Sanjo, la marca que fabrica las próximas zapatillas que querrás llevar: aire retro y mucha historia
La firma lusa, que continúa fabricando en su país, comenzó con los sombreros, siguió con las deportivas para baloncesto y ahora vuelve con energías renovadas sin olvidar sus raíces

Más que un mercado efervescente, el sector de las sneakers es un campo de batalla. Colas virtuales, novedades constantes, modelos reeditados, regresos estelares como el de Jordan… Quienes se salen de la monotonía de las Adidas Samba o las Handball Spezial y, en vez de virar hacia unas Autry o unas New Balance, buscan aunar estilo y sostenibilidad, suelen optar por Veja, Saye o incluso Calzados Victoria, una marca de toda la vida que se enorgullece de seguir produciendo en La Rioja y que se ha adaptado a las tendencias actuales con mucha habilidad.
A estos nombres consolidados se quiere sumar Sanjo, una firma que empezó fabricando sombreros para pasar después al calzado deportivo. “Sanjo es una marca portuguesa muy joven en su espíritu, aunque tenga 90 años de existencia. Su objetivo es seguir produciendo para todo el mundo sin perder su esencia auténtica, portuguesa”, cuenta a este medio João Pereira, responsable de ventas para España de Blivo, empresa de representación y comercialización de marcas de moda.
Sanjo, cercanía y producción local
Mucho ha cambiado desde 1933. El mercado es distinto, las zapatillas son mainstream y la importancia de las redes es enorme. Sin embargo, en el ADN de Sanjo pervive la cercanía, y no sólo porque la producción sea local (se lleva a cabo en la localidad de Felgueiras, al norte del país).

“En nuestra fábrica, aunque haya un montón de máquinas, la señora Elena y la señora María siguen poniendo los cordones en las zapas. Las plantillas también se colocan manualmente. Es decir, que Sanjo sigue siendo muy auténtica a nivel de producción, aunque esté actualizada a nivel de materiales y de estética”, narra Pereira.
Emblema nacional
En los años 80, las zapatillas de baloncesto Sanjo se convirtieron casi en un emblema nacional luso. “Y mientras el mundo se rendía ante las marcas internacionales, Portugal lucía con orgullo sus K100 y K200”, explica la compañía en su página web.
Sin embargo, dos aspectos positivos como fueron el final de la dictadura de Salazar en 1974 y la posterior adhesión del país a la Comunidad Económica Europea supusieron el principio del fin para la firma. “Las barreras que separaban al país del resto del mundo desaparecieron. Las marcas internacionales empezaron a ganar terreno, al mismo tiempo que Sanjo iba perdiendo popularidad. En 1996, la fábrica se declaró en quiebra”, recuerdan.
Nostalgia y mirada al futuro
“Durante años, Sanjo salió de los pies, pero no de la imaginación de varias generaciones”, asegura la enseña.

En 2019, la compañía fue adquirida por un grupo empresarial de Braga. Hoy está en manos de Blivo. “Con un nuevo equipo joven y dinámico, la atención se centró en traer a Sanjo de regreso a casa”. Así, volvieron iguales, pero ligeramente diferentes. “Listos para otros 90 años de historia”, proclaman.
“Still fresh after ninety years”
Los diseños son muy atractivos, y no solo venden calzado, sino camisetas (240 gramos de 100% algodón) desde 29,99 euros; polos, sudaderas (las de nueva colección, desde 79,90 euros), pantalones y hasta chaquetas vaqueras (139 euros). Algunos diseños, sobrios, limpios y con destellos vintage, pueden recordar a los de Edmmond Studios o Goodies Sportive. Como si fuese un mantra, una sudadera de Sanjo reza: “Still fresh after ninety years”.

En su nueva colección de verano hay dos modelos de zapatillas elaboradas con materiales algo diferentes. “La marca, a parte del sentido estético, valora mucho el tacto”, cuenta Pereira, mientras muestra una zapatilla de rafia, que es un material sostenible y con carácter. “Esa es una de las ambiciones de la marca. Todos los materiales tienen siempre un origen certificado, aunque sea piel. Busca transmitir sensaciones a través del tacto”, indica.
“A conquistar el mundo”
Preguntado por las cifras de personal, Pereira estima que, en la actualidad, componen Sanjo unas 15 personas que se ocupan de la parte administrativa y otras 50 que están en la fábrica. De aquí a cinco años, el objetivo de Sanjo, asegura, es lograr una presencia “sólida” en el mercado internacional. “Portugal ya está bastante controlado, y ahora, a conquistar el mundo. Francia, Italia, España, Alemania, Dinamarca… Ese es el plan”.
En la misma línea, en la web lanzan este aviso: “Sanjo no volvió simplemente, volvió y volvió con ganas de crecer, evolucionar y seguir escribiendo una historia a los pies de los portugueses”.