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Sobreexposición a pantallas: ¿Por qué cada vez más gente utiliza gafas?

Los consumidores pasan el día frente a ordenadores, tablets, televisores y móviles, por ello, es fundamental buscar fórmulas para contrarrestar la radiación de los dispositivos electrónicos

Núria Messeguer

Unas gafas sobre un fondo azul / PEXELS

Con el tiempo y los avances médicos, muchas de las enfermedades que suponían una  sentencia de muerte inminente han desaparecido. Las vacunas han hecho su trabajo y, gracias a ellas, cual juramento de Escarlata O’Hara, jamás volveremos a sufrir algunas de esas dolencias. No obstante, el progreso y la posmodernidad también tienen sus consecuencias. Y, aunque se haya dicho adiós a la viruela, al papiloma humano, al tifus o al sarampión, ahora hay otros males que atentan contra la salud de las personas. 

Es el caso de la depresión, las enfermedades cardiovasculares originadas por contaminación, el auge de las alergias o la pérdida de visión por la sobreexposición a pantallas. Está última, por ejemplo, es fácil de prevenir, pero antes debe entenderse qué es la luz azul y cómo afecta a la vista.

¿Qué es la luz azul? 

Nabil Ragaei Kamel, jefe del servicio de Oftalmologia de los Hospitales Quirónsalud San José, Marbella y Toledo, explica a Consumidor Global que la luz azul es “aquella luz que el ojo humano es capaz de percibir y que comprende unas ondas más cortas que contienen mayor cantidad de energía”. Esta es emitida por fuentes naturales como el sol y, también, por fuentes artificiales, como los dispositivos electrónicos.

En condiciones normales, el ojo humano dispone de un filtro en el cristalino que le protege frente a la luz azul. Pero, con la sobreexposición, esta barrera natural puede resultar insuficiente, por ello es habitual padecer “fatiga, estrés visual y, en el peor de los casos, la aparición precoz de DMAE, Degeneración Macular Asociada a la Edad”. 

Una chica que sujeta unas gafas / PEXELS

Las consecuencias de la sobreexposición 

En los tiempos que corren, evitar la sobreexposición de pantallas es casi imposible. Cada vez más, los trabajos implican estar en contacto con ellas, de la misma manera que en el ocio. “Hay muchos aspectos que se escapan de nuestro control y en el caso de la luz azul es muy complicado reducir la exposición a la luz de pantallas electrónicas”, señala  Ragaei Kamel, de Quirón. 

Por ello, “se recomienda el uso de un tipo específico de gafas con filtro de luz azul, que son lentes que contienen unos cristales diseñados específicamente para reducir la cantidad de luz azul que llega al ojo y así evitar daños potenciales”, indica el especialista.

No todas las gafas son iguales

Pero, ¿todas las gafas son buenas o hay algunos matices dependiendo de la edad y la visión de cada uno? El doctor Ragaei Kamel señala que efectivamente hay distintos tipos de gafas de filtro azul y que cada una se adapta en función de la graduación del usuario y de la sobreexposición en la que vive. “El usuario tiene que valorar siempre cuáles son sus necesidades y optar por un filtro de mayor o de menor intensidad, dependiendo de éstas”, afirma el doctor. 

Tampoco hay una edad que marque cuándo es bueno ponerse gafas de filtro azul. Según el experto de Quirón, “varía en función de nuestra rutina y de la visión de cada uno, por ello es importante realizar una consulta anual de la vista y, en función de los resultados, incorporarlas o no”. Cada vez son más las personas que acaban utilizando este tipo de lentes, ya que “son muchos los que utilizan durante más tiempo dispositivos y pantallas electrónicas”. Sin embargo, el doctor Ragaei Kamel concluye que la clave es hacer revisiones cada cierto tiempo y, siempre que se pueda, “apagar las pantallas”.