El turismo es, con mucho, la actividad económica más importante de las Islas Baleares: un estudio de la Fundación Marilles refleja que supone alrededor del 45% del Producto Interno Bruto (PIB) de la comunidad autónoma, donde la llegada de turistas “se ha multiplicado por 58 en los últimos 65 años”.
Sin embargo, este año, que se previó de récord, han saltado algunas alarmas aquí y allá. Ya en mayo, Diario de Mallorca alertó de que la temporada turística mallorquina se había iniciado “con el ‘pinchazo’ de uno de los visitantes más apreciados por los fuertes desembolsos que realiza: el estadounidense”. Este perfil de viajero tiende a gastar más que otros, pero este año no se ha dejado ver tanto. Y, hace unos días, Última Hora confirmaba los malos pronósticos: “¿Verano a medio gas en Mallorca?: el turismo decepciona y salta la alarma entre los diferentes sectores”, tituló este medio de comunicación.
“Tendencia a la baja”
La pieza recogía el punto de vista de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), entidad que “ha detectado una tendencia a la baja en la afluencia turística en determinadas zonas de la Isla”. Un gran conocedor del sector, el presidente de Mallorca CAEB Restauración, vaticinó incluso del cierre de “centenares de restaurantes en Mallorca”. Además, el descenso también se ha notado en el pequeño comercio.
En cuanto a las causas, algunos afectados denuncian que “la turismofobia” y la idea de que el turista “no es bienvenido” han contribuido a este bajón.
Problema de los precios
No obstante, el precio también ha tenido mucho que ver: eldiario.es recoge, en un reportaje muy compartido en redes, que las tarifas de los bares de Mallorca “ahuyentan” a los viajeros, que no están dispuestos a pagar 4 euros por un café con leche en zonas como Sóller, donde hace un año las mesas de los establecimientos estaban llenas.
A raíz de la publicación de ese artículo, el debate se ha trasladado a las redes sociales como X, donde un usuario apuntaba que el “turismo de masas que gasta poco” es “la peor deriva de un sector y un fenómeno que necesita una reforma de arriba abajo para ser sostenible, rentable y positivo para la comunidad local y el país”.
“Gasta lo mismo que antes”
Un internauta respondía alegando que no es que el turista que visita Mallorca gaste poco. “Gasta lo mismo que antes, pero lo gasta en alojamiento. Échale un ojo en Airbnb a lo que vale un apartamento en Mallorca en estas fechas”, espetaba.
En este sentido, son muchos los que consideran que el modelo puede “morir de éxito” y que la inflación también afecta a británicos, alemanes, franceses y estadounidenses, que cada vez optan más por comprar la comida en el supermercado. También hay quienes culpan a los hosteleros por su “codicia”: “¿Quién iba a pensar que los turistas tarde o temprano caerían en la cuenta de que cobrarles una paella a precio de mariscada y una cerveza a precio de Dom Pérignon es un ROBO?”, se preguntaba.
¿Cambio de ciclo?
La tensión arancelaria con Estados Unidos y el previsible estancamiento económico en Alemania tampoco invitan al optimismo.
Todo esto lleva a Tourinews a preguntarse si estamos a las puertas de un cambio de ciclo. “La preocupación crece entre empresarios locales, que reclaman una gestión más equilibrada del modelo turístico para evitar un deterioro mayor en los próximos años”, alertan.