Las personas tienden a comer en exceso los alimentos ultraprocesados, lo que podría explicar su relación con la obesidad y el aumento de peso.
Pero, ¿por qué estos productos resultan tan difíciles de resistir?
Un posible vínculo con la adicción
Robert Califf, excomisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), sugirió en diciembre ante el Senado de Estados Unidos que estos alimentos “son probablemente adictivos” y que podrían actuar sobre las mismas vías cerebrales involucradas en la adicción a los opiáceos y otras drogas.
Aunque hace menos de una década esta idea era altamente controvertida, hoy en día ha ganado más aceptación en la comunidad científica. Ashley Gearhardt, investigadora de adicciones de la Universidad de Míchigan, recuerda en un artículo de The New York Times cómo en 2017 fue abucheada en una conferencia por sugerir que algunos alimentos ultraprocesados podrían tener efectos similares a las sustancias adictivas. Ahora, más investigadores consideran válida esta hipótesis. No obstante, el desafío sigue siendo demostrarlo científicamente.
El papel de la dopamina en la respuesta del cerebro
Un estudio reciente, el más grande de su tipo, intentó arrojar luz sobre este enigma. Investigadores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) midieron la respuesta del cerebro al consumo de un batido ultraprocesado rico en grasas.
Descubrieron que, si bien más de la mitad de los participantes experimentaron un pequeño aumento en los niveles de dopamina tras beberlo, el resto no mostró cambios significativos o incluso registró una disminución. En promedio, no se detectaron diferencias estadísticamente significativas en la liberación de este neurotransmisor antes y después del consumo.
Un grupo de personas podría ser más vulnerable
Estos resultados podrían indicar que los alimentos ultraprocesados no desencadenan un aumento de dopamina comparable al de las drogas adictivas. Sin embargo, los autores del estudio advierten que los escáneres PET utilizados para medir la dopamina pueden no ser lo suficientemente sensibles para detectar pequeños cambios.
Los investigadores también observaron un fenómeno intrigante: un grupo de “respondedores dopaminérgicos” que sí experimentaron aumentos de dopamina tras ingerir el batido. Estos individuos calificaron la bebida como más placentera y, en un experimento posterior, consumieron casi el doble de galletas en un almuerzo bufet en comparación con los demás participantes.
La controversia sobre el término “adictivo”
Este hallazgo concuerda con estudios previos sobre nicotina y opiáceos, según Gearhardt. Las personas que experimentan aumentos detectables de dopamina tras consumir una sustancia suelen encontrarla más placentera y desearla con mayor intensidad.
A pesar de estos descubrimientos, sigue existiendo controversia en torno al término “adictivo” cuando se habla de alimentos. Dana Small, neurocientífica de la Universidad McGill, explica que la atracción por los alimentos ricos en calorías, grasas y azúcares ha sido clave para la supervivencia humana, pero que en el mundo moderno, donde los alimentos ultraprocesados son accesibles y altamente comercializados, este mecanismo podría volverse contraproducente.
Evaluación conductual de la adicción a los alimentos
Por su parte, la neurocientífica Alexandra DiFeliceantonio sostiene que algunos de estos productos pueden considerarse adictivos, ya que están diseñados para estimular el sistema de recompensa del cerebro de manera amplificada, similar a las drogas. No obstante, advierte que los estudios cerebrales, como los escáneres PET, no pueden demostrar por sí solos si una sustancia es adictiva.
En la historia de la ciencia, la adicción a sustancias como la nicotina o los opiáceos no se demostró solo con estudios cerebrales, sino también observando el comportamiento humano. Según Gearhardt, el hecho de que muchas personas informen dificultad para reducir el consumo de alimentos ultraprocesados es un argumento poderoso a favor de su potencial adictivo. Una revisión de 2021 que evaluó a 19.000 personas encontró que el 14% cumplía los criterios de adicción a la comida.
Conclusión: ¿son adictivos los alimentos ultraprocesados?
Si bien la ciencia aún no ha dado una respuesta definitiva sobre si los alimentos ultraprocesados pueden clasificarse como adictivos, la acumulación de evidencia sugiere que estos productos pueden generar patrones de consumo compulsivo en ciertas personas.
Factores como la estimulación del sistema de recompensa del cerebro, la facilidad con la que pueden ingerirse y su alto contenido calórico podrían explicar por qué muchas personas tienen dificultades para moderar su consumo. Como concluye Gearhardt: “La gente quiere parar, pero no puede”.