Uno de los atropellos que han surgido con la nueva era digital es aquel en el que una empresa de microcréditos rápidos online reclama a un particular una deuda que no es suya.
Sí, aunque parezca increíble, situaciones absurdas como esa están ocurriendo con compañías como Vivus y Welp. Y les aseguro que no es plato de buen gusto para el afectado, al que le generan una angustia gratuita de la que no es fácil librarse.
“Vivus nos ha mandado una carta amenazante reclamando el cobro de un crédito que no hemos pedido”, indicaba a Consumidor Global uno de los damnificados. Muchos de ellos se quejan de que, cuando transmiten a la empresa que ellos no han pedido ningún préstamo, esta es muy poco diligente a la hora de solucionar el entuerto. Como si no les creyeran.
Una víctima de Welp, por ejemplo, nos relataba que le llamaban a diario exigiendo un dinero que él no había recibido, pero el nombre del supuesto deudor no era el suyo, solo coincidía el número de teléfono.
Salir de esas situaciones sin sentido –hablamos de reclamaciones que suelen superar los mil euros– en ocasiones es largo y costoso. Pero siempre es un suplicio que puede acabar con la paciencia de cualquiera.
Todo apunta a que la mayoría de las veces se trata de casos de suplantación de identidad para realizar una estafa. Sin embargo, los juristas advierten de que son las compañías que conceden los préstamos las que deben acreditar debidamente la identidad del solicitante.
Vamos, que si se la cuelan a empresas como Vivus y Welp, estas no pueden martirizar a un particular que no tiene nada que ver con el fraude, porque la responsabilidad es solo de ellas.