Con el aumento constante de los precios de la compra y la presión de la inflación, los hogares se enfrentan a un escenario donde cada factura cuenta. La luz, el gas y el consumo energético se han convertido en gastos que no se pueden ignorar, y optimizar los recursos del hogar ya no es solo una cuestión de confort, sino de economía.
En este contexto, ajustar el uso de los electrodomésticos y aprovechar al máximo sus funciones inteligentes se convierte en una estrategia clave para reducir el gasto mensual sin sacrificar comodidad ni eficiencia. Preparar los dispositivos para el invierno no solo ayuda a mantener un hogar cálido y funcional, sino que también permite controlar de manera significativa la factura energética en un momento en que cada euro cuenta.
Cinco estrategias tecnológicas para pagar menos en las facturas de tus electrodomésticos
La llegada del invierno no solo implica un cambio de temperatura: supone también un reto energético para cualquier hogar. Según datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), una vivienda sin una preparación adecuada puede incrementar su consumo hasta un 30%, especialmente debido a un uso intensivo de sistemas de calefacción y electrodomésticos de alto rendimiento. En un contexto donde la eficiencia energética y la sostenibilidad son cada vez más relevantes, optimizar los dispositivos del hogar se vuelve una tarea imprescindible.
Los electrodomésticos actuales integran funciones inteligentes, sensores avanzados y algoritmos de autogestión diseñados para mejorar tanto la experiencia de uso como la eficiencia. Sin embargo, para aprovechar todo su potencial, es necesario ajustar su configuración a las condiciones del invierno. Con este objetivo, la marca de electrodomésticos Whirlpool ha compartido cinco claves tecnológicas centradas en rendimiento, conectividad y mantenimiento preventivo, que permiten reducir el gasto energético sin sacrificar confort.
1. Programa lavadoras y secadoras en horas valle para maximizar el ahorro
Las tarifas eléctricas actuales incluyen franjas horarias con distintos precios. Aprovechar las horas valle —generalmente por la noche o primera hora de la mañana, dependiendo del país— puede disminuir de forma significativa el coste de uso de lavadoras, secadoras y lavavajillas.
Los electrodomésticos inteligentes cuentan con programación avanzada y, en muchos casos, integran conectividad WiFi que permite su activación desde una aplicación móvil. Esta función no solo mejora la comodidad, sino que también facilita un uso energético más eficiente.
Se estima que utilizar estos dispositivos en horas valle puede reducir la factura eléctrica entre un 20% y un 30%. Además, muchos modelos incorporan sensores de carga que ajustan automáticamente el consumo de agua y electricidad, evitando desperdicios en ciclos con poca ropa.
2. Impulsa el rendimiento del hogar con tecnología conectada
El invierno es una de las épocas en las que más tiempo se pasa en casa y, en consecuencia, se incrementa el uso simultáneo de distintos electrodomésticos. Aquí es donde la domótica y los dispositivos conectados marcan la diferencia.
La conectividad permite:
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Controlar electrodomésticos a distancia.
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Consultar diagnósticos en tiempo real.
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Recibir alertas relacionadas con mantenimiento, filtros sucios o sobrecargas.
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Ajustar parámetros energéticos según el uso y la temperatura exterior.
Los electrodomésticos inteligentes actúan como un asistente digital del hogar, capaz de optimizar recursos incluso cuando no estás presente. Por ejemplo, un horno conectado puede precalentarse antes de llegar a casa, o una secadora puede seleccionar automáticamente un ciclo de bajo consumo según la humedad detectada.
Esta digitalización no solo mejora la experiencia del usuario, sino que también permite un control más riguroso del consumo y una prolongación de la vida útil de los dispositivos.
3. Ajusta tu frigorífico para un rendimiento óptimo en bajas temperaturas
El frigorífico es uno de los electrodomésticos que más energía consume a lo largo del año, ya que funciona de manera continua. Durante el invierno, la temperatura ambiente más baja es una ventaja natural que puede reducir el esfuerzo del compresor. Aun así, es fundamental revisar los parámetros para asegurar una eficiencia óptima.
La recomendación técnica es mantener la temperatura del compartimento principal entre 4 °C y 5 °C, mientras que el congelador debería estar configurado en –18 °C. Estas cifras garantizan la correcta conservación de los alimentos sin necesidad de incrementar el consumo energético. Un ajuste inferior no mejora la seguridad alimentaria, pero sí incrementa la factura.
Además del ajuste térmico, otros factores clave son:
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Comprobar las juntas de la puerta: unas gomas deterioradas pueden provocar fugas de frío.
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Evitar la acumulación de hielo en el congelador, que obliga al motor a trabajar más.
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Asegurar la ventilación trasera del equipo para facilitar la disipación de calor.
Pequeños gestos, como no introducir alimentos calientes o evitar abrir la puerta constantemente, también contribuyen al ahorro energético.
4. Revisa, limpia y prepara tu aire acondicionado o bomba de calor
En muchos hogares, los equipos de aire acondicionado funcionan como sistemas de calefacción durante el invierno gracias a sus bombas de calor. Aunque son más eficientes que los radiadores tradicionales, requieren un mantenimiento adecuado para ofrecer su máximo rendimiento.
La limpieza de filtros, rejillas y conductos es fundamental. Un filtro obstruido puede incrementar el consumo energético en más de un 20%, ya que obliga al equipo a trabajar con mayor potencia. También es recomendable revisar el estado de los sensores de temperatura y asegurarse de que no existan obstrucciones en la salida de aire.
La temperatura recomendada es 21 °C en modo calefacción. Según la IEA, bajar un solo grado puede reducir el gasto energético alrededor de un 7%, una diferencia notable en los meses de mayor demanda.
5. El mantenimiento preventivo: la clave silenciosa del ahorro
Finalmente, la estrategia más eficaz para garantizar un invierno eficiente es el mantenimiento preventivo. Limpiar rejillas, revisar juntas, eliminar humedad acumulada y asegurarse de que los electrodomésticos estén correctamente nivelados puede evitar fallos y mejorar el rendimiento general.
Estas tareas, aunque sencillas, reducen el riesgo de averías, optimizan la eficiencia energética y pueden alargar considerablemente la vida útil del equipo. Además, una revisión periódica permite detectar problemas antes de que generen un consumo excesivo o daños costosos.