 27 pretenden de este modo abordar el problema de la generación excesiva de residuos de productos textiles y las prácticas de la moda rápida y ultrarrápida, como la que promueve Shein. “Los Estados miembros pueden adaptar las tasas que deben pagar los productores en función del tiempo de uso de los productos textiles y de su durabilidad”, valora Bruselas.
12 millones de toneladas de residuos
En la UE se generan cada año 12,6 millones de toneladas de residuos de productos textiles cada año. Solo la suma de ropa y calzado representa 5,2 millones de toneladas de residuos, lo que equivale a 12 kg de residuos por persona y año.
Además, el reciclaje que promueven las grandes firmas (con contenedores instalados en las propias tiendas) es poco efectivo, y a veces se reduce a simple greenwashing, puesto que utiliza a los países del Sur Global como vertederos lejanos a los ojos y las conciencias occidentales. Recientemente, El País siguió el rastro de 15 prendas recicladas gracias a la geolocalización y comprobó las enormes carencias de este sistema.

Huella ecológica inmensa
“La mayoría sigue dando vueltas o están en naves y descampados. La mitad ha salido al extranjero dejando a su paso una monumental huella de carbono, contaminando el sur global o alimentando redes comerciales opacas. Es decir, la ropa no siempre acaba en el lugar que deseamos cuando la desechamos y en los casos en los que llega, la huella ecológica del viaje es inmensa”, denunciaba el artículo de Planeta Futuro.
Anteriormente, en 2024, Greenpeace llevó a cabo una investigación parecida. “Nuestra ropa usada pocas veces tiene una segunda vida. El volumen es tan grande que supone un problema medioambiental y social cada vez mayor”, denunció la ONG.
España, peor que otros países
Además, según alertó Greenpeace, España está por encima de la media en generación de residuos textiles. “Superamos los 20 kg por persona y año y, en cambio, tan solo recogemos selectivamente 2,1 kg por persona y año. Si nos limitamos a los residuos textiles que se recogen posconsumo (es decir, la ropa y calzado que echamos a los contenedores, sin incluir lo que se recupera en las propias fábricas de textil), la recuperación se reduce a tan solo el 4%”, denunció la ONG.

Por ello, a juicio de algunos expertos, el problema de la ropa usada es un síntoma de un problema mayor: el consumo excesivo y la producción desenfrenada de la industria de la moda.