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¿Adiós a Nissan? La marca japonesa despedirá a 20.000 empleados y cerrará siete de sus plantas

Los recortes afectarán a trabajadores directos, indirectos y contratistas externos en áreas tan diversas como fabricación, investigación y desarrollo (I+D), marketing y administración

Ana Carrasco González

El presidente y director ejecutivo de Nissan Motor Corporation, Iván Espinosa / FRANCK ROBICHON - EFE

Nissan Motor pisa el pedal del recorte. La firma nipona ha confirmado esta semana un tijeretazo monumental al despedir hasta 20.000 empleados –nada menos que el 15% de su plantilla global– y clausurar hasta siete plantas de producción entre los ejercicios fiscales de 2024 y 2027. Es el giro más drástico en años dentro del plan de recuperación que la compañía lanzó tras varios ejercicios a medio gas.

Los recortes, según ha detallado Nissan, afectarán a trabajadores directos, indirectos y contratistas externos en áreas tan diversas como fabricación, investigación y desarrollo (I+D), marketing y administración. El rediseño interno no se limita a despedir, también implica una poda quirúrgica de estructuras y sedes. De las 17 fábricas actuales, solo sobrevivirán diez en 2027.

Más rentabilidad con menos volumen 

Entre las decisiones más llamativas está la cancelación de la planta de baterías de fosfato de hierro y litio en Kyushu, Japón, un proyecto que había sido presentado como parte del viraje ecológico de la compañía. Nissan también acelerará reformas laborales, recortará turnos y rebajará inversiones en capital fijo. ¿La meta? Ahorrar 500.000 millones de yenes (más de 3.000 millones de euros) en costes fijos y variables.

Vista aérea de la planta de Nissan / EP

El presidente y CEO de Nissan, Iván Espinosa, lo ha dicho sin rodeos. “Debemos priorizar la superación personal con mayor urgencia y rapidez, buscando una rentabilidad que dependa menos del volumen”. Una declaración que, traducida del lenguaje corporativo, significa: menos coches, menos gente, más margen.

España, en el limbo del silencio

En cuanto al impacto en España, la dirección guarda silencio. O al menos no confirma ni desmiente nada. Desde Nissan aseguran a Europa Press que “no tienen ninguna confirmación” sobre si las plantas españolas (en Ávila y Los Corrales de Buelna, Cantabria) entrarán en la lista de sacrificios.

Eso sí, el fantasma del cierre de Barcelona sigue flotando como una advertencia dolorosa. En 2021, Nissan bajó la persiana de sus tres plantas en la ciudad condal, poniendo fin a más de cuatro décadas de producción en Cataluña. El golpe fue demoledor; 3.000 empleos directos y hasta 25.000 indirectos desaparecieron de un plumazo, junto con buena parte del músculo industrial de la automoción en la región.

El adiós al “plan B”

La tormenta no amaina en el consejo de dirección de Nissan. En febrero, la compañía vio cómo se deshacía su último salvavidas; una posible fusión con Honda y Mitsubishi que habría creado el tercer gigante automovilístico del planeta, valorado en más de 60.000 millones de dólares. 

El plan se vino abajo cuando Honda exigió quedarse con el timón del nuevo conglomerado, algo que Nissan no estaba dispuesta a conceder.

El futuro de Nissan

Nissan, que lleva años tratando de sacudirse las secuelas del escándalo Ghosn y la presión de una industria que electrifica más rápido de lo que las fábricas pueden adaptarse, ahora apuesta por la austeridad como tabla de salvación. Pero el precio será alto. Y, como suele pasar, lo pagarán primero los trabajadores.

Lo que está claro es que la compañía ya no quiere competir por volumen, sino por eficiencia. Una estrategia defensiva en un mercado que devora a los rezagados sin piedad. El futuro de Nissan no está escrito, pero sí redibujado. Y una pregunta flotando en el aire: ¿Adiós a Nissan?