La obesidad es una de las pocas enfermedades evidentes a simple vista, en la que los pacientes suelen sentir culpa al acudir al médico y, quizá, la única en la que muchos profesionales de la salud atribuyen la responsabilidad a quienes la padecen.
Es una de las principales preocupaciones de salud pública en la actualidad, afectando a millones de personas en todo el mundo y aumentando el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares. Su tratamiento requiere un enfoque integral y personalizado que combine hábitos saludables, apoyo profesional y, en algunos casos, opciones médicas avanzadas.
El papel clave de la alimentación y la educación nutricional
“Los hábitos alimentarios tienen una gran importancia en el tratamiento de la obesidad, ya que una alimentación adecuada y equilibrada con alimentos de calidad influye positivamente en la composición y salud corporal”, comentan la nutricionista de Quirón Salud, Laura García, a Consumidor Global.
Además, García destaca que “la educación nutricional es fundamental en el tratamiento de esta enfermedad, ya que permite a las personas desarrollar una relación saludable con la comida y adquirir herramientas para gestionar su alimentación de manera autónoma y sostenible".
Un error común al intentar perder peso
Uno de los errores más comunes al intentar perder peso es seguir dietas demasiado restrictivas y genéricas que no tienen en cuenta las necesidades individuales. García señala que “uno de los errores más comunes al intentar perder peso por cuenta propia es seguir una alimentación excesivamente restrictiva y deficiente en nutrientes, sin tener en cuenta las necesidades individuales”.
Esto puede generar “descontrol alimentario, aumentar la sensación de hambre y provocar pensamientos constantes sobre la comida”, lo que lleva al abandono de la dieta.
La importancia de la personalización
En este sentido, la especialista de Quirón Salud resalta la importancia de la personalización. “El éxito de una dieta personalizada, a diferencia de una estándar, se basa en su capacidad para adaptarse a las necesidades, preferencias y objetivos individuales, lo que la hace más sostenible y efectiva a largo plazo”, explica.
Estas dietas “consideran la edad, sexo, situación personal, nivel de actividad física y patologías”, garantizando un balance adecuado de nutrientes y facilitando la adherencia al plan nutricional.
La clave para el éxito
El tratamiento de la obesidad no debe abordarse de manera aislada. Un enfoque integral implica la colaboración de distintos especialistas, como nutricionistas, endocrinólogos, psicólogos y entrenadores físicos.
“El tratamiento de la obesidad debe abordarse de manera integral y personalizada, considerando en cada paciente los beneficios de una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio, junto con terapia conductual, tratamiento farmacológico, procedimientos endoscópicos y cirugía bariátrica”, explica García.
La importancia del ejercicio físico
El ejercicio es un pilar fundamental en cualquier plan de pérdida de peso. “La actividad física juega un papel fundamental en la pérdida de peso y en el mantenimiento de esta pérdida a largo plazo”, señala el especialista de Quirón Salud.
“En distintos estudios se ha concluido que no sólo ayuda a perder peso, sino que la combinación del ejercicio aeróbico (nadar, andar…) junto con entrenamiento guiado de fuerza resulta en una mayor reducción de la grasa corporal y un incremento (o mantenimiento) de la masa muscular”, añade.
Tratamientos médicos y farmacológicos
Para algunos pacientes, los cambios en la alimentación y el ejercicio por sí solos no son suficientes para lograr una pérdida de peso efectiva y sostenida. En estos casos, es necesario considerar tratamientos médicos adicionales. “Estos tratamientos están indicados para personas con un Índice de Masa Corporal (IMC) de 30 kg/m² o más, o de 27 kg/m² o más si presentan enfermedades asociadas como diabetes o hipertensión”, explica la nutricionista Anna Vila, de Quirón Salud. Además, pueden recomendarse cuando las estrategias convencionales han fallado, el control del apetito es insuficiente, se requiere preparación para una cirugía bariátrica o cuando esta última no es una opción viable.
Entre los fármacos más innovadores se encuentran los agonistas del GLP-1, como semaglutida y tirzepatida, que “reducen el apetito y mejoran el control metabólico”. Otros medicamentos como “naltrexona/bupropión, que modula el deseo de comer, y fentermina/topiramato, que actúa como supresor del apetito”, también han mostrado buenos resultados. “En cuanto a seguridad, los más utilizados (GLP-1) tienen efectos adversos leves como náuseas y estreñimiento, aunque pueden aumentar el riesgo de pancreatitis o problemas gastrointestinales graves en casos raros”, advierte.
Procedimientos endoscópicos para la obesidad
Cuando la pérdida de peso no se logra solo con cambios en el estilo de vida, los tratamientos endoscópicos pueden ser una opción eficaz y menos invasiva que la cirugía bariátrica. “Los más utilizados son el balón intragástrico y la endorreducción gástrica mediante las diferentes técnicas de sutura”, explica Vila. “El balón intragástrico es una prótesis temporal que ocupa espacio en el estómago para reducir la ingesta, con una duración de 6-12 meses. La endorreducción gástrica consiste en suturas endoscópicas que reducen el volumen gástrico de forma permanente, imitando los efectos de una cirugía bariátrica, pero sin incisiones”, detalla.
Estos procedimientos requieren un compromiso con cambios en el estilo de vida para lograr resultados sostenibles. “Los pacientes pueden esperar una pérdida de peso de entre el 10% y el 20% del peso inicial en 6-12 meses, dependiendo del procedimiento y su adherencia a cambios en el estilo de vida”, aclara la experta.
Prevención de recaídas y mantenimiento del peso perdido
Uno de los mayores desafíos tras la pérdida de peso es evitar la recuperación. “Prevenir las recaídas de peso es uno de los grandes desafíos de la actualidad”, destaca Anna Vila.
“Para prevenir esta situación hay tres puntos clave: asistir regularmente a las visitas de seguimiento con los profesionales de la salud; establecer metas, planes de contingencia e identificar emociones o situaciones que dificultan el seguimiento de las pautas; y finalmente, el manejo del estrés, ya que se ha visto que aquellas personas que practican técnicas de manejo del estrés y de las emociones como la meditación tienen menos probabilidades de recaer en hábitos poco saludables”, subraya.
Expectativas realistas
El éxito a largo plazo depende de mantener hábitos alimenticios saludables y actividad física regular. “Estos procedimientos no sustituyen la cirugía bariátrica en casos de obesidad severa, pero son una opción menos invasiva con resultados sostenibles si se siguen las recomendaciones médicas”, apunta la nutricionista de Quirón Salud. “Además, la aparición de nuevos fármacos para la pérdida de peso potencia los resultados cuando se utilizan de manera concomitante, favoreciendo una reducción más significativa y sostenida del peso corporal”, añade.
El tratamiento de la obesidad no tiene una solución única, sino que requiere un enfoque personalizado y multidisciplinario. Con el apoyo adecuado y estrategias efectivas, es posible alcanzar y mantener un peso saludable de forma sostenible y mejorar significativamente la calidad de vida.