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YogaOne, el centro 'fitness' que exige a sus socios dar la huella dactilar

Una exclienta del club asegura que no le dejaron otra alternativa si quería apuntarse a este centro, lo que es una irregularidad

Ana Siles

Una chica practica Yoga en un centro similar al de YogaOne / PIXABAY

La huella dactilar se está consolidando como uno de los sistemas de acceso más utilizados en numerosos establecimientos. Sin embargo, esto puede terminar pasando factura y de las caras. 

YogaOne es una cadena fitness que pertenece a los gimnasios DiR. Cuenta con establecimientos por toda España pero, al igual que su compañía matriz, se encuentra en el punto de mira por pedir la huella dactilar para acceder a sus instalaciones. Así lo asegura a Consumidor Global Ángela Sánchez, una exsocia del centro. 

La huella dactilar, requisito indispensable 

YogaOne La Milagrosa es el centro referido por Sánchez. La afectada ha señalado a este club, ubicado en la avenida Paralelo de Barcelona, tras apuntarse el pasado mes de diciembre. "Todo me pareció correcto hasta que me dijeron que para acceder había que dar la huella dactilar", relata la clienta

"Pero si hay una pulsera para entrar, ¿por qué tengo que dar mi huella dactilar? ¿qué pasa si no la quiero dar?", reclamó la usuaria al personal de recepción. La respuesta que obtuvo fue clara y concisa: tenía que ceder su dato biométrico, además de usar la pulsera magnética para entrar en el centro. "Si alguna vez te roban, es la forma de que no accedan por ti", se excusó el trabajador de YogaOne. 

"Es ilícito"

Juan Rubén de la Cruz, abogado de Legálitas, afirma a Consumidor Global que "es ilícito que te obliguen a dar la huella dactilar". Y es que el artículo 9 del Reglamento Europeo 2016/279 prohíbe el tratamiento de datos biométricos salvo que el interesado dé su consentimiento. 

Ahora bien, "la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) dice que esa aprobación no es válida si la empresa no facilita otras alternativas de acceso, ya que se considera excesivo", argumenta el jurista.

Minimización de datos

A esta prohibición, hay que añadir el principio de minimización de datos, recogido en el artículo 5.1.C del citado reglamento europeo. Un apartado que establece que "los datos personales serán adecuados, pertinentes y limitados a lo necesario en relación con los fines para los que son tratados". 

Varias personas en una clase de yoga / FREEPIK

"Así que el principio de la minimización de los datos junto con la prohibición hace que YogaOne necesariamente tenga que facilitar alternativas de acceso. No pueden hacer aquello de 'o me facilitas la huella dactilar o no te inscribo'. Lo que sí pueden hacer es 'si tú quieres, me facilitas la huella dactilar pero también puedes acceder con unas tarjetas magnéticas, un carnet…'", explica De la Cruz. 

¿Qué pasa con la huella cuando el cliente se da de baja?

Ángela Sánchez se ha dado de baja hace unas semanas en el centro de YogaOne. Fue entonces cuando le surgió la duda de qué pasaría con su huella dactilar, registrada en el sistema, una vez que anulase la cuota. 

En estos casos, "hay que ejercer los derechos de acceso, para saber qué datos tienen tuyos; oposición, para que no traten tus datos y, por último, cancelación", explica De la Cruz. Unos derechos que tiene que ejercer el cliente y, normalmente, basta con un correo electrónico y una acreditación de la identidad. 

Dos chicas hacen estiramientos durante una clase de yoga / PEXELS

Una sanción de hasta 300.000 euros

En todo caso, pedir la huella dactilar puede pasar factura a las empresas. Existen antecedentes que así lo demuestran: la multa de 27.000 euros a los gimnasios Metropolitan o la de 200.000 euros al Burgos Club de Fútbol, ambas interpuestas por la AEPD. 

Así pues, YogaOne podría hacer frente a una multa de hasta 300.000 euros, según explica el abogado basándose en el reglamento de la AEPD. Consumidor Global ha contactado con YogaOne La Milagrosa para aclarar esta situación pero, al término de este reportaje, no ha obtenido respuesta.