Anna Sólyom: "Quizá usamos tanto el móvil porque anhelamos esas caricias que no recibimos de niños"
Entrevistamos a la terapeuta y autora del libro 'El perro que seguía las estrellas' para entender nuestras relaciones con las mascotas y conocernos un poco más
Anna Sólyom transmite paz. La joven terapeuta y escritora llega a la redacción de Consumidor Global únicamente ataviada con su último libro bajo el brazo, El perro que seguía las estrellas (Editorial Vr Europa, 2024), y una sonrisa afable.
Como Francisco Umbral en la célebre entrevista con Mercedes Milá, Sólyom ha venido a hablar de su libro, pero también de las relaciones y el enorme apego que se establece entre los humanos y sus mascotas, de la imperdonable cifra de abandonos de perros y gatos y de la dependencia del móvil, entre otras temáticas que guardan relación con su obra.
--¿Cómo resumiría en una frase su libro ‘El perro que seguía las estrellas’?
--Incluso en tiempos difíciles, el amor no conoce distancias, sólo barreras mentales.

--Una puede ser que es placentero cuidar y preocuparse por alguien. El afecto. En algunas cárceles realizan proyectos con perros porque ayudan a entender las relaciones interpersonales a través de este cuidado. Y otra enseñanza podría ser hay que disfrutar ahora. No podemos aplazar el dolor y tampoco tendríamos que aplazar la alegría, hay que disfrutar del momento.
--"¿Por qué siempre está tan pendiente de ese animal? ¡Es solo un perro!”, piensa uno de los personajes de su libro, al igual que mucha gente no comprende ese amor tan intenso y esas relaciones tan dependientes que establecen algunas personas por sus mascotas…
--Es similiar a la dependencia que se genera con los niños. Hay personas que dejan de hacer otras cosas y remodelan su vida alrededor de las necesidades de los niños, algo que es totalmente necesario. Pero eso no significa que una noche no puedas llamar a un canguro y salir con tu pareja para cuidar la relación. A veces, nos encerramos en relaciones con mascotas para evitar los retos que nos pone la vida. Las relaciones interpersonales requieren esfuerzo. Quizá las personas introvertidas sean más propensas a encerrarse porque se sienten más cómodas en una burbuja más reducida. Al mismo tiempo, lo que puede ser muy sano para una persona puede ser perjudicial para otra. Todo depende de cada persona, de cada animal y de su relación particular.

--¿Cómo podemos alcanzar un equilibrio que sea beneficioso para ambas partes?
--Hoy en día puedes ir con tu mascota a infinidad de sitios. El equilibrio está allí donde no hago daño a mi mascota con la vida que quiero llevar. Si viajo mucho, quizá sea mejor no tener una mascota. Si no voy a sacar al perro dos o tres veces al día, mejor no tener perro. Si quiero ir a todas partes con mi perro, es otro extremo. El equilibrio está allí donde podemos coexistir.
--La verdad es que nunca me había metido tan a fondo en la mente de un perro como con Roshi… ¿Cómo se ha inspirado para pensar como un perro?
--Mi editorial en Italia (Giunti) me ayudó a enfocar la voz del perro, y también he leído mucho sobre historias animales. El escritor austríaco Felix Salten, autor de Bambi, tiene un libro maravilloso titulado Perri donde los animales hablan. También hay un autor húngaro, István Fekete, que ha escrito muchas historias de animales con las que yo crecí, pero hablan como si fueran humanos. Roshi, en cambio, tiene la perspectiva de un perro. Es un perro, y un perro no va a pensar sobre cosas humanas, sino sobre cosas perrunas. Fue un juego divertido.
--'El perro que seguía las estrellas' está plagado de fábulas…
--Hace poco me preguntaron si lo recomendaría para una niña de 11 años y dije que no lo sabía. Depende de la niña, porque el libro trata dramas muy humanos de personas adultas. Aunque quizá un menor pueda comprender estos dramas e incluso le ayuden a pasar estos tiempos difíciles que nos ha tocado vivir.
--Es verdad. El libro toca temas duros, pero con una prosa muy amable…
--Mi misión era escribir de cosas duras, pero de una manera amable. Creo que ese cariño nos ayuda a procesar las cosas difíciles con más resiliencia. Sin machacarnos a nosotros mismos. La idea era hacer sentir bien al lector mientras se abrían puertas de transformación. Y también muestras que es posible cambiar, que es posible mejorar la situación. En esta historia es un perro el que ayuda a las personas.
--Un 'roshi' es un maestro en el budismo zen y su obra está llena de enseñanzas… ¿Es un libro de autoayuda?
--Podría ser. Aunque es más como una novela feelgood. Pero también podría ser de autoayuda, sí.
--¿Cómo cambian nuestras vidas los compañeros de cuatro patas?
--Quienes amamos a los peludos estamos condenados a vivir más duelos, porque ellos viven menos años. El libro trata de los duelos que no queremos pasar, que guardamos en nuestro interior. Al final, nos transformamos a través de estos dolores y el mundo también se transforma a nuestro alrededor.
--¿Cuán duradera es la huella que dejan las relaciones profundas que mantenemos con perros y gatos?
--Como la de una amistad humana. El amor no hace diferencias. Puedes decirte que no es un humano, pero, cuando hay interacción, cuando compartes tanto, cuando hay un apego recíproco tan profundo, hay personas que pasan un duelo y un luto muy profundo. Es así. Es muy difícil.

