Crónica de un día en Fitur: así palpita una las ferias de turismo más importantes del mundo
Los hoteles suben la apuesta por la inteligencia artificial y tanto empresas como administraciones tratan de presentarse como sostenibles

Hay quienes creen que todo viaje se vive tres veces: cuando se planea, cuando se vive y cuando se recuerda. Tres estadios coincidentes con los tres tiempos: pasado, presente y futuro. En Fitur, la Feria Internacional de Turismo que se celebra estos días en Madrid, esta tríada parece conjugarse.
Y lo hace porque Fitur es un cónclave grandioso donde, hasta el domingo 26 de enero, miles de visitantes y profesionales del turismo se encontrarán, se estrecharán la mano y conversarán; uniendo la ilusión de la planificación (empresarial o circunscrita al ocio), la emoción de la experiencia presente y la evocación de viajes pasados. Al fin y al cabo, esa última es lo que permite a las empresas acumular experiencia y competir mejor en este sector disputadísimo. Consumidor Global ha visitado la feria.
9.500 empresas
Los números impresionan, como no podría ser de otro modo en un país que en el año 2024 recibió 94 millones de turistas extranjeros: la cuadragésima quinta edición de Fitur cuenta con un total de 9.500 empresas participantes, 156 países y 884 expositores titulares. Se estima que el impacto económico para Madrid será de 445 millones de euros.

Así, reina el optimismo, aunque las empresas son conscientes de que deberán capear la inflación y el aumento de los costes, que pueden agriar las decisiones de los viajeros. Muchas compañías suben la apuesta por la tecnología: en multitud de ponencias se habla de inteligencia artificial (como la gran herramienta para optimizar procesos y ofrecer planes más personalizados) y en muchos stands (como en el de Castilla-La Mancha o en el de Alicante) las gafas de realidad virtual son el juguetito que acapara la atención.

Visitantes
La mayoría de los asistentes saben a lo que van. Surca los pasillos de los nueve (¡nueve!) pabellones una corte de visitantes (visitantes que no han venido a trabajar, es decir, público general) alucinados con las exhibiciones de kimonos en el stand de Japón, con una mujer ataviada como la Dama de Elche, con el vagón del Dragon Khan que ha traído PortAventura o con la cabina de realidad virtual para ‘probar’ la experiencia de pilotaje que ha montado Iberia.
Aquí y allá, alguien mete mano en una bandeja con quesos o dulces. Alguien prueba suerte en el stand de Matosinhos (se sortea una noche de hotel en la localidad lusa) y alguien, sonriente, se pone una pulsera que reparten las azafatas de Tío Pepe.

Día de negocios
A éstos les acompañan profesionales trajeados y con maletines, directoras financieras sagaces que de cuando en cuando dejan su tarjeta a un colega o con cierta frialdad y dueños de pequeños negocios que han acudido a buscar promotores, socios o actores interesados en su marca de oleoturismo, en su vino o en su empresa de eventos y espectáculos temáticos.
“Pues llevamos de reuniones todo el día, tío. Es una locura”, responde a Consumidor Global un joven trabajador de una importante cadena hotelera cuyo nombre pide no especificar. “Para nosotros es una feria clave, por supuesto. Pero es, sobre todo, tema de negocios”, agrega.
Facturación de las grandes empresas
A las grandes les va bien. Meliá, por ejemplo, ha cerrado 2024 con más de 525 millones de euros de beneficio bruto de explotación y un crecimiento de doble dígito en el ingreso medio por habitación disponible. World2Meet (W2M) lo hizo con 2.753 millones de euros de facturación y Grupo Barceló superó los 6.500 millones de euros. Hasta Torremolinos saca pecho y se reivindica en Fitur como “el origen del Paraíso”.

Recordar está bien, pero las cosas no son como hace 40 o 60 años. Como ejemplo, el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, toma la palabra en un acto sobre Hoteles laboralmente responsables y en muchas conferencias los expertos repiten, como una letanía, las palabras tecnología, innovación, sostenibilidad y personalización.
Lugares destacados
En cuanto a los territorios, si hay un lugar con protagonismo especial este año es Brasil, país socio de la edición de 2025. Con un potencial de aumento del 10% en el número de turistas españoles para este año, el gigante sudamericano destaca la riqueza de su gastronomía con diversos shows de cocina.
Entre los españoles, la región con mayor superficie expositiva de la feria es Andalucía. Cada comunidad busca un ángulo desde el que seducir al turista: Castilla y León se presenta como un "escenario de película", Murcia juega la baza del Mar Menor, Asturias repite su lema de “Paraíso Natural" en un atractivo stand con guiños al prerrománico y Extremadura trata de mostrarse como la "alternativa a destinos saturados”.

Gastronomía y sabor
Cataluña, por su parte, se enorgullece en su stand de haber sido designada Región Mundial de la Gastronomía de 2025. El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha descrito a la comunidad como una tierra que "se quiere dar a conocer", que se quiere "abrir y mostrar", reivindicando que es un buen lugar para "compartir experiencias" y la "manera de ver las cosas" de los catalanes.
Para seguir abriendo boca, en el stand de Oviedo, los más espabilados catan un culín de sidra, mientras que en el de Guijuelo miran, acechantes, al cortador de jamón. Se tira de clásicos: Madrid hace alarde del cocido madrileño (hay sitio para una decena larga de villas madrileñas) y Aragón reivindica su ternasco asado. Castilla-La Mancha, a la par que muestra la riqueza de sus yacimientos arqueológicos, habla de “raíz culinaria” con guisos y vinos.
Transformar el turismo
Hasta una mención a la Hermandad de la Santísima Virgen de Rus (Cuenca) tiene cabida en esta enorme feria. Y es que, en el delicado ámbito de lo supraterrenal, algunos de los que hoy asisten a Fitur cruzan los dedos y otros esperan no tener que ponerse a rezar. Hay miedo a que la gallina de los huevos de oro gripe.

Así, la presidenta de Baleares, Marga Prohens, ha apelado a transformar “entre todos" el turismo de las islas para que sea más sostenible y seguro tanto para el residente como para el turista.
Cliente nacional
Palabras similares, aunque menos contundentes, ha utilizado el vicepresidente y consejero de Economía, Industria, Comercio y Autónomos del Gobierno de Canarias, Manuel Domínguez, quien ha defendido la figura del residente canario como el "principal cliente" de su mercado turístico, asegurando que quienes viven en el archipiélago serán el "centro" de la gestión del Ejecutivo autonómico.
Nadie quiere morir de éxito. El presidente ejecutivo y consejero delegado de Meliá Hotels International, Gabriel Escarrer, ha declarado que no le parece “ni realista ni sostenible” un crecimiento del 10% en el número de turistas, por lo que ha instado a “poner límites a ese crecimiento para evitar que la saturación perjudique la calidad del turismo y la imagen de España".

Sostenibilidad
A la par, Euskadi se autoproclama "referente" del "turismo sostenible y de convivencia" y hasta el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, utiliza palabras similares para ponderar el momento del sector y sugerir hacia dónde debería ir. “Si se va a la búsqueda del turismo de calidad, hay que huir de la masificación, porque la masificación no casa bien con la calidad”, ha llegado a decir en Ifema el presidente de la Diputación de Sevilla, Javier Fernández de los Ríos.
Hereu, tranquilizador, ha asegurado que “la turismofobia está muy localizada, hay que gestionarla, pero no supone un problema y no hay que exagerarla". Está por ver si, tras nuevo un verano de récord en el que, a su vez, los viajes serán más caros, en Fitur 2026 esta temida palabra gana protagonismo.