La papada es una de esas zonas del rostro que más suele preocupar, y lo cierto es que puede aparecer por varios motivos. No siempre se trata sólo de ganar peso. De hecho, hay personas que la tienen y son delgadas.
También influyen factores como la genética, la edad, que provoca pérdida de elasticidad en la piel, o incluso la postura, ya que pasar demasiado tiempo con la cabeza inclinada hacia el móvil favorece su formación. En definitiva, la papada es algo totalmente natural, pero también una de las principales razones por las que muchas personas buscan trucos para estilizar su cuello y recuperar la firmeza del contorno facial. De ahí el éxito del mewing.
Lo que comenzó como una curiosidad en redes sociales, hoy se ha convertido en toda una tendencia estética. El mewing promete perfilar el rostro y reducir la papada sin necesidad de tratamientos médicos ni bisturí, algo que ha despertado el interés de miles de personas en todo el mundo, incluidas algunas de las mujeres más admiradas de Hollywood.
'Mewing': el truco viral de las 'celebrities' para decir adiós a la papada
Aunque los especialistas recuerdan que la papada es completamente natural —una pequeña acumulación de grasa que todos tenemos bajo el mentón—, lo cierto es que para muchos representa un motivo de inseguridad.
De hecho, una investigación publicada en Dermatologic Surgery en 2019 reveló que incluso un ligero exceso en esta zona podía relacionarse con menor autoestima y descontento con la propia imagen. No sorprende, entonces, que la búsqueda de soluciones rápidas y no invasivas esté en auge. Y ahí es donde entra en juego el famoso mewing.
¿Qué es exactamente el 'mewing'?
Se trata de una técnica sencilla que consiste en corregir la postura facial colocando la lengua en una posición muy específica: apoyada en el paladar, justo detrás de los dientes superiores, y manteniéndola ahí el mayor tiempo posible durante el día. Con ello se busca fortalecer los músculos de la mandíbula, mejorar la alineación dental y hasta favorecer una postura más erguida de cabeza y cuello.
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El término se inspira en el apellido del ortodoncista británico John Mew, que desarrolló este método dentro de la llamada ortotropía, un enfoque que apuesta por guiar el crecimiento natural del rostro sin necesidad de intervenciones quirúrgicas.
Cómo practicar el 'mewing' paso a paso
Además de la posición de la lengua, el mewing pone el foco en otros hábitos: respirar por la nariz en lugar de por la boca, mantener los dientes suavemente juntos (sin apretar) y cuidar la postura corporal para evitar que la cabeza se incline hacia adelante. Además, puedes combinar la técnica con ejercicios faciales o estiramientos de cuello para potenciar los resultados.
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Coloca la lengua en el paladar: No solo la punta, sino toda la superficie, desde la parte delantera hasta la posterior.
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Mantén la constancia: Procura sostener esta posición siempre que puedas, ya sea trabajando, caminando o incluso viendo una serie.
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Respira por la nariz: La respiración oral puede alterar la postura facial, así que apuesta por inhalar y exhalar con la nariz.
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Boca cerrada, dientes en contacto suave: Nada de apretar la mandíbula.
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Cuida la postura general: Espalda recta, cuello alineado y barbilla paralela al suelo.
¿El truco funciona de verdad para estirar el cuello?
El mewing no está exento de polémica. Algunos expertos advierten que, si se practica de forma incorrecta o con excesiva tensión, puede provocar molestias musculares o problemas en la articulación mandibular. Por eso, antes de lanzarse de lleno, conviene informarse bien o consultar con un especialista.
Lo que sí es innegable es que ha conquistado a más de una famosa. Figuras como Bella Hadid o Angelina Jolie lo utilizan como truco para posar frente a las cámaras con un cuello más definido y libre de papada. Incluso actrices españolas como Ana Milán han confesado que recurren a esta postura en las fotos.
En definitiva, el mewing se ha convertido en ese pequeño secreto de belleza que, con constancia, puede ayudarte a afinar el rostro y sentirte más segura delante del espejo o de la cámara. ¿Lo mejor? No requiere más que un poco de disciplina y ningún paso por quirófano.