--¿Cómo se supera?
--Hay que sentir el dolor. Es lo único que nos ayuda a salir de ese pozo. La escritura, escribir una carta a ese ser querido, puede ayudarnos mucho. Escribir con el amor que guardas en el corazón, expresar lo que sientes, es una de las claves para dejar que las emociones no se queden encerradas y fluyan.
--Hoy vivimos en la era de la hiperconexión digital… ¿Hacen falta menos horas con el móvil y más cercanía y caricias?
--Estoy 100% de acuerdo. Me encanta como dices eso de más caricias y menos móviles. Absolutamente. Quizá utilizamos tanto los móviles porque tenemos un vacío dentro de nosotros que anhela esas caricias que quizá no recibimos de niños. En los últimos 15-20 años todo el mundo dice que los niños necesitan más conexión física.
--¿La conexión física y emocional es sanadora?
--Totalmente. Es muy sanador reconocer esos posos de vacío y llenarlos con contacto físico, con caricias, con comunidades de pertenencia. Nos sanamos en comunidad. La soledad es como un castillo. A veces, nos despertamos y vemos que hemos construido un castillo del que no podemos salir. Las comunidades nos pueden coger la mano y ayudarnos a sostenernos. Esto conecta con el proverbio africano que cito en el libro: ‘Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres ir lejos, ve acompañado’. En Occidente necesitamos desmontar esa ilusión del yo puedo con todo.
--El 34% de los españoles tiene algún problema de salud mental… ¿Algo tan sencillo como ayudar al prójimo puede ser una buena manera de curar nuestras propias heridas?
--Sí y no. Sí porque nos puede llenar mucho y nos hará sentir útiles, pero también puede convertirse en una respuesta people pleaser, que significa que siempre queremos complacer a los demás. Es una de las respuestas que desarrollamos frente a elementos traumáticos de la niñez. También es importante complacernos a nosotros mismos e incluirnos en ese círculo de ayudar a los demás. Es el equilibrio lo que nos va a ayudar.
--”No tengo dudas de que la casa está vacía. Lo sé porque ladro y lloriqueo, pero solo me responde el silencio”, piensa Roshi al inicio de su novela. ¿La soledad, cuando no es elegida, siempre es dañina?
--No creo que siempre sea dañina. Es dañina cuando la vivimos desde una perspectiva que nos daña. Cuando la historia que nos contamos a nosotros mismos sobre la experiencia que estamos viviendo nos daña. Pero también podemos sentirnos muy solos en una multitud...
--Durante la Navidad nos acordamos de los que ya no están y vivimos una montaña rusa de emociones que, a veces, puede ser difícil de gestionar. ¿Qué consejo le daría a un amigo para sobrellevar esta época del año?
--Desde mi experiencia, es más difícil encerrar las emociones que sentirlas. Requiere mucha más energía. Si este año he perdido a alguien de mi familia y hago como si no hubiera pasado nada, me sentiré fatal. Mi invitación es crear un espacio especial para esa persona o esa mascota, poner una vela y reconocer ese dolor que estoy pasando porque ya no está. Esto ayuda a aflojar el peso de la pérdida y ayuda a sentirse mejor con los demás.
--En Navidad se regalan muchas mascotas…
--Uno de los problemas es que regalamos cachorros, pero estos cachorros crecerán. Crecerán, comerán más, necesitarán jugar, morderán todo lo que está por casa… Puede aportar mucho, pero también puede dificultar tu vida. Es necesario estudiar qué tipo de perro necesita mi familia, cuáles conviven bien con niños pequeños… Hay muchas maneras de asesorarse para elegir bien, y esto puede salvar vidas. También puedes ir a la perrera a pasearlos. Puedes estar con gatos en algunos cafés. El impulso muchas veces sale bien, pero cuando no sale bien dañamos a un animal y eso queda en el subconsciente de la persona. Y, por supuesto, hay muchos perros que ya no son cachorritos y están esperando que alguien les acoja en casa.
--También es una de las épocas del año, junto con el verano, en que se abandonan más perros y gastos…
--Las familias se dan cuenta demasiado tarde de la enorme responsabilidad y dinero que requiere una mascota y se despiden de los animales de una manera muy desagradable. Tener una mascota es muy bello, pero también es una gran responsabilidad.

--En 2023 se abandonaron 286.682 animales de compañía (170.712 perros y 115.970 gatos) en España… ¿Esos 286.682 dueños deberían leer más que nadie ‘El perro que seguía las estrellas’?
--Sí, por favor. Lean sobre animales para comprender sus sentimientos y aprender a quererlos mejor.